Melanie Griffith y su vida 10 años después de separarse de Banderas: una mansión de estilo español cerca de su hija Dakota, retiros en plena naturaleza y la compañía de su inseparable amiga Jamie Lee Curtis

Melanie Griffith vivió desde que nació en un mundo de estrellas en la meca del cine, pero a sus 66 años ha decidido alejarse del ritmo frenético de Hollywood para llevar una vida más tranquila haciendo lo que le apetece y sintiéndose más libre que nunca en Los Ángeles. La que fuera mujer de Antonio Banderas durante casi dos décadas dio un giro a su vida tras su separación a mediados de 2014 y casi una década después Melanie Griffith podría estar sin duda en su mejor momento personal.

Melanie Griffith apareció hace unos días con los brazos vendados.

Hija de la actriz Tippi Hedren y del publicista Peter Griffith, Melanie ha pasado por numerosos momentos complicados a lo largo de sus 66 años y eso le ha hecho ver la vida desde una nueva perspectiva. El último bache en el camino lo tuvo en el verano de 2018 después de que le diagnosticaran unos meses antes un carcinoma de piel en la nariz por el que tuvo que ser intervenida. “Vendada otra vez después de la dermoabrasión, el paso final para curar las últimas células del cáncer de piel que ya se habían eliminado. Si alguno de vosotros lo tiene, curáoslo. Si tomáis el sol, mucho sol, protegeos. Usad pantalla solar. Id al dermatólogo y pedid cita para que os revisen”, escribía entonces en sus redes junto a una fotografía en la que aparecía con una gran tirita sobre su nariz.

Hace solo unos días, Melanie Griffith asistía a la presentación de Flamin Hot en Los Ángeles y allí lucía una especie de vendas en sus antebrazos, algo que hizo que volvieran a saltar las alarmas sobre algún supuesto problema en su piel. De hecho, en las últimas fotografías que ha subido a su Instagram siempre aparece cubriendo sus antebrazos con una especie de guantes negros.

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Adiós a los recuerdos con Banderas

Ya hace años que la actriz dijo adiós a sus problemas con las adicciones y comenzó a llevar una vida más saludable. Los suyos, sobre todo sus tres hijos (Alexander Bauer, Dakota Johnson y Stella del Carmen) y su madre, que cumple 94 años el 19 de enero, han sido y siguen siendo su gran orgullo y su mejor apoyo. En 2015, la actriz y el que había sido su marido durante casi 20 años decidieron poner a la venta su mansión en Hancock Park, un elegante barrio residencial que data de los años 20 lleno de casas de estilo Tudor en Los Ángeles.

Se trataba de una espectacular vivienda construida en 1925 por el magnate Isidor Eisner y diseñada por el arquitecto británico Gordon Kaufmann que tenía siete habitaciones, 10 baños un salón con dos pisos, biblioteca y hasta un estudio de grabación. Melanie y Antonio la habían comprado en 1999 y en 2015 la vendieron por unos 14 millones de euros.

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Vive con su madre muy cerca de su hija Dakota

Tras la separación, la protagonista de Armas de mujer alquiló una preciosa vivienda en el área de Outpost Estates, zona residencial de Hollywood Hills en la que hay unas 450 casas y que limita con avenidas tan famosas como Mulholland Drive, Franklin Avenue, Hollywood Heights y Hollywood Bowl. Cuatro años después de esa venta, Melanie Griffith quiso también desprenderse de la casa que había sido su refugio en Aspen y donde junto Banderas había vivido decenas de navidades en familia. La casa, situada a tres mil metros de altura, contaba con seis dormitorios, cinco baños y unas impresionantes vistas sobre las cumbres de Hayden Peak y Pyramid Peak.

Después de esas dos ventas, Melanie Griffith decidía hace casi cinco años adquirir una nueva mansión. Según Variety, la actriz compró por unos 3,7 millones una preciosa casa de estilo español y tres dormitorios cerca de Sunset Strip, una de las avenidas más conocidas de Los Ángeles por ser el lugar en el que residen muchos actores de Hollywood. La calle, por ejemplo, pasa por distritos tan conocidos como Beverly Hills o Bel-Air, dos de las zonas residenciales más lujosas de la ciudad. Además de los dormitorios, la casa tiene un precioso salón con chimenea y un enorme jardín con piscina y spa. Sin duda, uno de los motivos que llevó a Melanie a adquirir esta vivienda es que además está situada a tan solo 10 minutos de la casa en la que vive su hija Dakota Johnson en Hollywood Hills. Es habitual ver por la zona a la actriz ir al gimnasio o a tomar café vestida de manera informal.

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Una familia muy unida

En su nuevo hogar, la actriz vive con su madre, a la que adora y de la que disfruta en el día a día. A Melanie le encanta pasar tiempo en casa con sus hijos y allí suele celebrar sus cumpleaños y navidades. Además de sus tres hijos, en casa de la actriz es habitual ver también al resto de hijos de Don Johnson. Hace solo unos días, Stella Banderas felicitaba con un tierno post a Grace Johnson, hija de Don y su última mujer Kelly Johnson. El actor tiene otro hijo, Jesse Johnson, el mayor y fruto de su relación con la actriz Patti D’Arbanville, y otros dos más con Kelly, Deacon y Jasper. Toda la familia (incluido Don) suele reunirse en casa de Melanie en ocasiones especiales.

Para Melanie, sus hijos son todo en el mundo y muestra su orgullo de madre siempre que puede. “Un documental increíblemente interesante narrado y producido por mi talentosa hija Dakota, es emocionante, fascinante y relevante. Brava Dakota y @teatime.pictures. ¡Estoy tan orgullosa de ti! @dakotajohnson”, escribía hace unas semanas sobre el lanzamiento de The Disappearance of Shere Hite, una película documental dirigida por Nicole Newnham y narrada por su hija.

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“¡Feliz cumpleaños mi bella Stella! Desde el día en que naciste, has traído mucho amor, compasión y alegría a nuestra familia y al mundo. Te amo con todo mi corazón. Es un honor para mí ser tu mamá. ♥️♥️♥️”, escribía en septiembre para felicitar a su hija Stella por su 27º cumpleaños.

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Íntima de Jamie-Lee Curtis

El círculo más cercano a Melanie Griffith está formado también por otras grandes estrellas de Hollywood. Una de sus grandes aliadas es Jamie Lee Curtis, con la que mantiene una estrecha amistad desde hace décadas. “¡¡Celebrando el premio de la Academia ♥️ @jamieleecurtis !! ¡Ese será tu apodo a partir de ahora! Actriz, autora, productora, directora, filántropa, madre, hija, esposa, novia, hermana, amiga, oyente, participante, voz, mujer de negocios, mala, cariñosa, comprensiva, con un sentido del humor perversamente maravilloso y humilde. Sí, lo sé, ¡definitivamente adoro desde hace 40 años a la Sra. Curtis! Ella realmente es todo corazón. ♥️♥️♥️♥️♥️♥️”, posteaba Melanie con orgullo de amiga el año pasado después de que Jamie se alzara con el Oscar a mejor actriz de reparto.

Las dos amigas comparten comidas en Beverly Hills y ambas han estado muy implicadas en la huelga de actores que ha tenido en vilo a la industria del cine americana en los últimos meses. “¿Qué maravillosa es mi amiga @jamieleecurtis? Ella es verdaderamente Todo, en todas partes, todo a la vez. Me encantan nuestras comidas juntas, nuestras conversaciones que abarcan toda la gama de la vida y el amor y evocan risas, lágrimas y recuerdos preciosos. Brindo por ti Jamie!! Te quiero hasta la luna y más allá. ♥️♥️♥️”, expresaba Melanie sobre su amiga.

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Además de Curtis, entre las grandes amigas de Melanie se encuentran Eva Longoria y Demi Moore. También pasa tiempo con Michael Coste, relaciones públicas de clientes y firmas de lujo, y con la diseñadora de joyas y fragancias Loree Rodkin. Con ellos la hemos visto disfrutando de unas exclusivas vacaciones por el Mediterráneo a bordo de un espectacular yate.

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Retiros saludables y playas de ensueño

El mar es uno de los lugares a los que a Melanie Griffith le gusta escaparse para desconectar del ruido de Los Ángeles. Estas navidades ha disfrutado de unos días en Puerto Vallarta, en México, donde ha lucido una espléndida figura en la playa. Pero si hay un país que le gusta a la actriz ese es España. Aunque lejos quedan sus veraneos en la casa marbellí de Antonio Banderas, Melanie siempre lleva en el recuerdo los años que pasó en nuestro país junto a su hoy exmarido y su hija Stella del Carmen. Además de las playas del sur, a Griffith le encantaba la Semana Santa malagueña y aún hoy, cada año, recuerda lo especial que fueron para ella esos momentos siguiendo las procesiones del Cautivo en la ciudad del actor.

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“El Cautivo ♥️🙏🏻♥️ Durante los 19 años que estuve casada con Antonio, una de las muchas experiencias extraordinarias que nos brindó a mí y a los niños fue nuestra introducción y posterior amor por la Semana Santa. Es una tradición muy antigua, que es muy hermosa. Durante la Semana Santa más de un centenar de tronos que representan a Cristo y la Virgen María recorren las calles de Málaga. Todos los días y noches desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. Es una semana mágica y mística. Muchas personas siguen detrás de estos tronos en su viaje, que a veces dura 8 horas”, recordaba en 2023.

“Cuando vi al Cautivo por primera vez me conmovió hasta las lágrimas. Lo considero una experiencia espiritual. Él es magnífico. Representa al Cristo que ha sido capturado. En camino a la cruz. Así que durante muchos años tuve el privilegio de ser una de las 30.000 personas que lo siguen en su recorrido por la ciudad. Envío mucho amor a mi familia y amigos en España. ¡Viva el Cautivo! ¡Viva España! Gracias y amor @antoniobanderas ⭐️”, añadía junto a varias fotografías de la procesión. De hecho, en su perfil de Instagram tiene un destacado con imágenes del Cautivo.

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Además de esos viajes a la playa, a Melanie Griffith le gusta llevar a cabo retiros saludables en plena naturaleza. En 2022 celebró su 65º cumpleaños viajando a Austria junto a la presentadora británica y ganadora de dos Premios Emmy Carly Steel y la también actriz Rebel Wilson. Las tres amigas pasaron unos días en Vivamayr, un resort rodeado de montañas en el que se practica la Medicina Moderna Mayr, basada en los diagnósticos y terapias del doctor F.X. Mayr para cuidar el cuerpo y la mente con medicina holística que ayuda a corregir malos hábitos alimenticios.

Laca, hombreras y un toque latino: el inconfundible estilo de Melanie Griffith, que celebra su 65º cumpleaños

Destinada a ser actriz, aunque en un principio no le atraía la profesión, *Con el agua al cuello* (Stuart Rosenberg, 1975, en la que compartía cartel con Paul Newman) la situó en el disparadero de las estrellas. Su belleza, su naturalidad y ese *sex-appeal* que le colocaron desde bien pronto (tenía solo 18 años) hicieron que todo Hollywood se fijara en su talento. Por aquel entonces Melanie llevaba el pelo corto, apenas maquillaje y ninguna joya. Lo primero se mantendría como una de sus señas de identidad, lo segundo estaba a punto de cambiar.

Durante toda su vida, Melanie se ha sentido un poco como una princesa con mucha prisa por hacerse mayor. Desde que comenzó a hacer películas el *star-system* desplegó para ella una alfombra roja, algo que ella siempre se tomó muy en serio. No importaba si se trataba de una gala de cine que ella iba vestida como todas aquellas mujeres ricas (Ivana Trump la primera) con las que coincidía en galas benéficas y en los primeros años 80 adoptó todas aquellas señas de identidad: **la laca, el cardado, los collares grandes, el terciopelo, la corsetería, las medias de cristal, las hombreras anchas, los zapatos en punta, el encaje granate, el devoré, el chal, las pieles, los moños altos**. Melanie se ponía encima años, estatus y glamour al mismo tiempo.

La película *Armas de Mujer* (Mike Nichols, 1988) la catapultó al estrellato y Melanie -que para entonces era uno de los mitos eróticos de la década- abrazó los códigos del estilo de la *power woman*: americanas masculinas, hombreras anchas y marcadísimas, pantalones de vestir, zapato plano. Dejó crecer un poco su melena y la ahuecó hasta nuevos límites. Aunque Melanie no ha sido nunca una fanática de la moda, su sentido de la estética siempre ha reforzado su imagen. Quería dejar de ser el icono de la rubia cañón, así que en sus apariciones públicas comenzó a vestir más masculina y en su boda sorpresa con Don Johnson (en 1972, de arrebato, en una capilla de Las Vegas, sin sus familias y con el taxista como testigo) llevó unos vaqueros.

“Como en los cuentos, ha tenido que superar todo tipo de calamidades hasta encontrar a su príncipe. Los fracasos amorosos y la adicción al alcohol y a las drogas han sido las madrastras de su historia. La pócima secreta, la de siempre: **el amor**, palabra que la actriz lleva tatuada en la nuca”, escribía Nuria Labari en *Vanity Fair*.  Tras tres bodas (la de los vaqueros con Don Johnson, otra con Steve Bauer y una última con Don Johnson de nuevo), Melanie conoció a **Antonio Banderas** en el rodaje de *Too Much* (Fernando Trueba, 1995). La chispa saltó y Melanie continuó escribiendo su papel como la eterna princesa de América, ahora enamorada de un español, algo que definiría su imagen en los siguientes años. Melanie había explotado ya el *power suit* e iniciaba una nueva etapa estética.

Vestido fucsia satinado, un bonito volante delantero, corte al biés: Melanie hacía propios los códigos latinos en la presentación de *Desperado* en Los Ángeles, en 1995.

Uno de nuestros géneros favoritos es el de Melanie en España: a lo largo de sus casi 20 años de matrimonio con Antonio Banderas visitó Málaga y Marbella en muchas ocasiones, y se entregó a la causa: mantilla en Semana Santa, vestido de flamenca -ella y su hija Stella-, en agosto del año 2000.

Los años pasan, las tendencias van y vienen, la moda rompe esquemas y crea unos nuevos pero Melanie era siempre fiel a algunas piezas que identificaban a las “grandes señoras” de los 80 y 90 en Nueva York y Miami: los vestidos, siempre con medias de cristal; los zapatos, acabados en punta; los looks de gala, coronados con un chal a juego; y, los bolsitos de mano también a conjunto y sin logo visible.

De acuerdo, era la *première* de *La Máscara del Zorro* (1998), película en la que la protagonista (Catherine Zeta Jones) lleva faldas con enaguas y blusas con corsé, pero lo cierto es que el vestido rojo tornasolado que llevó Melanie aquella noche de julio (con su silueta encorsetada, un escote barco y el detalle de los infinitos botones delanteros) era, en realidad, uno de sus básicos de alfombra roja.

Melanie siempre llevó la melena ahuecada, los labios muy rojos y su amor (por Antonio Banderas) tatuado en la piel. Fue una de las primeras *celebrities* en lucir uno tan grande y tan visible en las alfombras rojas, y puso de moda un gesto (el de sellar con tinta un amor) que sigue siendo tendencia. Como no podía ser de otra forma, su tatuaje era todo lo *kitsch* y todo lo cándido que era, también, la propia Melanie.

Poco a poco pero de manera evidente, con el nuevo siglo Melanie comenzó a adoptar un estilo cada vez más juvenil. Dejó un poco apartado el look de gran señora millonaria y comenzó a vestir prendas más desenfadadas, estampados más frescos, colores animados y peinados menos abultados. Pero no fue hasta que cumplió los 50 cuando impulsó esta gran transformación: Melanie viste (y parece) más joven según pasan los años.

Con el pelo suelto en ondas deshechas y un vestido con un impresionante escote en la espalda, Versace obró en su estilo lo que solo esta firma italiana es capaz de hacer. En la fiesta *Vanity Fair* de 2005, tras la ceremonia de los Oscar, Melanie era la misma pero más joven, más atrevida y más segura.

Puedes sacar a la chica del vestido, pero no el vestido de la chica. A pesar de esta transformación, en algunos grandes eventos (como los Goya de 2012) Melanie seguía poniéndose su uniforme de gala favorito: laca, hombros importantes, tejidos brillantes y pesados, y grandes joyas. No quiso desvelar el nombre de la firma que lo diseñaba pero sí se supo que lo había comprado ella misma en una tienda de Beverly Hills.

De su madre heredó un sentido de la elegancia *old Hollywood*, de su hija ha aprendido los códigos de un estilo más moderno. Con un vestido fiel a su esencia (ese escote corazón y esas mangas son puro Melanie), clavó el mejor look que podría haber llevado en los Oscar de 2015.

Con los años Melanie ha aprendido a relajar su estilo sin diluir su personalidad. Sigue llevando escotes, sigue llevando grandes joyas y sigue llevando moños, pero ahora lo hace apostando por una imagen más natural.

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