La advertencia de Javier Milei sobre una hiperinflación “latente” en la economía suscita preguntas acerca de cuán lejos se ubica la Argentina del fenómeno económico que afectó al país en el bienio 1989-1990 con escaladas de precios superiores al 3.000% anual.
En el raid de entrevistas que brindó tras el triunfo electoral sobre Sergio Massa, el presidente electo remarcó que su principal objetivo es “evitar una hiperinflación” en el corto plazo. A su juicio, el desarme de las Leliqs del Banco Central en manos de bancos comerciales es la base del programa para eludir el sendero de descontrol inflacionario.
La advertencia de Javier Milei sobre la hiperinflación
Las letras de liquidez son títulos del BCRA a 28 días destinados exclusivamente a las entidades bancarias y pagan una tasa efectiva anual (TEA) de 253%. En la actualidad, el stock de este instrumento alcanza los $23 billones o el 11% del Producto Interno Bruto (PIB). De esta manera, la autoridad monetaria absorbe los pesos en circulación y evita que se vuelquen en la calle, lo que presionaría sobre el tipo de cambio y los precios.
En búsqueda de alternativas para desarmar esa “bomba”, Milei recurrió a Luis “Toto” Caputo, ex ministro de Finanzas y ex titular del Central, para armar una ingeniería financiera que permita salir del laberinto monetario sin una explosión del valor de los productos y servicios que consumen los argentinos.
Caputo es uno de los candidatos para ocupar el Ministerio de Economía a partir del 10 de diciembre y baraja dos alternativas: un crédito financiero de USD 15.000 millones y un intercambio de las Leliqs por bonos del Tesoro con tasas menores y plazos de pago mayores.
Ante ese panorama, el próximo jefe de Estado vislumbra un riesgo de caer en una hiperinflación que, desde su óptica, “está plantada”. En tal sentido, el líder de La Libertad Avanza pronosticó que en caso de no aplicar un ajuste de shock de las cuentas públicas, “nos vamos a la híper, 95% de pobres y 70-80% de indigentes”.
Javier Milei
¿Hay chances de ingresar en una hiperinflación?
Una hiperinflación se produce cuando la caída de la demanda de dinero cae de forma abrupta y la ciudadanía repudia la moneda nacional, en este caso el peso. Ese proceso acelera la velocidad de circulación de los billetes y espiraliza el aumento de precios a niveles altísimos, con remarcaciones diarias.
Los libros de macroeconomía explican que una nación experimenta este fenómeno cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) medido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) supera el 50% mensual. El mayor pico de la historia vernácula se registró en 1989 con un salto anual de 3.079,5%.
En una ronda de consultas con PERFIL, economistas de distintos pelajes coincidieron en que el camino hacia un abismo hiperinflacionario no es inexorable y puede eludirse con un programa de estabilización que incluya aristas fiscales y monetarias en un marco de credibilidad.
Para el director de Economía de Fundar, Guido Zack, consideró que el primer paso es fijar el rumbo hacia “la consolidación fiscal que lleve el déficit a un nivel financiable e incluso a un equilibrio” con la finalidad de que “el BCRA ya no financie más al Tesoro”.
A la vez, Zack sumó la corrección de los precios relativos, que hoy están “sumamente desalineados”, como el tipo de cambio oficial, las tarifas de los servicios públicos y todos aquellos productos y servicios que estén congelados por decisión del Gobierno.
No obstante, el economista advirtió que un plan exitoso para estabilizar la economía “posiblemente acelere la inflación en los primeros meses”. “Esta aceleración afectará a los ingresos de la población y, por lo tanto, debería venir con dos tipos de medidas: la política de ingresos para evitar el traspaso a precios y cortar la inercia inflacionaria y reforzar el sistema de protección social para que los costos de la estabilización no afecten a las familias que menos tienen”, señaló.
A su turno, el economista senior de Emipiria, Matías De Luca, subrayó que, de momento, el cepo cambiario encorsetó una eventual hiperinflación y, en consecuencia, una salida abrupta de las restricciones a la compra de moneda extranjera podría detonar una escalada de precios.
їCГіmo evitar la hiper? “Darle una salida prolija al tema de las Leliqs para que esa masa de pesos no corra contra el dГіlar. En segunda instancia, que el BCRA vaya recuperando reservas. Y en tercer lugar, plantear una salida progresiva del cepo. Pero antes, tienen que estar ordenadas las cuentas fiscales de modo que todo el plan sea creíble”, juzgó De Luca.
Banco Central foto
Por su parte, la directora de la consultora C&T, María Castiglioni Cotter, avizoró un problema de magnitud con el comportamiento de los precios ya que “hay una dinámica que se acentuó últimamente con las medidas que anunció el ministro de Economía de ampliación del déficit fiscal producto de más gasto y reducción de ingresos”. “Eso implica que la única manera de financiarlo era con emisión monetaria, una cantidad de inyección de pesos adicionales a la economía”, acotó.
Como sus colegas, Castiglioni Cotter recalcó la importancia de balizar el camino hacia el equilibrio de las cuentas fiscales tanto a nivel primario como financiero, ordenar los precios regulados por el Estado y, en simultáneo, “atacar el problema de las Leliqs” para que los pesos retenidos por los bancos no ejerzan presión sobre el tipo de cambio.
“Ese proceso va a ser más virtuoso cuanto mayor sea la credibilidad del Gobierno y el énfasis que ponga en ajustar las cuentas públicas. Eso minimizaría el impacto inflacionario que, de todas maneras, iba a existir aunque no se hiciera a fondo, ganase quien ganase, porque los desequilibrios que se venían acumulando eran insostenibles”, aseveró.
Bajo la perspectiva del director ejecutivo de Libertad y Progreso, Aldo Abram, “estamos en una situación que puede derivar en un estallido hiperinflacionario pero todavía se lo puede evitar”. “Últimamente, la maquinita de hacer pesos estuvo al rojo vivo para financiar los excesos del gasto. Eso estaba haciendo que se desplome el valor del poder adquisitivo. La gente se defendió dejando de demandar pesos”.
Siguiendo esa línea argumental, Abram adelantó que si a partir del 10 de diciembre se pone en marcha un esquema de estabilización, “recién se observaría una baja de la inflación hacia mitad de año si se hizo todo bien. El primer semestre va a ser duro”.
Por otro lado, el directivo de Grupo Hacer Pablo Tigani sostuvo que “hasta el momento se pudo evitar una hiperinflación que debió haber estallado a mediados del año 2018 cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) salió en ayuda de Argentina y le desembolsó USD 45.000 millones”.
“Se viene postergando en la medida que se va obteniendo crédito. La licuación de los pasivos pagando tasa por debajo de la inflación y de la devaluación fueron licuando las Leliqs, la idea original de Martín Guzmán”, agregó acerca de la estrategia económica de los primeros años del gobierno del Frente de Todos.
En tanto, Tigani manifestó que Javier Milei “podría aplicar un intento de plan de estabilización después que genere un gran shock inicial” que consistiría en la liberación de las variables macroeconómicas. A su juicio, ese cambio derivaría en “una llamarada inflacionaria” y no descartó la posibilidad concreta de una hiper.
Los desafíos del plan para evitar la hiperinflación
Los especialistas consultados por este medio coincidieron en que la aplicación de un programa de ajuste de las variables macroeconómicas para evitar un destino hiperinflacionario a priori implicará una aceleración inicial de los precios debido al descongelamiento de los regulados.
A propósito de este tema, fuentes del sector privado indicaron que aproximadamente un 40% del IPC está bajo el paraguas de acuerdo de precios y otros directamente atrasados como el dólar oficial. De esta manera, sugieren que no se puede estabilizar sin alinear los precios en un punto de equilibrio.
El propio Milei anticipó que la implementación de su programa económico hará probable “que tengamos que soportar seis meses duros” y consignó que llevar la tasa de inflación al promedio mundial demorará entre “18 y 24” meses.
Antes de llegar a ese horizonte, el presidente electo se verá obligado a sortear un campo minado en el que un paso en falso puede derivar en una desplome de la demanda de pesos, un vendaval de precios subsiguiente y la acechante hiperinflación.
MFN / ED
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