Sandra Rojo: “Pinto desde la emoción, transmitiendo un sentimiento de amabilidad”

Sandra Rojo (Madrid, 39 años) vive para y por el arte, su carrera profesional siempre ha transcurrido entre pinceles, bocetos de diseño e imaginación. Tras darse al conocer, al público más mayoritario, creando piezas para la joyería Suarez, ahora conquista las salas de exposiciones. Lo primero que te encuentras, al traspasar el umbral de su casa, es un gran caballete con uno de los lienzos en los que está trabajando. Lo segundo, una moto en mitad del salón. Solo ella podría tener una disposición así de ecléctica. La artista presenta, el 26 de abril, A cualquier otra parte, su primera exposición individual en la galería madrileña Utopia Parkway. Un paso en su carrera profesional que vive como si fuese su presentación en sociedad. “Con lo que me gusta Jane Austen, me siento como si fuese por primera vez a un baile” nos explica.

Sandra Rojo, en su casa.

Rojo rompió la tradición familiar, siempre ligada al mundo del Derecho, para seguir su pasión: la moda. “Por parte de mi madre, son una eminencia en este sector”. Su determinación la condujo hasta el London College of Fashion. “Tenía muy claro que quería estudiar allí. Si no me aceptaban era una señal y me dedicaría a la abogacía”. Siendo la única de su círculo cercano que ha optado por este camino, es fácil preguntarse de dónde viene esta vena artística: “Mi abuelo, por la rama paterna, se dedicaba al cine como mi padre, que también ha trabajado mucho en publicidad. De hecho, fue parte del equipo de los que hicieron los efectos especiales de La historia interminable. Creo que aquí hay una carga genética brutal”.

*Alex todo ha cambiado mucho,* de Sandra Rojo.

Tras ocho años estudiando en Londres, una época que ha influido en su estilo, regresó a España para trabajar en Loewe. “Sin ese background de moda probablemente el resultado sería otro, mis cuadros no tendrían nada que ver”. La constante en sus proyectos ha sido siempre: “El arte y la moda, que van muy de la mano. Se nota cuando lo ves. Por qué Hockney lleva un pantalón verde, pero un jersey rojo, un calcetín blanco y un mocasín negro, cada uno de estos personajes está superestudiado. Son elementos que cierran el círculo”.

*Portrait of an artist,* de Sandra Rojo.

Poco después fue descubierta por la joyería Suarez. “Benito me quería entrevistar porque estaba buscando una persona que diseñase a mano y como a mí lo que me gustaba era pintar y dibujar esa fue mi vuelta a la pintura”. Cerca de trece años llenos de joyas, diseños y colaboraciones con artistas y escritores como Antonio Muñoz Molina. “Cuando le conocí ya me gustaba su obra, pero tras coincidir con él, me gustó incluso más. Es muy curioso porque creo que esto siempre pasa cuando conoces a la persona detrás del artista, o le amas más, o le acabas odiando. Antonio es una persona maravillosa”. La diseñadora elaboró una línea inspirada en la novela El invierno en Lisboa, desarrollando una colección de joyas llenas de movimiento que reflejaban ese ambiente de Jazz y, sobre todo, una representación de Lucrecia. “La protagonista es una femme fatale, quería que mis diseños reflejasen su mundo, el humo, el sonido, todo”.

*Siempre nos quedará Magritte*, de Sandra Rojo.

Después de esta época, en la que Rojo asegura que fue “maravillosa”, decidió convertirse en freelance para dedicarse a tiempo completo a la pintura. “Al principio me dio un poco de cosa, llevaba 23 años sin usar el pincel”. Finalmente se lanzó a la piscina y participó en su primera exposición colectiva, dentro de la factoría de arte Lucha de Gigantes, dedicada a retratos, de influencias pop, relevantes en la cultura española. “Ahí es cuando pinté a Almodóvar”.

“La espalda siempre me ha parecido súper evocadora, no conocer todo de una persona. Luego también me intriga muchísimo cómo hay personas a las que no hace falta verles la cara para reconocerles. Lo de Pedro surge un poco así, porque tiene este pelo tan característico. Me parece que es muy romántico y es lo que quiero seguir explorando de momento”. Rojo reflexiona sobre otra de las constantes de su estilo que aparece en el cuadro Un sueño sobre Pedro: “Siempre he estado obsesionada con el cielo de Madrid, tenía mil carpetas con fotos de las nubes, del azul, con más luz, con menos… Por lo que pensé que era el momento perfecto para esta situación onírica”. Fue en esa primera muestra cuando Lola Crespo, directora de la galería Utopia Parkway, contactó con Sandra ofreciéndole hacer una individual. “Pensé que era una situación surrealista”.

*Juanito y Mouton de Llanne*, de Sandra Rojo

“Gracias a dios, toco madera, de momento no he tenido ningún bloqueo, pero creo que soy una persona que bebe de todo”. Asegura que podría pasarse 16 horas hablando de todo lo que le inspira. “Desde una hoja en el suelo hasta mi hijo Juan jugando y la sombra que proyecta. Me pueden salir cosas mejores que otras o que haya proyectos en los que me haga más ilusión participar, aunque no vayan tanto conmigo y me luzca menos”, pero nada frena su creatividad. Se siente afortunada de que su carrera profesional ha ido bien: “Hice moda y se me dio superbien. En Suarez creo que hicimos un combo perfecto, porque al final el saber hacer de la joyería es único y la materia prima insuperable, por mi parte pude aportar una visión más conceptual”. La artista tiene claro que en el caso de un bloqueo, la solución sería viajar para conocer diferentes culturas, abrir su mente, sentarse consigo misma y averiguar cuál es su concepto.

Reconoce que su fuente máxima de inspiración son sus hijos: Valeria y Juan. Asegura que ser madre es lo más vocacional que tiene en su vida, además del arte.  “Una de las mejores cosas que me ha dado la pintura es que puedo gestionar mi tiempo. Ahora puedo levantarme por la noche o a las seis de la mañana y luego ir a recoger a mis hijos del colegio y llevarlos a extraescolares”. El tándem ha sido un éxito. “No sabía cuál iba a ser ni el resultado ni la recepción, al final, son los cuadros que han arrasado. De hecho, Lola, mi galerista, ha puesto el cuadro de Valeria, de portada del catálogo y como invitación. Ha sido una muy buena noticia”.

*Val frente a Butzer,* de Sandra Rojo.

Rojo apuesta por la honestidad y se desnuda emocionalmente en todos sus cuadros. “Todo lo que he hecho, tanto en joyería, en moda o ahora pintando es desde la emoción y trasmitiendo un sentimiento de amabilidad. Quiero que sea un arte fácil de ver y que acompañe a las personas en su día a día”. Infatigable, ya está organizando la siguiente exhibición, aun faltando días para la inauguración de A cualquier otra parte. La galería Nuno Sacramento, en Aveiro (Portugal), será la siguiente sede de su obra. De ahí, viajará a Asía y a Chicago. “Al futuro solo le pido que siga así”, ríe la pintora.

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