El rooftop más alto de Barcelona está en un hotel de lujo que también cuenta con uno de los restaurantes asiáticos más famosos de todo el mundo
Barcelona es preciosa la mires por donde la mires. Miras desde el Parque Güell hacia abajo, preciosa. Miras desde la Sagrada Familia hacia arriba (esquivando la grúa), preciosa. Miras desde Colón hacia adentro, preciosa. Miras desde el Gótic hacia afuera, preciosa. Pero es que hay un punto donde todas esas preciosidades están a la vista. A vista de pájaro y de foodie, porque estamos hablando no solo del rooftop más alto de la ciudad como dice el titular, sino de uno de las terrazas en las que mejor se come, se bebe y se vuelve a comer. Y si seguimos la descripción en modo zoom inverso, esta azotea es solo la punta del iceberg de un proyecto hotelero y hostelero de los que redefinen las coordenadas de una gran ciudad como Barcelona.
Pero vamos por partes. O más bien por plantas. Por las plantas, tachán, del Nobu Hotel Barcelona, uno de los cinco estrellas más nuevos de la Ciudad Condal, ubicado a pocos metros de la estación de Sants, y cuyo nombre es imposible separar del célebre restaurante asiático que conquistó el mundo desde Nueva York de la mano de Robert De Niro.
Señor Nobu, señor De Niro, querido lector de Esquire, subamos a la planta 25.
Arquitectura natural, tradición japonesa y modernismo catalán se dan la mano en este espacio diseñado por el estudio AvroKO que funciona como oasis flotante en el cielo barcelonés. La azotea está llena de detalles (un jardín japonés por aquí, unos azulejos de Kawara por allá) en los que te fijas un buen rato después de haber accedido, porque lo primero es Barcelona. Montjuïc, el Tibidabo, el puerto, la Sagrada Familia… todos los atractivos de la ciudad reclaman la atención del visitante durante esa primera e inevitable vuelta 360º que deja sin respiración.
Nobu Barcelona
Recomendamos hacer el recorrido ya con un cóctel en mano, tanto si has subido de día, al atardecer o de noche (no te retrases mucho porque, como casi todo en Barcelona, cierra a medianoche). Se puede acceder desde las 10 de la mañana, para que lo tengas en cuenta si quieres hacer uso de la pequeña pero gustosísima piscina, pero cuando realmente se anima es con la caída del sol. Sobre esa hora empieza el momento DJ y se llenan las mesas para cenar. Si eres asiduo a los rooftops, sabrás que el apartado gastro suele ser tirando a básico, pero desde luego no es el caso. Cuando bajemos dos plantas lo comprenderás mejor, pero digamos que lo se cuece en la 23, en el celebérrimo restaurante Nobu, se filtra hacia la azotea en forma de platos frescos y tremendamente apetecibles, con toque japo y también local, que funcionan perfectamente para una cena de picoteo elevado, en todos los sentidos. Te recomendamos el tartar de salmón con salsa tamari de miel e hijiki, la cecina de wagyu y unas croquetas de bacalao (ay, bacalao, luego vamos contigo) negro con salsa de shiso de morirse. Después de cenar (y de algún otro cóctel, porque caerá), ya puedes jugar a identificar monumentos de la ciudad con la iluminación nocturna… Nosotros seguimos el recorrido.
Señor De Niro, señor Nobu, planta 23, por favor.
Nobu Barcelona Restaurante
Es una historia mil veces contada, pero es que es Historia de la gastronomía reciente. Te lo cuento como si fuera el tráiler de una película: estamos en Los Ángeles, en 1987. Roland Joffé, director de películas como La misión, invita a unos amigos a cenar a su restaurante favorito del momento, un japonés que ha montado el chef Matsuhisa Nobuyuki, Nobu para los amigos como Roland. Entre los invitados está un tal Robert De Niro. Flipa con lo bueno que está todo. El chef sale a saludar a los ilustres comensales (aunque ni los conoce porque en su vida ha visto mucho más sushi que cine), y el señor De Niro le dice al señor Nobu que si alguna vez se plantea abrir un restaurante en Nueva York, le llame. Le llamó. Y aquí estamos más de 30 años, más de 50 restaurantes y más de 20 hoteles después. Y otros 20 más que van a abrir en poco tiempo, Madrid incluido. Pero esa es otra historia (que contaremos en Esquire, obviamente).
a piece of food with a straw
Si os parece dejamos descansar al señor Nobu y al señor De Niro y nos bajamos nosotros también a una de las 259 habitaciones de este hotel situado, como decíamos al principio, a solo unos pasos de la estación de Sants. Una de los sellos principales de esta cadena de hoteles es que no hacen réplicas, sino que cada sede se adapta a su ubicación y a las necesidades del potencial cliente. Así que, aparte de la fabulosa oferta gastro, esa ubicación lo define también como un hotel perfecto tanto para turistas como para personas que viajan a Barcelona por trabajo: se ahorran un transfer y ganan una experiencia de lujo, porque este cinco estrellas sigue al pie de la letra la filosofía Nobu de servir hospitalidad y calidad.
Nobu Barcelona
En Barcelona, junto a la estación de tren, se da una combinación perfecta entre funcionalidad y lujo silencioso. Las habitaciones se dejan abrazar por las vistas de la ciudad y apuestan por una decoración de aires nipones y materiales nobles, con predominio de la madera y el detalle minimalista. Acogedor es poco. El titular se lo lleva la bañera de madera con vistas a la Sagrada Familia, claro, pero la letra pequeña se hace grande al describir la comodidad de las camas o la delicadeza de los paneles decorativos del salón de las suites.
Nobu Barcelona habitaciones
Ya solo nos falta bajar a la planta cero, con su preciosa recepción y otro restaurante, el Kozara, perfecto para una comida más ligera y con una coqueta terraza a pie de calle. Perdón, hay que bajar más para completar la experiencia de relajación en un bonito spa con piscina, sauna y sala de vapor, donde además puedes reservar un tratamiento de masaje, facial o lo que te pida el cuerpo.
Nobu Barcelona Spa
PD: El cuerpo te va a pedir volver, ya te lo advertimos.