El bueno, el malo y el sabio: la mejor lección del premiado actor y director Clint Eastwood a los 93 años

Clint Eastwood cruzó con éxito todas las facetas del cine, desde actor a director, y los roles que asumió siempre tuvieron la fuerza de su talento ya fuera como el héroe o el personaje más odiable de la pantalla. La Academia le concedió cuatro Premios Oscar, pero más allá de los honores su actuación en una lista de películas entrañables le reservan un altar en las preferencias históricas del séptimo arte: desde El bueno, el malo y el feo, Río Místico y Cartas de Iwo Jima, pasando por Harry el sucio, Los imperdonables y Los puentes de Madison, hasta One million dólar baby y El gran Torino, entre tantas otras famosas cintas.

Con todo, una de sus últimas apariciones públicas, hace pocas semanas, produjo atención e impacto en la industria del cine y especialmente en los fans de su notable trayectoria. Eastwood cumplirá 94 años el próximo 31 de mayo y ahora sus afanes están concentrados en la dirección de la que–según anunció- sería su última película. Se trata de Juror #2 (El jurado), con Toni Colette y Nicholas Hoult de protagonistas. Como siempre, su temática es profunda: se relaciona con un miembro del jurado en un juicio por asesinato que toma conciencia de que pudo haber causado la muerte de la víctima y se debate con el dilema moral de manipular al jurado para salvarse o revelar la verdad.

El astro del cine y la investigadora.

La sabiduría de Clint

El entrañable intérprete de Robert Kincaid en la romántica Los puentes de Madison asistió hace dos semanas a un evento de conferencias organizado por la conservacionista Jane Goodall en la ciudad Carmel by the Sea, donde Clint fue alcalde durante dos años (1986-1988). “Razones para la esperanza” era el tema de la charla de la célebre etóloga inglesa Jane Goodall sobre primates organizado por la investigadora que, de paso, es Mensajera de la paz de la Organización de las Naciones Unidas, además de amiga de la estrella de Hollywood.

Eastwood llegó al Sunset Center vestido como un vecino cualquiera y se instaló en la primera fila, luciendo una camisa a cuadros, pantalones grises y zapatillas deportivas. Si su sola presencia llama la atención del público en cualquier parte, esta vez se hizo más notoria por su cabello despeinado y las huellas de los 94 años a cuestas reflejados en sus movimientos.

Un asistente con ínfulas de paparazzi no se resistió a mencionarlo en su posteo: “Fui a ver a Jane Goodall hablar en Carmel. A sus 90 años es una verdadera santa. Compartió las lecciones de la vida con los simios y su pasión por proteger el planeta. Hablando con Jane aquí está un Clint Eastwood muy desaliñado”, escribió Fred G. en su red social.

Más allá de la anécdota, el artista nunca ha sublimado la juventud ni renegado de la vejez e, incluso, en una entrevista con el diario El País en 2020 dejó una reflexión marcada a fuego: “Mi secreto es el mismo desde que en 1959 hice “Rawhide”: mantenerme ocupado. Nunca dejo que el viejo entre en casa”, filosofó entonces como consejo de vida.