Muere la actriz Pamela Salem, Moneypenny en ‘James Bond’

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El mundo del cine está de luto tras el fallecimiento de la actriz Pamela Salem, conocida especialmente por su papel de Miss Moneypenny en una de las películas de la saga sobre el agente secreto británico James Bond. La intérprete dio vida a la asistente en Nunca digas nunca jamás, al lado del reconocido Sean Connery.

Salem, nacida en la India, murió con 80 el pasado jueves en su casa de Surfside (Florida), por causas que todavía se desconocen. La actriz estaba viuda del también intérprete Michael O’Hagan, quien falleció en 2017 a los 77 años.

“Estamos completamente desconsolados al confirmar el fallecimiento de nuestra querida amiga y colega, Pamela Salem”, escribían en su cuenta de Twitter (ahora X) desde la productora Big Finish para comunicar su muerte.

Aunque salir al lado de un actor de la talla de Sean Connery en una de las cintas más recordadas de la historia le dio fama mundial, la intérprete pasó también por otros trabajos con apariciones en Doctor Who, Urgencias, Cinco en familia o El ala oeste, o Atraco y asalto a un tren.

Las reacciones

“Pamela Salem era encantadora y todos la amábamos. Cada vez que tenía una grabación, aparecía en el estudio sin llamar la atención cargada de las más cálidas sonrisas, los mayores abrazos y, a menudo, regalos. Era una persona muy amable, siempre preocupada por todos, desde sus compañeros de reparto hasta el equipo de producción, los actores invitados y los visitantes”, recuerda David Richardson, productor de Salem en Big Finish.

Para su compañera Karen Gledhill: “Pamela fue la actriz más amable y generosa con la que he trabajado. En los años 80, me guio a través de una experiencia maravillosa pero un poco desalentadora. Nos hicimos amigas y cada vez que nos encontrábamos siempre estábamos encantadas de vernos. Una mujer única, cuyo talento y profesionalidad brillaban como la estrella que era; qué privilegio haber trabajado con ella”.

“Cada vez que Pamela entraba al estudio traía consigo el sol de Florida. Ella fue una gran compañía, siempre sonriendo, con tanto entusiasmo por las pequeñas cosas de la vida que nos traen alegría a todos, como pasear a tu perro por la playa. Tenía muchos dones, pero su superpoder era su capacidad de restaurar por sí sola la fe en la naturaleza humana”, dice el director Ken Bentley.