Neuroplasticidad

Para la ciencia del derecho, al tener como máxima que el ser humano pueda lograr una correcta y adecuada convivencia entre sí y con ello hacer posible y funcional la vida en sociedad, el estudio, comprensión y configuración del comportamiento de los individuos que integran las masas es de la mayor y suma importancia.

El cambio y transformación permanentes están presentes en todos los ámbitos de la naturaleza, en el ser humano y desde luego en la sociedad, vista como un ente autónomo.

La edad de los individuos, los cambios culturales, tecnológicos, sociales, económicos, ideológicos y políticos que experimentan las sociedades suelen superar y dejar tras de sí a muchas de las personas que las integran, quienes se quedan de manera atemporal en los usos y costumbres con los que fueron formados en su juventud temprana.

De ahí que sea de invaluable importancia la capacidad de adaptación a las nuevas realidades, el desaprender para volver a reaprender.

La “neuroplasticidad”, también conocida como plasticidad cerebral, es el proceso de aprendizaje neurobiológico consistente en la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas realidades.

De acuerdo a la doctora Marie Bedos, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Juriquilla de la UNAM, el cerebro tiene la capacidad para reorganizar la forma en que pensamos y actuamos a lo largo de nuestra vida, generando nuevas redes neuronales en función de los eventos, experiencias o aprendizajes adquiridos.

Se trata de un proceso continuo en el que el cerebro cambia y se adapta a nuevas situaciones y estímulos. Esto, independiente de la edad de la persona, pues está presente en todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la edad adulta.

La neuroplasticidad consolida vínculos neuronales ya existentes, permite adaptarnos y evolucionar. Es bidireccional; es decir, puede ser positiva o negativa, dependiendo del estímulo, por lo que, con la adquisición del conocimiento de cómo aplicarlo de manera correcta podemos adquirir nuevas habilidades y reforzar las que tenemos. Es importante saber que si no se estimula el cerebro, las conexiones neuronales se acaban perdiendo. Por eso, es sustancial que este órgano reciba estímulos para ejercitar el aprendizaje y fortalecer la memoria.

De acuerdo a esta experta, los cambios en las redes neuronales y sinapsis se dan por ejemplo cuando aprendemos un nuevo idioma, a tocar un instrumento o algo tan básico como cuando cambiamos de domicilio y debemos aprender nuevas rutas de transporte, familiarizarnos con la nueva ubicación y con los sitios aledaños.

El proceso de neuroplasticidad provoca conexiones neuronales en respuesta a información proveniente tanto de experiencias ambientales como de estimulación sensorial.

La buena noticia y que resulta de especial relevancia para la ciencia jurídica, es que la neuroplasticidad se puede moldear de manera consciente para adquirir nuevas capacidades, desarrollo humano, procesos de aprendizaje, mejora en las capacidades cognitivas y comunicaciones más eficientes, lo que sin duda traería consigo una mejora general en la convivencia e interacción de las personas en la sociedad.

En definitiva, la neuroplasticidad, como la capacidad que tiene nuestro cerebro de recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones, juega un papel preponderante en la capacidad de mejoramiento continuo de los individuos, lo que resulta de vital importancia para la supervivencia, crecimiento y correcto desarrollo de toda sociedad, haciendo así que su estudio tenga un papel protagónico central en la ciencia del derecho.

Como siempre un placer saludarlo esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!

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