La historia del mexicano que viajó en el Titanic

Mucho se habla del barco inhundible, pero poco sobre el mexicano que viajó en el Titanic y cómo es que fue parte de uno de los episodios más caballerescos de la historia. 

A más de 110 años del hundimiento del barco (que se consideraba el más lujoso de su tiempo) les vamos a contar la historia del mexicano que viajó en el Titanic y cómo es que dio su vida por la vida de otros. 

Manuel Uruchurtu Ramírez, el mexicano que viajó en el Titanic

Sabemos que el barco más grande de 1912 era como la ONU, donde había de todas las nacionalidades, pero es extraño que solo un mexicano viajara en el fatídico barco y es que no era cualquiera, era un destacado político de su tiempo y muy cercano al presidente Porfirio Díaz. 

La historia de Manuel empieza en Hermosillo, Sonora, donde nació en 1872. A los 21 años y después de haber hecho carrera como abogado, empezó su trayectoria política que lo llevaría a la ciudad de México como diputado Federal en varias ocasiones. 

Con 6 hijos y 38 años de edad, el diputado emprendió un viaje de trabajo por Europa, que incluiría una parada en París para visitar al expresidente de México Porfirio Díaz, que se encontraba en el exilio. Cuando tenía que regresar a México, se le ofreció un boleto de primera en el trasatlántico.

Como todos sabemos, el 15 de abril de 1912, el barco se hundió con más de 1200 personas, incluyendo al caballeroso Uruchurtu.

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El acto heroico de Manuel a bordo del Titanic

Decimos que es caballeroso, porque de acuerdo con la historia, él ya se encontraba en un bote salvavidas, pero escuchó a una mujer rogar por auxilio, ya que viajaba con su hija. Al escuchar esto, decidió ceder su lugar y que la mujer se salvara.

El nombre de la ella era Elizabeth Ramell Nye quien, a solicitud de Uruchurtu, viajó a la ciudad de México para hablar con su familia y relatar todo lo que había pasado esa terrible noche, o al menos eso es lo que dice la gente en Sonora. Desafortunadamente, no hay registros de que lo haya hecho y así cumplir la última voluntad del sonorense.

Si son fanáticos de las historias del Titanic, pueden visitar la casa de Manuel en Hermosillo, que ahora es la sede de la Sociedad Sonorense de Historia.