Es cada vez más probable que las bombas perdidas en las guerras mundiales exploten, afirman los científicos

Una gran bomba aérea excavada en Aalen, Alemania, en 2022.

Una bomba de 2 toneladas excavada en Aalen, Alemania, en 2022.

Las municiones vivas de la Primera y la Segunda Guerra Mundial tienen más probabilidades de detonar a medida que envejecen, según un nuevo estudio publicado en Sociedad Real de Ciencia Abierta.

“Las municiones se están deteriorando continuamente, lo que resulta en la liberación de materiales peligrosos en el medio ambiente, lo que potencialmente plantea riesgos ambientales y sociales”, afirman los investigadores. escribió. “Además, a medida que los explosivos se deterioran con el tiempo, a menudo como resultado de condiciones de almacenamiento inferiores o la presencia de factores no deseados como la humedad y ciertos metales, las municiones pueden volverse cada vez más sensibles a estímulos externos y susceptibles a una detonación accidental”.

El equipo estudió los amatoles, combinaciones explosivas de TNT y nitrato de amonio, extraídas de municiones históricas en Noruega. Los amatoles se cocinaron por primera vez en 1915 , cuando el Reino Unido se encontró con escasez de proyectiles de artillería durante la Primera Guerra Mundial. Durante varias décadas, durante la Segunda Guerra Mundial, Amatols se utilizaron como un sustituto conveniente del TNT puro en explosivos.

La munición recuperada en Noruega estaba activa, es decir, lista para explotar, y fue encontrada durante operaciones de eliminación de municiones explosivas diseñadas para evitar eso mismo. . Todos los artefactos estudiados por el equipo fueron producidos antes de mayo de 1945 y de fabricación alemana.

Para probar la sensibilidad de las bombas, el equipo utilizó un dispositivo llamado aparato de martillo de caída. El artilugio es básicamente lo que parece: Se lanzan masas sobre una sustancia explosiva para determinar la cantidad de fuerza que se requiere para catalizar una reacción.

Proyectiles HE alemanes de 88 mm que contienen Amatol y estudiados por el equipo reciente.

Sorprendentemente, la artillería era al por mayor más sensible a la detonación hoy de lo que habría sido cuando se arrojó. En el caso de una combinación explosiva (denominada “sustancia B” en la investigación), el explosivo fue cuatro veces más sensible de lo esperado.

El equipo no pudo determinar qué hizo que las municiones fueran más sensibles unos 80 años después de su lanzamiento. Puede ser la formación de sales. que sensibilizan la mezcla, postularon, o la contaminación del Amatol con metales con los sustancias en contacto en el suelo. Puede que simplemente se deba a que las bombas están perdiendo integridad estructural al permanecer en el suelo durante décadas.

Las bombas cada vez más sensibles en el suelo son un problema en toda Europa y, francamente, en todos los lugares donde se han lanzado bombas. En Alemania, más de Anualmente se encuentran 2.000 toneladas de municiones, y en el Reino Unido, miles de objetos explosivos se encuentran y tratan de forma segura cada año. En Italia, se encuentran unas60.000 piezas de municiones sin explotar cada año, según Atlas Obscura. Y en Bélgica, excavando reliquias explosivas de la Primera Guerra Mundial sigue siendo una lucha diaria. En general, hay millones de toneladas de artefactos explosivos olvidados hace mucho tiempo, estimó el equipo.

Además, incluso las municiones no perturbadas filtran compuestos tóxicos en el suelo a medida que se deteriora, escribió el equipo, lo que plantea un problema ecológico único y desconcertante.

El equipo enfatizó la importancia de sacar la histórica artillería del suelo y de tener aún más cuidado del habitual para hacerlo. . Después de todo, nadie quiere ser el receptor de una bomba particularmente sensible.

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