Los jóvenes se interesan cada vez más en política, según el Barómetro de las Américas

Los jóvenes manifestaron más apoyo a la protesta que los adultos en la encuesta. La manifestación es considerada un acción política.

Partidos Políticos

Los jóvenes se interesan cada vez más en política, según el Barómetro de las Américas

Los jóvenes del país no son apolíticos, pero buscan escenarios diferentes al voto y los partidos.

Natalia Tamayo Gaviria

Las manifestaciones en 2018, 2019 y 2021 en Colombia, en las que mayoritariamente salieron los jóvenes a marchar, demostraron un interés patente de esta población por incidir en política a través del ejercicio del derecho a la movilización. Pese a que en el último año no se ha visto el nivel de convocatoria de los períodos mencionados, la protesta sigue siendo una herramienta apoyada por los jóvenes (18-29 años), quienes, a su vez, están presentando más interés en la política que los mayores de 29 años. Sin embargo, están saliendo menos a las urnas.

Estas miradas (apoyo a la protesta, interés en la política y baja participación electoral) no se deben ver y analizar por separado. El informe del Barómetro de Las Américas: Pulso de la democracia en Colombia 2023 –presentado a principios de abril– mostró que mientras los jóvenes participaron menos en las elecciones de 2022, con un 51 por ciento, los adultos lo hicieron en un 66 por ciento. En contraste, la población entre 18 y 29 años manifestó más interés en la política (29 por ciento) que el grupo no joven (22 por ciento) y apoyó más la protesta en un 53 por ciento en comparación con 44 por ciento arrojado por las personas mayores. “Tradicionalmente se ha creído que la participación política de la ciudadanía se reduce a salir a votar el día de las elecciones. Sin embargo, para los jóvenes salir a marchar y agruparse en organizaciones con demandas específicas, bien sea religiosas, deportivas o culturales, son también una herramienta para ejercer sus politicidades, es decir, su acción política”, explica Martha Lucía Gutiérrez Bonilla, directora del Observatorio Javeriano de la Juventud.

“Tradicionalmente se ha creído que la participación política de la ciudadanía se reduce a salir a votar el día de las elecciones. Sin embargo, para los jóvenes salir a marchar y agruparse en organizaciones con demandas específicas, bien sea religiosas, deportivas o culturales, son también una herramienta para ejercer sus politicidades, es decir, su acción política”

Según el informe, los jóvenes pertenecen menos a partidos o movimientos políticos y comités o juntas de mejoras para la comunidad que los mayores de 29 años, con un 15 y 22 por ciento frente a un 20 y 33 por ciento, y tienen más presencia en organizaciones juveniles, deportivas y culturales, con un 40 por ciento frente a un 33 por ciento. ​ Los autores del informe y expertos insisten en que no hay que minimizar la experiencia política de pertenecer a grupos que no tienen la etiqueta política. “La participación cívica de los jóvenes no se da a través de formas tradicionales, sino de actividades culturales, artísticas, incluso lúdicas, que tienen connotación política como lo tienen las formas tradicionales que conocemos”, agrega Miguel García Sánchez, profesor y codirector del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, que elaboró el reporte para el Barómetro. “Tampoco la participación es exclusiva para quienes militan en partidos o movimientos políticos”, complementa Gutiérrez Bonilla. Hay quienes han dado el salto de la protesta y la organización juvenil a la política electoral. El profesor de los Andes menciona los casos de Jennifer Pedraza y Susana Boreal en el Congreso en 2022, y de Julián Sastoque en el Concejo de Bogotá en 2019. Los tres comenzaron a participar en política a través de “la ruta no tradicional que es la protesta”, sin una vinculación partidaria, y dieron el paso a la política tradicional acercándose a los movimientos políticos en los que sintieron que había resonancia de sus demandas juveniles para lanzarse a cargos de elección popular. Que estos jóvenes hayan llegado a partidos políticos y hayan sido electos también deja ver la efectividad de la protesta para incidir con sus reclamos. En sus casos particulares, fueron temas de educación, cultura y oportunidades. “La protesta sí es un mecanismo de incidencia para llevar demandas al Estado y es visto por los jóvenes no solo como una forma legítima sino una forma de participación importante”, agrega la también profesora de la Universidad Javeriana. En el informe recalcan que el hecho de que los jóvenes participen menos en elecciones y no apoyen tanto la democracia como los no jóvenes, no significa que deben marginarse como público objetivo en política. “Esto no los hace irrelevantes electoralmente, pues están sintonizados con los debates más importantes del momento”, se lee en el reporte. Por ejemplo, el mayor detonante del paro de 2021 fue la oposición a la reforma tributaria del Gobierno en el Congreso. Los resultados del Barómetro dan cuenta de que la experiencia que tienen los jóvenes alrededor de la democracia es diferente a la de los adultos, pero no menos importante. “Tienen un sentido muy ideal y a la vez positivo de la democracia”, comenta Gutiérrez Bonilla. Eso explica, por ejemplo, que los jóvenes tengan más satisfacción con la democracia en un 34 por ciento, frente a los mayores de 29 años, que están satisfecho en un 28 por ciento.

Mayor optimismo

A pesar de sus condiciones de empleo y de sus ingresos precarios que no satisfacen sus necesidades, tienen una visión de que la situación va a mejorar para ellos. Y es verdad, porque a medida que se hacen grandes y tienen más experiencia de trabajo, mejoran sus condiciones

La mayor preocupación para los jóvenes colombianos expresada en la encuesta para el Barómetro de las Américas fue la economía (47 por ciento), seguida de la seguridad y la corrupción, ambas con un 15 por ciento. Para los mayores de 29 años, el orden fue seguridad (28 por ciento), economía (35 por ciento) y corrupción (10 por ciento). Las demás variables (desempleo, problemas políticos, servicios básicos y grupos armados) arrojaron casi que los mismos porcentajes entre uno y otro grupo poblacional. Para los autores y expertos tiene concordancia que la mayor preocupación de los jóvenes sea la economía, en tanto apenas están ingresando al mercado laboral. “Probablemente sienten mayores incertidumbres y más por la difícil situación económica actual del país”, comenta García Sánchez. Lo interesante que arrojó el informe es que, pese a esta preocupación, que está muy ligada a mejores condiciones de vida, los jóvenes son más optimistas con relación al futuro del país frente a los mayores de 29 años. Los porcentajes arrojados son un 46 por ciento versus un 38 por ciento, respectivamente. “Esto concuerda con los informes de Voces Resilientes de la Universidad Javeriana y Qué dicen y piensan los jóvenes de la Universidad del Rosario. A pesar de sus condiciones de empleo y de sus ingresos precarios que no satisfacen sus necesidades, tienen una visión de que la situación va a mejorar para ellos. Y es verdad, porque a medida que se hacen grandes y tienen más experiencia de trabajo, mejoran sus condiciones”, comenta la profesora de la Javeriana. Otra pregunta del informe ilustra lo dicho por la profesora. Un 17 por ciento de los jóvenes manifestó que su situación económica mejoró en comparación al 11 por ciento de los adultos. Estos últimos reportaron que en un 56 por ciento su condición económica empeoró frente al 38 por ciento de los jóvenes. “Una vez más, ello indica que la tendencia de las condiciones económicas es más favorable a la población joven del país”, puntualiza el informe. Este optimismo se manifiesta en contraste con las no tan prometedoras proyecciones y realidades económicas para el país. Por ejemplo, el crecimiento anual en 2023 fue de 0,6 por ciento, por debajo de los cálculos de 1 por ciento. “Adicionalmente, el declive económico parece afectar en menor medida el optimismo de los jóvenes en comparación con los de mayor edad. Se encuentra que, entre los jóvenes que señalaron que su situación económica era peor, 66 por ciento expresa una opinión pesimista frente al futuro. Este porcentaje de pesimistas alcanza 75 por ciento en el caso de los mayores de 29 años con una peor situación económica. De esta forma, los jóvenes con una situación económica en declive parecen verse menos afectados por esta circunstancia a la hora de evaluar las condiciones futuras del país”, recalca el informe alrededor de este asunto. Sobre si hay una relación o no del optimismo de los jóvenes con la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia, que recibió más apoyo juvenil, el informe no arroja datos, pero se puede hacer análisis con relación al contexto. Por ejemplo, en la encuesta de Voces Resilientes hay resultados correspondientes a los años 2021 y 2023, cuando se observó una alta esperanza en los jóvenes. “Es posible que esto esté asociado al pacto Colombia por los Jóvenes y el Conpes que se firmó en el gobierno de Iván Duque en el 2021 y los compromisos de Gustavo Petro con los jóvenes cuando fue electo presidente”, dijo Gutiérrez Bonilla. Para la profesora, a pesar de las diferencias ideológicas de uno y otro, lo mencionado pudo constituir en un motivo de optimismo por la ilusión de cambio que representarían las propuestas de ambos gobiernos.

Apoyo a la democracia

Por segunda medición consecutiva, la brecha entre el apoyo de los jóvenes y no jóvenes colombianos a la democracia se cerró. Los primeros manifestaron un 49 por ciento de apoyo y los segundos un 52 por ciento. También el apoyo en ambos grupos etarios decreció con relación a la medición de 2021. En los jóvenes pasó de un 51 por ciento a un 49 por ciento y en los adultos de un 53 por ciento a un 52 por ciento. Estos resultados reafirman los hallazgos presentados en el informe regional del Barómetro en noviembre del año pasado, cuando se registró una caída en el apoyo a la democracia en América Latina. En 2021, el respaldo a nivel regional se remontó en un 61 por ciento, luego de que en 2016 y 2018 este llegaba al 58 por ciento. Ahora, en 2023, el soporte a la democracia volvió casi que a los niveles de 2016 y 2018, con un 59 por ciento de apoyo. Para García Sánchez, el gráfico del apoyo a la democracia en Colombia de jóvenes y no jóvenes debe analizarse con pinzas y analizar los años en los que hay resultados del informe. En el caso de Colombia, los mayores de 29 años han respaldado más a la democracia que los jóvenes entre los 18 y 29 años y hay unos períodos en que esto es más patente. Desde el 2004, año en que el Barómetro de las Américas empieza a medir este tema en el país, hasta el 2010, el apoyo de los no jóvenes a la democracia fue superior al 70 por ciento y aumentó entre el 2006 y 2010. ​ “Yo creo que el apoyo a la democracia en esa población y en esos períodos fue alto en Colombia porque estaba muy asociado a la figura de Álvaro Uribe Vélez. El sector más crítico con su gestión quizás fueron los jóvenes. Y ahí entenderíamos esa brecha que se ha venido cerrando en un contexto en el que no ha habido líderes fuertes que jalen los indicadores hacia arriba”, dice García Sánchez. En 2004, la brecha entre jóvenes y no jóvenes era casi nula y los niveles de apoyo a la democracia en ese año eran superiores al 70 por ciento. En 2006, 2008, 2010 y 2012, el respaldo de los jóvenes a la democracia decreció y se ubicó por debajo del umbral del 70 por ciento. Y del 2012 al 2014 hubo un efecto contrario al registrado en los años previos. Una caída en el apoyo a la democracia por parte de los adultos y un crecimiento en el respaldo de los jóvenes. Esto coincide con el período en el que el gobierno de Juan Manuel Santos anunció una negociación de paz con la extinta guerrilla de las Farc y se generó la ruptura política entre él y Álvaro Uribe. Otros períodos interesantes de analizar son el 2016 y 2018, año de la firma del acuerdo de paz con las Farc y año de la elección de Iván Duque como presidente, respectivamente. En 2016 hubo una reducción muy marcada en el apoyo a la democracia por parte de los dos grupos poblacionales y, por primera vez en el país, ese soporte cayó en el margen del 50 por ciento (51 en los jóvenes y 54 en los no jóvenes). Ese año, el país se polarizó entre los que apoyaron el plebiscito por la paz y los que no. “La reducción en la brecha entre grupos de edad en el nivel de apoyo a la democracia se produjo en 2016, cuando ocurrió una caída generalizada del apoyo a la democracia y del nivel de confianza en las instituciones públicas. Esta tendencia ha sido asociada con la ruptura entre las élites políticas alrededor de la negociación con la guerrilla de las Farc. Ese proceso, a pesar de su impacto negativo en la percepción de legitimidad de las instituciones y el sistema político, tiene la consecuencia adicional de unificar la experiencia de todos los colombianos (jóvenes y mayores de 29 años) frente al sistema político”, agrega como análisis el informe. Por otro lado, en 2018, la elección del presidente Duque, cercano a Álvaro Uribe, incentivó en los no jóvenes un mayor apoyo en la democracia, elevando el resultado en un 63 por ciento. Se relaciona que este grupo poblacional es más cercano a ideas de centroderecha que están asociadas con Iván Duque. “Además, aquí hay un efecto electoral. Hemos visto que el apoyo a la democracia tiene picos en años de elecciones”, complementa García Sánchez. En general, los resultados del Barómetro de las Américas muestran que los jóvenes colombianos no están desentendidos de la política, como muchos suelen pensar, pero sus formas de acercarse a esta son diferentes. “Las percepciones negativas del sistema político entre los jóvenes y los mayores de 29 años parecen estar unificándose, y del panorama antes descrito se desprenden elementos negativos y positivos en torno a este fenómeno. Pero los jóvenes pueden jugar un papel más activo a partir de su mayor interés en los asuntos políticos y de su disposición a salir a las calles”, concluye el informe.

NATALIA TAMAYO GAVIRIA ​REDACCIÓN DOMINGO ​X: @nataliatg13

Natalia Tamayo Gaviria

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