El crédito es una operación financiera.
En enero,la cartera de consumo se redujo 2,9 por ciento y la total creció menos de la inflación.
De acuerdo con los datos del Banco de la República, la cartera de consumo tradicional en enero del 2024 fue de 202,5 billones de pesos, lo que representa el 13 por ciento del producto interno bruto (PIB) del año pasado.
La cartera de consumo cayó 2,9 por ciento, una variación negativa que el país no veía hace al menos dos décadas.
Entre tanto, la cartera total creció 2,9 por ciento, muy por debajo de la inflación. El único periodo en el cual la cartera total había crecido por debajo de la inflación había sido entre marzo y Junio del 2021, época en la que el país ponía en marcha su reactivación económica y además sufría la violencia y los bloqueos del paro nacional.
De resto, en periodos más complicados como la crisis financiera de 2009, las variaciones de la cartera total se mantuvieronpor encima del 4 por ciento variación anual.
“El consumo es uno de los principales jalonadores de la economía colombiana pues representa alrededor del 78 por ciento del PIB. De esta manera, la caída de la cartera de consumo (2,86 por ciento en enero), que inició hace un par de meses y no se había presentado desde la crisis de 2009, junto al deterioro en los niveles de calidad señalan la posibilidad de un bajo crecimiento para el primer trimestre de 2024”, dice Wendy Sánchez, economista Datos y Proyectos Consultores.
Expertos analizan los motivos de la tendencia y cuándo esperan que cambie, además de los efectos que han provocado.
Para Luis Fernando Mejía, director del centro independiente de investigación económica y social Fedesarrollo, hay dos motivos principales para esa variación.
“La primera tiene que ver naturalmente con el aumento de las tasas de interés, especialmente a través de lo que fue el aumento muy importante que hizo el Banco de la República de su tasa de intervención. Eso se trasladó a todas las modalidades de crédito, crédito hipotecario, de consumo, ordinario, comercial y, por supuesto, en la medida en que las tasas de interés más altas, pues obviamente disminuye esa demanda de crédito y eso se refleja en las cifras que estamos viendo”, dijo.
De otro lado destaca que el otro elemento que afecta la situación tiene que ver con la desaceleración económica, ya que, naturalmente, “en la medida en que la economía crece menos, pues por supuesto también hay menos necesidades de financiamiento de actividades productivas, como por ejemplo, por el lado de las empresas, y eso también disminuye la demanda de crédito. Y por supuesto, también tiene que ver con el aumento de la inflación”, agregó.
Para Mejía es claro que la inflación también aumenta las tasas de interés. “Se incorpora esa mayor inflación en las tasas de interés y eso ha aumentado, por supuesto, el costo del endeudamiento”, señaló.
A su turno, Jonathan Malagón, presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia, Asobancaria, destaca que en efecto, el crédito bancario habría tenido un retroceso del 6,7 por ciento real anual a cierre de 2023, lo que configura la mayor caída desde junio del 2000.
“Este descenso histórico está explicado por tres razones. La primera es el fuerte ciclo de desaceleración económica, con el PIB creciendo solo 0,6 por ciento durante el año pasado, la cifra más baja de este siglo con excepción de la pandemia y la octava peor en los últimos cien años. Dentro de este contexto de bajo crecimiento, se destaca la caída de la inversión y de la producción de servicios como comercio, industria y construcción, así como la desaceleración del consumo de los hogares”, apuntó.
Además, enumeró que la segunda razón tiene que ver con las condiciones financieras de los hogares y las empresas en medio de una inflación que completó veintinueve meses por fuera del rango meta del Banco de la República.
“Esto llevó al emisor a tener una política monetaria contractiva, llevando a que los consumidores demandaran menos crédito. Por último, la tercera razón está asociada al riesgo de crédito que percibieron las entidades, pues los indicadores de vencimiento aumentaron en todas las modalidades durante el año pasado, ocasionando que los bancos fueran más estrictos con las exigencias para otorgar créditos, buscando salvaguardar el ahorro de los depositantes”, dijo.
Tarjetas de Crédito. iStock
Lo que viene para esa cartera
Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia destaca que el impacto de las altas tasas de interés, inflación y el menor crecimiento económico, es el que hace que las personas sean más cautelosas a la hora de endeudarse.
“Al mismo tiempo, las entidades financieras tenemos un compromiso con el bienestar financiero de las personas, lo que implica ser muy responsables a la hora de otorgar créditos y de dar un sí o un no muy argumentados, para evitar que el sobreendeudamiento se convierta en un dolor de cabeza para los hogares”, apuntó.
Para Malagón, las entidades actuaron de manera oportuna, sobrecumpliendo las exigencias regulatorias en materia de fortaleza patrimonial y liquidez, así como manteniendo cubierta por más del 100 por ciento de toda la cartera vencida.
Según Mejía,”en la medida en que la economía tenga una inflación un poco más baja, cercana al 5, 5 por ciento, deberíamos ver cierta recuperación de la cartera, no para ver los niveles de crecimiento que tuvimos en el 2021, pero seguramente ya eventualmente en terreno ligeramente positivo”, acotó.
La calidad de la cartera
De acuerdo con la encuesta de percepción sobre riesgos del sistema financiero del Sistema Financiero del Banco de la República, en el segundo semestre de 2023 las entidades encuestadas manifestaron que el deterioro de la calidad de la cartera continúa siendo el riesgo más relevante en términos de la estabilidad del sistema en los próximos veinticuatro meses.
Es más, esa preocupación fue mencionada por el 53 por ciento de los participantes de la encuesta.
Con corte a noviembre de 2023, la calidad de la cartera total se ubicó en 5,20 por ciento, mientras que la más baja fue la cartera de vivienda con 3,0 por ciento, lo sigue la cartera comercial con 3,72por ciento y en contraste, las más altas fueron la del microcrédito con 8,20 por ciento y la de consumo con 8,43por ciento.
Para Luis Fernando Mejía, el segundo semestre del 2024 va a dar una tendencia positiva, “no probablemente con crecimiento, pero al menos que se llegue a un valle en términos de esa caída que hemos venido viendo del total de la carretera y sus diferentes modalidades, además con una recuperación un poquito más rápida, especialmente en el 2025”, destacó.
Para el experto, los factores a favor de esa recuperación serán “una economía seguramente creciendo más dinámica en el 2025 que en el 2024 por un lado, y por otro lado, se verán ya los efectos de la reducción de tasas de interés por parte del Banco de la República que se darán a lo largo de este año”, puntualizó
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