La temporada de arañas violinistas simplemente no existe
Comienzan las lluvias, se intensifica el calor y, con todo ello, llega también el furor aracnofóbico a los medios masivos de comunicación. Año con año, se multiplican las escandalosas alertas ante la intromisión de ciertos seres particularmente inquietantes en nuestras moradas: las arañas violinistas, también llamadas arañas reclusas o del rincón, integrantes todas ellas del género Loxosceles. En sus quelíceros (sus “colmillos”), estas arañas cargan un veneno potente, considerado como de importancia médica y que, bajo ciertas circunstancias, puede incluso resultar letal. Lo cierto, sin embargo, es que son criaturas huidizas que casi siempre buscan pasar desapercibidas.
їPor quГ©, entonces, los medios encienden todas las sirenas? No hay mayor misterio: nada como una dosis eficaz de miedo para asegurar la propagaciГіn viral de informaciГіn y visitas cuantiosas a sitios web. Tan solo durante el pasado mes de mayo (cuando arranca lo que los titulares llaman la “temporada de las araГ±as violinistas” de la manera mГЎs arbitraria) Google reportГі la sorprendente cantidad de 14,400 entradas sobre estos animales. Si tomamos en cuenta que ese mismo mes, pero del 2023, las entradas fueron 6,450 y que, en el periodo correspondiente al 2022, la cifra sumГі 3,450, podemos sacar dos conclusiones. Por un lado, la aproximaciГіn alarmante hacia las criaturas potencialmente riesgosas prueba ser efectiva para captar la atenciГіn y, por otro, la tendencia de la conversaciГіn sobre la supuesta temporada de las araГ±as violinistas parece ir al alza. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por la histeria y mucho menos replicarla. Estos arГЎcnidos nos han acompaГ±ado desde siempre y, si lo pensamos bien, tampoco es como que tengamos muchos conocidos que hayan sufrido una mordedura.
Loxosceles tenochtitlan (araña violinista descrita en 2019 nativa de la Ciudad de México)
Las arañas del género Loxosceles poseen un veneno necrótico que inflama y gangrena los tejidos. En algunos casos, se forma una llaga sobre la piel de color violácea-azul, característica de este envenenamiento (llamado loxoscelismo demonecrótico). En una fracción de los casos, entre el 10 y 16% de acuerdo con la entrada más reciente de la Secretaría de Salud (SSA) mexicana (que data del 2016), el envenenamiento puede volverse también sistémico (esto se llama “loxoscelismo visceral”), y es entonces que el cuadro se torna más delicado. En tales circunstancias, si no se recibe el tratamiento adecuado, puede llegar a ser letal. Por el momento se desconoce la mortalidad, puesto que no existe un registro preciso de casos para la República Mexicana, en parte por falta de un protocolo de diagnóstico certero y accesible para todo el sistema sanitario. “Actualmente en México no hay datos epidemiológicos confiables, ya que solo se registra cuando aparece un caso”, asienta la SSA, aunque inmediatamente agrega que "el promedio es de alrededor de 100 por año en todo el país».
Lo que complica el asunto es que la mordedura no suele ser dolorosa, por lo que muchas veces pasa inadvertida. En esto, la violinista se distingue de la viuda negra (la otra araña mexicana consideradas como de importancia médica). Por otro lado, de acuerdo con el capítulo dedicado al tema en el libro Una mirada a la toxinología de México (2021), existen diversas afecciones que son mal diagnosticadas como loxoscelismo, desde celulitis por picaduras de insecto hasta herpes zoster, pasando por quemaduras químicas locales ocasionadas por la aplicación de ajo y otros remedios caseros. Esto dificulta la toma de decisiones terapéuticas correctas sin una prueba toxicológica de por medio.
Cobertura geográfica de los encuentros entre humanos y arañas en la base de datos analizada (5,348 artículos de noticias de 81 países en 40 idiomas, publicados entre 2010 y 2020), publicado en Nature. En azul, los encuentros con arañas violinistas; en naranja, las mordeduras; en rojo, las mordeduras mortales.
Dicho sea de paso, con esto en mente, un grupo del Instituto de Biotecnología de la UNAM, liderado por el Dr. Alejandro Alagón, desarrolló una prueba inmunológica por ELISA (siglas para enzimoinmunoanálisis de adsorción) a través de un frotis de la piel periférica de las lesiones sospechosas, que resulta de gran utilidad cuando se tiene a la mano. El mismo Dr. Alagón fue el responsable de sintetizar el primer antiveneno polivalente liofilizado para tratar la mordedura de estas arañas en 2006, comercializado por el Instituto Bioclon bajo el nombre de RECLUSMYN.
No existe la temporada de arañas violinistas
En cualquier caso, ante la sospecha de un posible accidente, se recomienda contactar de inmediato a la Redtox, la red de especialistas e investigadores dedicados a la difusión de información sobre arañas, alacranes y serpientes de importancia médica, nos comenta uno
de sus integrantes, el aracnólogo Diego Barrales Alcalá, creador de la plataforma de identificación
arácnida @Arachno_Cosas. A pesar de tratarse de arañas domésticas (suelen habitar en bodegas y áreas poco concurridas de la casa), no son agresivas, agrega. Los accidentes generalmente suceden por roces involuntarios o debido a la manipulación deliberada.
Barrales Alcalá aclara que la supuesta temporada de arañas violinistas, promulgada en los medios, carece de sustento científico. Es que, por un lado, la actividad de estos arácnidos no varía de acuerdo con la época del año, y por otro, en México apenas hay registro de manera puntual de los accidentes relacionados con ellas. Ni siquiera contamos con las estadísticas suficientes como para justificar la alarma anual que sacude las redes. «Las violinistas se han convertido en el villano favorito y, desafortunadamente, según lo que yo he visto en redes a través del tiempo que llevo ofreciendo el servicio de identificación de arácnidos, el problema es cíclico: cada determinado tiempo llega la temporada, pero no de violinistas, sino de noticias falsas», comenta entre risas.
Loxosceles tenochtitlan (araña violinista descrita en 2019 nativa de la Ciudad de México)
El especialista también recuerda un episodio de sensacionalismo mediático relacionado con estos arácnidos que tuvo lugar durante los años previos a la pandemia, cuando se dijo que las violinistas estaban “invadiendo” la CDMX. En realidad, existe una especie endémica del Valle de México, Loxosceles tenochtitlan, que si bien fue descrita apenas en 2019 por el grupo del Dr. Alejandro Valdez Mondragón, lo cierto es que ha estado aquí todo el tiempo. "En todo caso —señala Valdez Mondragón en una entrevista para National Geographic— los que invadimos su espacio natural somos nosotros, los seres humanos”.
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Entonces, si siempre han estado aquí, ¿por qué no las veíamos antes? Y ¿por qué no tenemos una epidemia de pacientes mordidos por arañas? La respuesta a la segunda interrogante es que son arácnidos tímidos y huidizos que suelen evitar posibles encuentros. La respuesta a la primera, es más complicada y tiene mucho que ver con las campañas mediáticas mencionadas y con el interés que suscitan en la población. "No es que las estemos viendo hasta ahora, sino que quizá hasta ahora les estamos poniendo atención. Quizá, después de ver en los medios las campañas que alertan sobre la temporada, después de escuchar una y otra vez que ‘ahí viene el coco’, volteamos a ver a la araña que está ahí, en el rincón, y nos damos cuenta de que, ¡ah caray!, es una violinista. Eso no quiere decir que no la tuviéramos ahí antes», sentencia Barrales Alcalá durante nuestra conversación.
A esto debemos sumar una buena dosis de falsos positivos: tan solo en la Ciudad de México, se estima que entre ochenta y noventa especies de arañas se encuentran de manera frecuente en las casas. Lo que, encima, lleva a que muchas veces mueran arácnidos que ni siquiera representan un riesgo. Las arañas son aliados importantes en nuestras casas, pues mantienen a raya a diferentes organismos que pueden convertirse en pestes, como moscas, polillas de la ceda y mosquitos (algunos de los cuales pueden figurar como patógenos de diferentes enfermedades). También mantienen lejos a especies de importancia médica, como alacranes y chinches.
Loxosceles tenochtitlan (araña violinista descrita en 2019 nativa de la Ciudad de México)
México es el país que cuenta con la mayor diversidad de arañas violinistas del mundo. De las 130 especies conocidas a nivel mundial, 41 de ellas habitan en el territorio nacional, o sea un tercio del total. Y se distribuyen de manera tal que existe presencia de al menos una especie de ellas en cada una de las 32 entidades federativas. Algunos estados cuentan hasta con tres diferentes, y la mayoría de estas muestran buena afinidad —si no es que incluso predilección— por los entornos urbanos. El caso es que Loxosceles es un género nativo del país, centro importante de su distribución, y este ha sido el caso desde siempre. Tomando todo esto en cuenta, realmente no tiene sentido secundar la histeria mediática. Volvemos a la pregunta del principio: ¿cuántas personas conocemos de primera mano que hayan sido mordidas? O mejor aún: ¿cuántas arañas violinistas, correctamente identificadas, hemos sorprendido en nuestra casa?
Tampoco se trata de minimizar la gravedad de una posible mordida, pero la realidad es que no es algo que pase cotidianamente. De cualquier modo, tras el torrente de sensacionalismo mediático, no sorprende la marcada aracnofobia patente en nuestros días. Como se lee en un artículo al respecto publicado en Nature en 2022: “los medios de comunicación juegan un papel importante en la construcción y circulación de la percepción de riesgo asociada a los animales. Grupos muy temidos, como las arañas, suelen acabar en el centro de atención de las redes sociales y medios tradicionales”.
Distribución global de artículos periodísticos sobre arañas y factores que impulsan la desinformación. En azul, la proporción de artículos rigurosos sobre el tema; en morado, la de artículos sensacionalistas. Tomado de «The global spread of misinformation on spiders», publicado en Current Biology, agosto 2022.
Los artículos y notas de los medios muchas veces van acompañadas por información poco rigurosa, cuando no por llana desinformación. En un análisis de la base de datos empleada en el estudio (5,348 artículos noticiosos de 81 países en 40 idiomas que mencionan encuentros con arañas y/o mordidas, publicados entre 2010 y 2020), un grupo internacional de expertos encontró que 47% de los artículos revisados contienen errores y 43% son sensacionalistas. México es uno de los países en los que la aparición de arácnidos en los medios resulta más frecuente y laxa en cuanto a su contenido.
Se trata, pues, de un problema de desapreciación social muy serio, nutrido en gran parte por el manejo sensacionalista de las fuentes masivas de información. De cara a la sexta extinción masiva y la crisis ambiental en ciernes, combatir la aracnofobia mal informada se torna cada día más urgente, porque el futuro de la ecología, al menos como la conocemos, depende en buena medida de los arácnidos, insectos y el resto de invertebrados.
Escucha la entrevista completa con Diego Barrales (@Archano_Cosas) en el podcast de la Sociedad de Científicos Anónimos: Masaje Cerebral.
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