Un huracán cambió para siempre a estos macacos
Dos macacos Rhesus (Macaca mulatta) comparten la sombra de un árbol en Cayo Santiago, Puerto Rico. El paso del Huracán María en 2017 asoló el país, y dejó esta pequeña isla sin parte de su cobertura arbórea.
En septiembre de 2017, el huracán María asoló completamente Puerto Rico. Aquel ciclón de categoría 5 no solo acabó con la vida de unas 3.000 personas, sino que también causó estragos en el medio ambiente.
Por ejemplo, se calcula que destruyó hasta el 63% de la vegetación de Cayo Santiago, un pequeño islote conocido como ‘isla de los monos’, debido a la elevada concentración de macacos Rhesus que alberga.
El desastre natural no solo redujo el hábitat de estos primates, sino que también convirtió la sombra, un bien esencial para estos macacos, en un recurso escaso. Lo sorprendente es que, lejos de aumentar la conflictividad, estos primates optaron por la tolerancia, según descubrieron los científicos. Ahora, un artículo publicado en la revista Science ha ido incluso más allá, y ha comprobado que este comportamiento ha aumentado las tasas de supervivencia hasta en un 50%.
Cambios en la presión selectiva
En biología, el concepto de presión selectiva se utiliza para cuantificar hasta qué punto un cambio repentino en el ambiente tiene beneficios o costes en el comportamiento. Determina, por ejemplo, qué individuos tendrán más éxito en la selección natural, y, por tanto, qué rasgos genéticos se impondrán en un determinado linaje evolutivo.
La crisis climática que está experimentando en planeta se está traduciendo en un cambio importante en los eventos meteorológicos y climatológicos extremos, como huracanes, inundaciones o sequías, que están cambiando constantemente los ecosistemas, y con ellos, los comportamientos de las especies que los habitan. Cambios, sin embargo, que no pueden estudiarse en ensayos en laboratorio, y que necesitan de un estudio sobre el terreno.
Para descubrir cómo afectó el paso del huracán a las poblaciones de primates, los investigadores analizaron el comportamiento de 431 adultos después del paso del huracán, y contabilizaron que 155 de ellos habían muerto. Comparando las cifras de población entre 2013 y 2017, descontaron aquellos que habían fallecido por causas naturales y extrapolaron los datos. La clave era saber no cuántos, sino quiénes habían muerto. Y aquí se llevaron una sorpresa.
La investigación, dirigida por las universidades de Pennsylvania y Exeter, demuestra que los daños causados por la tormenta alteraron los beneficios de tolerar a los demás, con lo que preferían compartir la sombra a pelear por ella.No solo eso, este cambio de comportamiento se tradujo en un aumento de las tasas de supervivencia de estos primates.
“Comprobamos que los macacos Rhesus de Cayo Santiago se volvieron más dispuestos a compartir espacio y menos agresivos, incluso en un contexto de escasez de recursos, explica Camille Testard, investigadora postdoctoral experta en biología molecular de la Universidad de Harvard, a National Geographic-. Y lo que es más importante, los individuos más tolerantes con los demás eran los más capaces de sobrevivir en este paisaje transformado”. Algo que, según la investigadora, no ocurría antes de la catástrofe.
їQuГ© debiГі de suceder para que se produjera este repentino cambio de comportamiento, mГЎxime en una especie conocida por su carГЎcter belicoso?В SegГєn la investigadora, la clave es que se produjo un cambio en las presiones selectivas sobre los vínculos sociales, lo que condujo a una serie de cambios persistentes en sus relaciones. En otras palabras, “descubrieron que la conexión social puede ser una de las herramientas que los animales pueden utilizar para responder y ser resilientes ante las perturbaciones ambientales”.
Los daños provocados por la tormenta alteraron los beneficios de tolerar a los demás. Preferían compartir la sombra a pelear por ella.
Competir por la sombra no es lo mismo que competir por la comida
Según Testard, existen dos posibles explicaciones. En primer lugar, adoptar un comportamiento severo, como la agresividad, puede no ser una buena idea cuando se intenta mantener la calma. En segundo lugar, y quizás más importante, competir por la sombra es un poco diferente de luchar por recursos, como la comida. “Si, por ejemplo, necesito aliados que me ayuden a impedir que alguien me ataque en un punto de alimentación, probablemente precisaré que me echen una mano aquellos con los que tenga una relación más estrecha, porque se están jugando el cuello por mí y podrían salir heridos. Habré invertido mucho en esos aliados, y viceversa, y hacemos cosas arriesgadas para ayudarnos mutuamente”, apunta. Si, por el contrario, necesito moverme con facilidad por mi entorno y sentarme a la sombra por la tarde, puede que tener amigos íntimos no me ayude demasiado. En este caso quizá es mejor volverse más tolerante.
“Tolerar a los demás no cuesta demasiado. A diferencia de apoyar a alguien en una pelea, es muy poco probable que te hagan daño o que gastes mucha energía- así que no necesitas invertir demasiado para crear una buena relación. Además, cuando hay pocos espacios de sombra, es posible que tu único mejor amigo no se siente a la sombra, lo que te desincentivará a hacer lo mismo, debido al concepto de ayuda mutua. Pero es probable que uno de tus 10 conocidos sí que lo haga. Si, por el contrario, eres tolerante, también cobijarte tú a la sombra”, concluye. En resumen, conseguir sombra es como un juego de suma cero en el que es mejor tolerar a los demás que mantenerse aislado en pequeños grupos sociales competitivos.
"Tolerar a los demás no cuesta demasiado". Camille Testard, invesgigadora postdoctoral experta en biología molecular de la Universidad de Harvard.
їSignifica esto que los macacos estГЎn recalculando los costes y beneficios de su estrategia social, igual que lo harГan los humanos? DifГcil saberlo, arguye la investigadora, quien dice que es posible que estos animales estГ©n calculando sus nuevos costes de oportunidades. No se pueden llegar a estas conclusiones a partir de los datos cosechados durante la investigaciГіn. Lo que sГ que se sabe, explica, es que no es el único ejemplo de flexibilidad en el comportamiento social como consecuencia de un cambio drástico en el entorno.
Sea como fuere, los macacos Rhesus, una especie poco dada a compartir recursos, parecen estar muy dispuestos a cambiar su comportamiento cuando la ocasión lo requiere. ¿Alguien se acuerda aquellos tiempos de pandemia en los que pensábamos que la adversidad nos convertiría en mejores personas? Quizá tengamos mucho que aprender de estos parientes cercanos.