Álvaro Torres, hijo de Joaquín Torres, relata sus problemas con el alcohol y las drogas en 'Y ahora Sonsoles'
Joaquín Torres respaldado por su hermana en su boda. (Gtres)
Álvaro Torres, a sus 17 años, es coach motivacional. Hace ejercicio frecuentemente y está completamente centrado en sí mismo y sacar su proyecto adelante. Pero no siempre ha sido así. El hijo del arquitecto Joaquín Torres ha pasado por una etapa mucho más oscura en su adolescencia, y se ha plantado en el plató de ‘Y ahora Sonsoles’ para contar su historia para que sirva de inspiración para los demás.
El joven se cambiaba mucho de colegio, y en el último centro al que fue no encontró las mejores compañías. A los 15 años, aterrizó en un sitio nuevo y se empezó a juntar con el grupo de chavales con el que se veía más afín. “Al final haces lo que tu entorno hace”, ha contado. “Mis amigos crecían muy rápido, y empezamos a beber y a fumar tabaco y porros para divertirnos”.
Álvaro no ha querido echar balones fuera, no empezó a imitar a sus compañeros por hacer nuevos amigos, sino porque les veía que ellos se lo pasaban bien así y “al final se convirtió en lo normal”. “A esa edad eres inmaduro, de hecho sigo teniendo inmadurez, y en ese momento te sale a cuenta traicionar la confianza de tus padres”. Ni Joaquín ni Mercedes Rodríguez, madre de Álvaro, sabían los derroteros que estaba tomando la vida de su hijo.
“Alguna vez llegué a casa con los ojos rojos”, ha admitido. Álvaro fumaba porros, tabaco y bebía alcohol todos los fines de semana. “Me lo estoy pasando bien con mis amigos, ellos no lo entienden, te autoconvences a ti mismo de que tienes el control”, ha explicado. “Todos los fines de semana salía y al día siguiente tenía que mirar a ver qué había hecho. Lo único que haces es hacer el ridículo”.
Toda la mentira se acabó una noche. Álvaro estaba en un bar con sus amigos y una amiga le pidió coger el coche. “Me costaba mucho decir que no”, ha reconocido. Fueron al destino y a la vuelta lo cogió él, bajo la influencia del alcohol y los porros, con una compañera en el maletero del micro coche. Le pilló la policía y tuvo que llamar a su madre. “Se me cayó el mundo encima. Llamé a mi madre. Sabía que la bronca de mi padre iba a ser mortal”, ha comentado.
A Joaquín se lo contó en una cena dos semanas después. Esperó hasta el postre: “Me dijo que qué estaba haciendo con mi vida”. Tras ese susto decidió cambiar de mentalidad. Vio que tenía la vida solucionada y la estaba echando a perder. “Cuando empecé a ir al gimnasio y a quererme conseguí una felicidad que no la consigues con nada”, ha explicado. El joven retomó el rumbo de su vida y ahora se va a ir a Londres a estudiar.
* Joaquín Torres y Mercedes Rodríguez Parrizas han autorizado a Vanitatis a publicar imágenes del menor de edad sin pixelar.