La tormenta perfecta: Chile eliminado de la Copa América
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La tormenta anunciada en Orlando, con rayos, truenos, relámpagos y lluvia torrencial cayó encima de la Roja en forma de derrota. Chile empató ante Canadá y se va eliminado de la Copa América en la fase de grupos, sin convertir un gol, ni ganar un partido. En una semana, la ilusión recuperada por Ricardo Gareca nos dejó donde mismo comenzamos el año. Y quizás sea lo mejor. No somos tan buenos como antes, ni tan malos como pensamos hoy.
El partido en Orlando tuvo todo para ser inolvidable, pero terminó en funeral. ¿Fue culpa del árbitro? Tuvo responsabilidad. ¿La mala suerte? Tal vez. Pero la Roja también debe hacerse cargo. La última vez que Chile fue eliminado en fase de grupos fue en 2004. La última vez que no se hizo un gol en esta competencia fue en 1917. Ambos registros se pulverizaron en Estados Unidos.
Chile saltó al campo con cambios importantes y bajas claves, pero mantuvo la curva ascendente exhibida ante Argentina. Durante veinte minutos tuvo la oportunidad para noquear a Canadá, no lo hizo, y lo terminó pagando. Un centro de Gabriel Suazo que encontró a Víctor Dávila pudo ser el punto de quiebre. Era un golazo, pero la pelota no entró, y el ímpetu murió víctima de su propia ceguera, y de la ajena, la del árbitro en concreto.
El Mago Valdivia advirtió que Wilmer Roldán siempre “nos mete en el saco” y no se equivocó. A los 27 minutos una falta menor de Gabriel Suazo fue castigada con la segunda amarilla, y con diez jugadores la cuesta se hizo demasiado empinada. Si a eso se suma la incapacidad de generar ocasiones y el bajo nivel ofensivo de Darío Osorio, Alexis Sánchez, y Víctor Dávila, el cálculo da el mismo resultado: la eliminación.
El entretiempo le permitió a Chile renovar la energía y confianza, pero no hubo respuesta desde el banco. La claridad exhibida por Gareca y su cuerpo técnico, hoy mostró la otra cara. Los ingresos de Marcos Bolados y Erick Pulgar hicieron lo previsible: cambiar en nada el trámite del partido. El ingreso de Ben Brereton reservado para los últimos minutos fue demasiado tarde.
Los minutos avanzaron y Canadá se hizo cargo del gasto. Los norteamericanos aprendieron de la ingenuidad exhibida ante Argentina y mostraron que de a poco van aprendieron las mañas de las selecciones del sur. Apoyado en el resultado favorable, se replegaron, y ni siquiera sufrieron en los últimos minutos. Chile se acercó, más por una obligación, que por un plan. Y cuando se apela a eso, a veces cae un milagro y otra se retorna a casa con las manos vacías.