Solo tiene 40 metros cuadrados, pero parece mucho más amplio gracias a la distribución abierta
Aunque vivir en un apartamento pequeño puede resultar agobiante, cuando la distribución es la adecuada y se elige una gama cromática y material que potencie la luz, el resultado es de lo más acogedor. Este proyecto de reforma integral y decoración, realizado por la arquitecta técnica e interiorista Toñi García –del estudio Musart Interiorismo– en un apartamento de 40 metros cuadrados en la bahía de Mazarrón (Murcia), así lo demuestra. Su joven propietaria tenía claro que quería un espacio que transmitiera paz, armonía y relax. Y eso es lo que obtuvo.
Banco de ratán y espejo con marco de fibras
Una de las principales claves del proyecto fue la creación de un lavadero en el pasillo, que se ocultó tras una elegante pared de palillería de madera natural. Aquí se ubicaron el calentador, la lavadora/secadora y los productos de limpieza, liberando espacio en otras estancias.
Pared con listones de madera
Cuarto con lavadora
Cuarto con lavadora
Toda la vivienda gira en torno a un espacio diáfano donde se unifican la cocina y el salón-comedor, con una pequeña terraza que es ideal para disfrutar de las comidas y las cenas al aire libre durante el verano.
El suelo de la vivienda fue reemplazado por porcelánico imitación madera en un tono claro y con pocos nudos, extendiéndose también a la terraza para dar una sensación de continuidad entre el interior y el exterior.
Cocina abierta al salón comedor
Los muebles de la cocina y el salón fueron diseñados y elaborados a medida en madera lacada en blanco, siguiendo un estilo moderno. Para generar un equilibrio entre estos espacios, se añadió un pequeño lambrín de madera en el mismo tono que la palillería del pasillo. En el salón, se paneló la pared frente al sofá con madera lacada en blanco, integrando en ella la puerta del dormitorio para lograr un paño limpio y sin marcos, con una manecilla también blanca que se disimula visualmente.
Cocina con frentes blancos
Cocina con frentes blancos
Cocina blanca abierta al salón
El diseño sigue una gama cromática cálida y equilibrada, con tonos arena, beige y blancos, complementados por el verde de las plantas y toques decorativos en coral. En el estudio de iluminación, se proyectó un foseado desde la entrada hasta la terraza, creando una línea continua de luz indirecta que baña toda la superficie vertical y puede cambiar de color según la preferencia de la clienta, generando diferentes ambientes.
Salón con cocina integrada
Salón con cocina integrada
Salón abierto al dormitorio
Mesas de centro tipo nido
Salón abierto a la terraza
Terraza con muebles de madera
Terraza con muebles de madera
El baño fue diseñado íntegramente, optimizando al máximo la distribución. El acceso se realiza a través de una puerta corredera con casoneto integrado en el tabique. Los materiales predominantes son la madera de roble y la madera lacada blanca, con tonos arena, beige y blancos, junto con el verde de las plantas y acentos en coral.
Baño con mueble volado de madera
Baño con mueble volado de madera
Baño con ducha
El dormitorio, siguiendo el estilo del resto de la vivienda, presenta los mismos tonos que aportan serenidad y relax. El cabecero de lino beige y la cama con canapé para maximizar el espacio de almacenamiento, junto con los textiles, conciben un ambiente acogedor y armonioso.
Cabecero de lino beige y mesitas de madera
En las mesillas, se integraron focos empotrados para dejar más superficie libre y dar una sensación de limpieza y claridad, con la posibilidad de regular la luz. La iluminación natural se maximizó con cortinas de lino beige, ligeras y móviles, que aportan frescura al ambiente.
Cabecero de lino beige y mesitas de madera
Proyecto e información: Cortesía de Musart Interiorismo.