Un guarilaque a la salud del parcero Lula
"Hace ya casi veinte años, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó al Excelentísimo Presidente Eterno de Colombia": Esteban Carlos Mejía
En 2005, hace ya casi veinte años, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó al Excelentísimo Presidente Eterno de Colombia. Recuerdo haber leído por ese entonces que Lula le pidió un aguardiente a Uribe en la hacienda Hatoviejo. No fue por la compañía: ¡jamás!: nada menos provocador pa’ tomarse un trago que tener que compartir con el ganador del Cojón de Oro del Casanare (Uribe, pues), cuya falta de bonhomía* es antológica, perversa y desesperante. Yo creo más bien que al brindar con el Gran Colombiano de History Channel, el buenazo de Lula se acordó del Partido de los Trabajadores de Brasil, su PT del alma, por décadas el partido de izquierda más importante de las Américas.
Desde su fundación en 1980, el PT incorporó a su ideario una concepción democrática del socialismo. Se deslindó tajantemente del foquismo guerrillero y se proclamó como opción anticapitalista, en vísperas del florecimiento del neoliberalismo, esto es, el capitalismo en su fase más salvaje, reaccionaria y deshumanizante.
El neoliberalismo ha sido devastador: ultra hegemonía del capital financiero, privatización del Estado, (des)regulación de la actividad económica por las leyes del mercado, contrarreformas agrarias, pobreza, exclusión social. En Brasil, la resistencia de obreros, clases medias y segmentos empresariales logró retardar sus efectos por casi una década para, finalmente en 2002, empezar a contrarrestarlos con la llegada de Lula por primera vez al poder. Hoy, el PT busca “una alternativa posneoliberal”, “una alternativa socialista libertaria”: el “socialismo petista”.
Se trata de un “socialismo democrático y sostenible” que, valga la redundancia, trabaja por la más profunda democratización de la sociedad brasileña, un compromiso internacionalista y una planeación orientada hacia lo ambiental con una visión crítica y autocrítica de las coyunturas ecológicas de la civilización postindustrial. Como lo proclaman las conclusiones de su 3° Congreso: “el socialismo petista o será radicalmente democrático y sostenible o no será socialismo”.
Para mi gusto, la franqueza filosófica, la perspicacia política y la habilidad ejecutiva del Partido de los Trabajadores de Brasil son más estimulantes que el “comunismo” de los hermanos Castro en Cuba, o el “socialismo bolivariano” de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, o el “sandinismo” de Daniel Ortega en Nicaragua, o el “sancocho nacional” del M-19 y Petro en Colombia.
Lula es conciliador, inteligente, sin torpezas ideológicas, descomplicado ante las opiniones ajenas, pragmático, con los pies en la tierra y no en las nebulosas de las etnias cósmicas de Gustavo Francisco. Ojalá en Colombia tuviéramos un Lula da Silva. Seríamos más optimistas y menos sectarios. ¡Larga vida, parcero! ¡Un guarilaque a su salud!
Vademécum:
*Bonhomía: Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento.
*Eclosión: Brote, manifestación o aparición súbita de un movimiento cultural o de otro fenómeno histórico, psicológico, etc.
*Perspicacia: Penetración de ingenio o entendimiento.
Rabito: “En todos mis libros hago un llamado inminente a la revolución, pero en una forma tan sutil, tan sutil, que nadie se da cuenta”. Augusto Monterroso.
Rabillo: “Sí, estaba deprimido, pero con una depresión creativa. Sí estaba cambiando, pero tenía que haber cambiado hacía rato. [...] Lo pensó, pero no lo dijo”. Marcos Roda. La máscara. 2024
@EstebanCarlosM