Petra, "jefaza" de 'La Promesa': desvela quién envenenó a Ayala, y se hace con el control

Parecía cosa de un mal sueño, pero el último suceso de Martina ha sido bien real en La Promesa: en un abrir y cerrar de ojos, la prima de los Luján ya ha sido ingresada en un "sanatorio", que los marqueses se empeñan en definir como "manicomio". La joven tampoco se lo terminaba de creer en el capítulo de este jueves, que La 1 de Televisión Española ha emitido a las 17:30 horas, y es que solo un milagro podría salvarla del maltrato que podría recibir allí. ¿Ocurrirá?

En el capítulo anterior de la serie que protagoniza Ana Garcés, Arturo Garcia Sancho y Eva Martín, entre otros intérpretes, Cruz llamó "mala madre" a Margarita, por consentir las demanda del conde de Ayala y haber arrastrado a su hija, con nocturnidad y sin que se pudiera despedir de la familia, al centro sanitario. Hoy, la marquesa ha enfilado otro problema: el haber encontrado al labriego Adriano, muy cercano a Catalina.

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Cruz le ha dicho a su hijastra que en "la cochiquera" donde vivía antes podía hacer lo que le viniese en gana, pero le ha pedido que dejase de "ensuciar La Promesa con visitas de labriegos obscenos". Catalina le ha recordado a su rival que aquella era su casa antes de que la marquesa llegase, y la esposa de Alonso le ha reprochado que no le agradeciese que por ella dejase de ser una huérfana. Cruz ha arremetido contra Tomás, de paso.

Adriano ha visto el momento de marcharse, y aunque Catalina ha intentado retenerlo, el campesino ha pensado que era lo mejor, dadas las circunstancias. A solas con Cruz, la hija de Alonso le ha criticado que desde que llegase a aquella casa solo había traído maldad, y la marquesa le ha recriminado que pusiera en peligro a toda la familia, enamorándose de Pelayo. "Vas de mal en peor", ha hecho referencia Cruz a sus nuevas compañías.

Martina sufre en el sanatorio

Margarita y Ayala han vuelto de dar un paseo. La mujer no podía quitarse de la cabeza las críticas de Cruz: ¿y si el sanatorio no era como se lo imaginaban? El conde ha intentado que su pareja apartase aquella preocupación, reflexionando sobre los últimos comportamientos "violentos" de su hija. Ignacio ha reconocido que no creía que la intención verdadera de ella fuese matarle, pero ha pensado que estaba donde tenía que estar. Margarita esperaba que la joven no sintiese que la había abandonado.

En su habitación del sanatorio, Martina lloraba. La enfermera le ha indicado que se pusiera el uniforme, y la muchacha ha pedido que avisase al doctor para explicarle que aquello había sido un error. La estricta funcionaria le ha repetido que primero tenía que ser una "buena paciente", y ponerse el uniforme.

Petra ha preguntado quién fue la primera en acercarse al cuerpo de Pía Adarre

Todo ha cogido un tono de película de terror, cuando Juana, su compañera de habitación, ha aparecido de repente, y se ha presentado ante la afligida. Martina ha reiterado que a ella no le pasaba nada y tenía que irse de allí, y la nueva muchacha le ha explicado que a ella tampoco le pasaba nada, y por eso iban a llevarse estupendamente. "Este lugar no es tan malo", ha intentado convencerle la joven, quien ha recomendado a Martina que hiciese caso a los supervisores para demostrarles que estaba bien.

Alonso ha acudido en son de paz a los aposentos de Cruz, y le ha dicho que echaba de menos la buena sintonía que guardaban. La marquesa le ha dicho que no podría sentirse a gusto pasando la noche con él, pues le preocupaba el futuro de Martina. El marqués le ha dicho que debía pensar en positivo, y vislumbrar un haz de luz entre tanta tiniebla. Para Cruz, esa luz era la marcha de Catalina de regreso al hangar, una noticia que ha dejado patidifuso a Alonso.

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Al día siguiente, Alonso ha acudido a visitar a su hija a su refugio. El marqués terminó la conversación con su esposa muy cabreado, pues creía que había conseguido que Catalina dejase el hangar atrás. Pero la hija mayor ha dicho que allí se encontraba bien, y que había que asumir que Cruz y ella eran incompatibles. Necesitaban estar lejos la una de la otra. ¿Qué haría a Catalina regresar al palacio?

Petra afronta a Ayala

Petra no ha hecho otra cosa que perseguir a las empleadas cuando se encontraban de cháchara, y les ha indicado que cortasen con aquellas libertades. La mujer ha visto a Jana comerse unas natillas con Simona y Candela, y le ha reprochado que volviese a comer a deshoras: hacía un par de noches que la pilló cogiendo comida de la despensa, que dijo que era para ella, pero que en realidad le llevó a Pía.

Petra, a Ayala: "Los dos sabemos que Martina no te envenenó"

Jana ha salido del paso como ha podido, pero Petra se ha vuelto a acercar a ella y Vera más tarde. Esta vez, para investigar sobre las causas de la muerte de Pía. La señora tenía entendido que la cicuta provocaba una muerte fatal, y ha preguntado quién fue la primera en acercarse al cuerpo de la que era criada. La señora Arcos también ha querido saber por qué nadie supo de las intenciones de Adarre aquel día. ¿Qué sospecha el ama de llaves? ¿Ha empezado a atar cabos con los diferentes efectos del veneno en el caso de Pía, y el de Ayala?

Acto seguido, Petra se ha dirigido al encuentro del conde, y le ha preguntado por sus secuelas por el envenenamiento. "Felicidades", ha soltado de pronto la doncella, "el plan te ha salido a la perfección". Ignacio se ha hecho el loco, sin saber a qué se refería su ex amante, pero ella no ha tardado en soltarle la verdad a la cara: "Los dos sabemos que Martina no te envenenó".

Petra ha proclamado que nadie lo hizo, en realidad. "Fuiste tú, quien urdió ese retorcido plan para librarte de Martina", ha explicado el ama de llaves, añadiendo una última felicitación: "tienes el terreno libre para casarte con Margarita". Pero ahora Petra sabe más cosas de las que debiera. ¿Cómo podría demostrar que Ayala fingió el envenenamiento? ¿Podrá chantajear al conde para conseguir lo que ella quiera de él? ¿Podrá hacer ver a Margarita el tipo de acompañante que se ha buscado?