Nubarrones sobre el café
Editorial
Nubarrones sobre el café
El Gobierno haría bien en escuchar a los miembros de los comités departamentales, que piden unidad.
Editorial .
En medio de la avalancha de noticias que tuvo lugar la semana pasada, pasó inadvertido el comunicado de prensa que dieron a conocer los 15 comités departamentales que son la base de la Federación Nacional de Cafeteros. En el pronunciamiento, los representantes de los cultivadores del grano hacen un llamado en favor de la unidad, como fórmula para despejar los nubarrones que se ciernen sobre una actividad clave.
Para nadie es un misterio que desde hace más de un año el actual gobierno ha buscado desconocer la institucionalidad creada hace ya casi un siglo. Gracias a ella, los caficultores pueden contar con la garantía de compra de su cosecha, junto con mecanismos que los han protegido del vaivén de los precios internacionales, además de ofrecer asistencia técnica y programas de renovación de las plantaciones, entre otros apoyos. Nada de ello parece ser suficiente para un Ejecutivo interesado en promover un cisma que abriría un capítulo de inconveniente inestabilidad. La mezcla de amenazas y afirmaciones falaces busca resquebrajar a un gremio que merece ser defendido y enfrenta amenazas de diverso orden.
El episodio más reciente lo protagonizó la ministra de Agricultura, quien repetidamente trata de sembrar semillas de la discordia a través de pronunciamientos criticables. Así ocurrió con la aseveración que hizo respecto a la realidad financiera de la Federación, la cual fue rechazada por el comité directivo de la entidad. Nadie pone en duda que el cultivo del café en Colombia enfrente múltiples desafíos. Con una estructura de costos elevada a causa, entre otras razones, de la recolección manual y retos enormes como los que trae el cambio climático, hay que continuar por la senda de los cafés especiales que comandan una prima en el mercado internacional. Adaptarse a las nuevas realidades demanda estrategias de largo plazo y capacidad de hacer inversiones. Más allá de que las cotizaciones del grano colombiano en la Bolsa de Nueva York hayan tenido algún respiro en las últimas semanas, lo que se necesita son actitudes constructivas del Ejecutivo.
Es una pena que altos funcionarios no reconozcan
la situación positiva que muestra el Fondo Nacional del Café
Por ejemplo, los cafeteros vienen solicitando desde hace tiempo que se les dé una mano con el pasivo pensional que dejó la liquidación de la desaparecida Flota Mercante Grancolombiana, por efecto de la apertura económica decretada hace más de tres décadas. El pago de las mesadas, cercano a los 50.000 millones de pesos anuales, beneficia a unos 600 pensionados, pero esa misma suma podría irradiarse a decenas de miles de familias si crecen las inversiones en investigación o aumentan los recursos del servicio de extensión. Dada la compleja realidad fiscal, el asunto no es nada fácil. No obstante, cuando hay buena voluntad es posible encontrar mecanismos que le ayuden a la mayoría. Y ahí está el gran interrogante que merecería una respuesta distinta a lo que dicen los altos funcionarios. Es una pena que estos no reconozcan la situación positiva que muestra el Fondo Nacional del Café –administrado por la Federación– debido a la buena gestión comercial y a las regalías que percibe por la marca Juan Valdez. Hechos y no declaraciones sin sustento evitarán que los colombianos tengamos que bebernos un tinto amargo, pasado por el filtro de la desinformación.
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dfcsd