Ratas que se toman 'selfies' y la similitud de su comportamiento con el humano
NYT: Augustin Lignier descubrió que dos ratas apretaban botones con entusiasmo.
Un fotógrafo entrenó a dos ratas para que se fotografiaran a sí mismas. No querían parar.
Cuando Augustin Lignier, un fotógrafo profesional en París, estaba en la escuela de postgrado, comenzó a reflexionar sobre una pregunta: ¿Por qué muchos nos sentimos obligados a fotografiar nuestras vidas y compartir esas imágenes en línea?
Esto llevó a Lignier a un lugar sorprendente: se encontró construyendo lo que era, en esencia, una cabina fotográfica para ratas.
Se inspiró en B.F. Skinner, el conductista que había ideado una cámara de pruebas para estudiar el aprendizaje en ratas. La caja Skinner distribuía bolitas de comida cuando las ratas empujaban una palanca designada. Se convirtió en uno de los paradigmas experimentales más conocidos en la psicología. Los científicos descubrieron que las ratas que buscaban recompensas se convertían en expertos en presionar palancas, repetidamente empujando la barra hacia abajo a cambio de comida, drogas o incluso un suave choque eléctrico al centro del placer del cerebro.
Lignier construyó su propia versión de una caja Skinner —una torre alta y transparente con una cámara adjunta— y soltó en su interior dos ratas de una tienda de mascotas. Cada vez que las ratas presionaban el botón dentro de la caja, recibían una pequeña dosis de azúcar y la cámara tomaba su foto.
Las imágenes se proyectaban en una pantalla, donde las ratas podían verlas. (“Pero, sinceramente, no creo que lo entendieran”, dijo Lignier).
Los roedores rápidamente se convirtieron en entusiastas pulsadores de botones. “Son muy inteligentes”, dijo.
Pero luego hizo que las recompensas fueran más impredecibles. Aunque las ratas aún eran fotografiadas cuando presionaban el botón, los dulces sólo aparecían de vez en cuando, por diseño. Este tipo de recompensas intermitentes pueden ser particularmente potentes, han hallado los científicos, ya que mantienen a los animales pegados a sus máquinas tragamonedas experimentales esperando su próximo premio mayor.
Ante estas recompensas impredecibles, las ratas persistieron. A veces, ignoraban el azúcar incluso cuando llegaba, dijo Lignier, y de todos modos seguían presionando el botón. Para él, el paralelo es obvio. “Las empresas de medios digitales y sociales emplean el mismo concepto para mantener la atención del espectador el mayor tiempo posible”, afirmó.
Las redes sociales han sido descritas como “una caja Skinner para el ser humano moderno”, que ofrece recompensas impredecibles —un me gusta, un seguir— que nos mantienen pegados a nuestros teléfonos. O tal vez poder mantenernos ocupados presionando botones sea su propia recompensa. En un estudio del 2014, los científicos concluyeron que muchos voluntarios humanos “preferían administrarse descargas eléctricas a sí mismos en lugar de quedarse solos con sus pensamientos”.
Por: EMILY ANTHES