Gatos siameses: ¿por qué cambian de color y cómo cuidarlos?
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Actualmente, cuando se habla de gatos en el mundo, oficialmente hay 73 razas avaladas por la Asociación Internacional Felina y entre estas se encuentra una que tal vez es de las más conocidas, aunque los expertos advierten que no está siendo tan bien cuidada como se debiera, especialmente en aquellos casos que muestran una condición especial que los hace cambiar de color.
Se trata del gato siamés, raza que expertos de Purina explican que se puede identificar porque es de tamaño mediano y cuerpo largo y flexible, que es grácil y elegante pero sin perder su aspecto musculoso.
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“El cuerpo es equilibrado y atlético, las patas son esbeltas y las zarpas, pequeñas y ovaladas. Desde arriba, la cabeza recuerda a un triángulo que se estrecha en líneas rectas y termina en un hocico delgado. Las orejas son grandes y erguidas y están situadas de tal modo que siguen las líneas del triángulo”, explicaron.
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Otra forma de saber que su raza es esta, es que los ojos tienen una forma oriental y se inclinan hacia la nariz. Así mismo, su cola es larga, estrecha y sin dobleces; mientras que el pelaje —corto, fino y ceñido al cuerpo— presenta un color principal pálido en todo el cuerpo, salvo en las marcas distales, mucho más oscuras.
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“El color más oscuro se extiende únicamente a la zona del morro, las orejas, las patas y la cola, que son las partes más frías del cuerpo. Puede tener una amplia gama de colores. Independientemente de los colores, como el siamés blanco, y patrones del pelaje, el color de los ojos será siempre de un azul intenso brillante”, agregaron desde Purina.
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Cuando se habla de gatos siameses, hay un detalle particular en esta raza y es que en algunos casos registran cambios de color en su pelaje, lo cual si bien para muchos puede ser un misterio, está ampliamente explicado en la veterinaria y se produce por una mutación genética que se refleja en esta parte del cuerpo.
Gato Siames - Istock. Foto - Istock
Un reciente análisis de National Geographic se centra en este fenómeno y resalta que se debe a una mutación conocida como el ‘gen del Himalaya’, que se descubrió en la raza en 2005, es de carácter recesivo, transmitido por ambos progenitores y confiere a los felinos un pelaje sensible a la temperatura que puede cambiar de color.
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“En el útero, los siameses se desarrollan a una temperatura de unos 38 grados centígrados, la temperatura normal de un gato. Una vez nacidos, los siameses completamente blancos empiezan a enfriarse en las extremidades, como la cola, las patas, las orejas y la cara. Estas temperaturas más bajas hacen que el gen himalayo active la melanina del cuerpo, un pigmento que también se encuentra en las personas”, indicaron.
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Así mismo, citando a Betsy Arnold, veterinaria que dirige una consulta exclusiva para gatos en Nueva York, sostienen que “a las dos semanas de vida, las tonalidades oscuras empiezan a extenderse a sus extremidades. Hacia el mes de vida, aparece su color definitivo, que puede ser una de varias variedades, entre ellas el blue point, el lilac point, el chocolate point y el seal point, que tiene un pelaje claro de color crema con matices marrón oscuro en las patas, la cola, la nariz y las orejas”.
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Por último, pese a que dejan claro que la mutación himalaya hace que el pelaje se oscurezca a medida que el gato envejece, aunque cualquier tipo de traumatismo o cambio en el pelaje del gato puede alterar sus tonalidades. Por ejemplo, si un gato siamés se somete a una intervención quirúrgica, una zona del pelaje que haya sido afeitada puede volver a oscurecerse porque la zona afectada está más fría mientras el pelo vuelve a crecer. Con el tiempo, el pelaje puede volver a ser más claro.
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De esta forma resaltan que no es grave, pero sí de cuidado especial, ya que los gatos que tienen esta condición, requieren un manejo especial de temas como la piel y el pelaje, debido a que son más sensibles al deterioro, dada la condición genética que poseen.