Cómo llevar bien el chal de invitada a una boda
Visto en los álbumes de fotos en casa en nuestras abuelas, madres y tías. Popularizado en la primera década del siglo XXI por celebridades en las alfombras rojas de estrenos y premiaciones, no hay duda de que el chal de invitada llegó a ser uno de los accesorios para invitadas más usado de todos los tiempos. Y aunque es cierto que llegó un momento en el que fue tachado de anticuado en las últimas décadas, lo cierto es que su atemporalidad y versatilidad inherentes han conseguido que en este ciclo de bodas del 2024 se declare que el chal está de vuelta.
Ahora, bien es cierto que los protocolos de vestimenta para ir a las bodas siempre han tenido una relación de amor-odio con el chal de invitada. También las propias invitadas. Algunas ven en este pañuelo la opción más cómoda para resguardarse del frío - o para hacer de su look algo más recatado en caso de bodas religiosas -, mientras que otras han decidido sustituirla por capas, ponchos, americanas fluidas o el fular de madrina que también copiamos de los inicios de los 2000. Sin embargo, no es tan difícil demostrar que es posible llevar un chal con infinita elegancia y sofisticación.
Cómo combinar el chal de invitada
Cuando pasamos a escribir su manual de uso, es imposible no pensarlo en dos partes. La primera, sus combinaciones de color, incluyendo sus versiones estampadas para de esta manera dar un giro moderno y tendencia a un vestido elegante y un accesorio muy clásico.
FORMAS DE COMBINAR EL COLOR DEL CHAL CON TU VESTIDO
- Monocolor
El más seguro, el que la mayoría utilizamos cuando se trata de buscar ese toque extra para nuestros vestidos de noche y, por supuesto, sumar ese toque práctico para las noches frescas del verano. Es elegante, es sencillo, pero sobre todas las cosas, es bonito a morir.
American actress Winona Ryder, arrives for The 68th Annual Academy Awards on March 25, 1996 at the Dorothy Chandler Pavilion in Los Angeles, California. (Photo by Ron Davis/Getty Images)
- En contraste
Blanco con negro, rosa con verde, lila con coral, naranja con azul… Quizá la opción más atrevida de todas, pero también la que más personalidad suma al estilismo y, por lo tanto, una de las más apetecibles para convertirse en la chica mejor vestida de la noche.
Chal magente de Lady Pipa.
- Liso x estampado
Ya sea el chal liso y el vestido estampado, o viceversa. La idea es crear un ligero contraste siempre sumando un toque clásico a un vestido tendencia o un toque tendencia a un vestido clásico. La mejor manera de hacerlo, es elegir un chal de un color que se encuentre en el estampado para así crear armonía.
Victoria Federica, el bautizo del hijo de María de Jaime y Tomás Páramo.
FORMAS DE PONERSE EL CHAL DE INVITADA
- Sobre los hombros
Quizá la manera más clásica de llevarlo, la que conocimos de las mujeres favoritas de nuestra vida. Y de aquí puede ir de dos maneras:
→ Dejando los extremos sueltos en la parte delantera.
→ Utilizando un broche para sujetarlo al centro y así liberar los brazos.
Winona Ryder en el Festival de Cine de Nueva York en 1998.
- Cubriendo las muñecas
Sobre los antebrazos y enrolladas alrededor de las muñecas –como si de un brazalete se tratase– para de esta manera dejar el poder de nuestro estilismo al tejido restante cayendo a ambos lados de manera fluida y muy glamurosa.
Tyra Banks en los Golden Globes de 1998.
- Debajo de los hombros
Como una extensión transparente de un vestido palabra de honor y así convertido en un vestido de escote Bardot. Sin duda, una manera refrescante y muy elegante de llevarlo. Te recomendamos utilizar un broche para sujetarlo al centro, ya que si no pasarás toda la noche con las manos en él –como Penélope en los 2000– .
Penelope Cruz en los Premios Oscar de 2000.
- Sobre los codos
Partiendo de la espalda y dejando libres los hombros y envuelta de los codos a las muñecas, quizá no la manera más práctica, pero si la más fotogénica. Es más, esta opción lo tiene todo. Permite sacar el máximo partido a tu look al mismo tiempo que te cubre si hace algo de frío.
Gwyneth Paltrow en los Premios Oscar de 1998.
- A modo de capa
Para esta quinta y última manera de llevar el chal de invitada se requiere una versión un poco más larga. Y es que, la idea es que cubra el cuello y los hombros, para después sujetarlo en la parte posterior con un broche o un nudo muy coqueto.
Tip de expertas: Escoge un tejido semitransparente para no restar protagonismo a aquello que llevas debajo.
Jennifer Lopez en los Golden Globes de 1998.
Estas solo son algunas propuestas estilísticas para alargar la vida útil de los chales de invitada que, boda tras boda, nos salvan de tener o bien que llevar chaqueta o bien de tener que robársela al chico de turno. ¿Acaso no es el chal una pieza más fotogénica?
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