‘Mi experiencia horrenda siendo au pair en Estados Unidos’: los retos de una latina sobreviviendo en un país extranjero

Su experiencia como au pair en Estados Unidos estuvo lejos de ser el sueño que había imaginado.

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‘Mi experiencia horrenda siendo au pair en Estados Unidos’: los retos de una latina sobreviviendo en un país extranjero

La joven menciona que es vital estar preparado para los desafíos y estar dispuesto a enfrentar situaciones difíciles con asertividad y confianza.

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Como miles de jóvenes, Cintia Ferrer vio en el programa de intercambio de au pair una oportunidad única para explorar un nuevo país y experimentar un crecimiento personal significativo.

La promesa de vivir en el extranjero, conocer nuevas culturas y ganar independencia parecía irresistible. Sin embargo, su experiencia como au pair en Estados Unidos estuvo lejos de ser el sueño que había imaginado.

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Cintia se encontró viviendo con una familia que ejercía un control estricto sobre cada aspecto de su vida, haciéndola trabajar más allá de las reglas establecidas por el programa.

Su relato, que se ha hecho viral en TikTok, revela los desafíos y frustraciones que enfrentó, ofreciendo una valiosa lección sobre la importancia de establecer límites y contar con un sólido apoyo antes de embarcarse en una aventura de este tipo.

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Qué significa ser au pair en Estados Unidos

Ser au pair implica viajar a otro país y vivir con una familia local, ayudando con las tareas del hogar y el cuidado de los niños a cambio de un apoyo económico y alojamiento. No se trata de un trabajo en el sentido tradicional, sino de una experiencia de intercambio cultural con reglas específicas que varían según el país. El objetivo es integrarse temporalmente como un miembro más de la familia anfitriona, permitiendo al au pair explorar y conocer el destino.

Durante su estancia como au pair en Estados Unidos, Cintia estaba limitada a trabajar un máximo de 45 horas semanales, con derecho a un día y medio libre por semana, un fin de semana completo libre al mes y dos semanas de vacaciones al año. Para ser au pair, tuvo que contratar a una agencia registrada que la conectó con una familia anfitriona a través de un programa gubernamental.

‘Estaba en negación’

Cintia, originaria de Argentina, inició su proceso de selección durante la pandemia, enfrentando complicaciones adicionales. Aunque inicialmente iba a quedarse con una familia en San Francisco, la logística no se concretó y tuvo que buscar otra opción.

"Esa familia era también de San Francisco y yo me obsesioné con la ciudad. Una es chica y no piensa muy bien las cosas", relató Cintia en una entrevista con Nosotras (El Universal). Desde la primera llamada, sintió una actitud extraña en la nueva familia, pero decidió ignorar las señales de advertencia.

La familia anfitriona consistía en dos padres que trabajaban en empresas de tecnología y dos hijos pequeños. Desde el principio, mostraron una actitud controladora, supervisando cada detalle del trabajo de Cintia. Esta vigilancia constante y correcciones continuas hicieron que su trabajo fuera extremadamente difícil. "Una cosa es trabajar sola, pero si tenés a los dos padres vigilándote y corrigiendo lo que estás haciendo, la verdad se hace bastante difícil", confesó.

Los conflictos

El control exhaustivo de la familia se extendió a todas las áreas de su vida diaria, incluyendo su habilidad para conducir. Aunque Cintia tenía experiencia previa al volante, sus habilidades fueron constantemente cuestionadas, lo que le hizo perder confianza. A pesar de aprobar las clases de manejo y obtener una licencia, la familia nunca confió en ella, lo que exacerbó su estrés.

Durante un viaje a Hawái, la situación no mejoró, ya que Cintia tuvo que trabajar todo el tiempo sin un solo día libre. La gota que derramó el vaso fue cuando la familia le pidió que pasara una semana de sus vacaciones en cuarentena, aunque ya no era obligatorio. Al negarse, le exigieron trabajar en su tiempo libre para compensar la semana de cuarentena.

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‘La mamá anfitriona me empezó a gritar’

La situación llegó a un punto crítico cuando Cintia finalmente tomó sus vacaciones y, al regresar, la familia anfitriona la confrontó. En una reunión, la madre anfitriona comenzó a gritarle, acusándola de ser desagradecida.

"Me empezó a decir que era una desagradecida, que con todo lo que ellos habían hecho por mí", relató Cintia. La discusión culminó con la madre preguntándole sarcásticamente: "¿qué querías, que te adoptáramos?".

Semanas de angustia

La representante de la agencia intercedió, permitiendo que Cintia se quedara unas semanas más mientras encontraba una nueva familia. Sin embargo, la hostilidad la llevó a quedarse con un amigo, también au pair.

Durante este tiempo, enfrentó acusaciones de la familia anfitriona que intentaron sabotear su reputación. Afortunadamente, la representante de la agencia mostró empatía y la apoyó en todo momento, permitiéndole superar este difícil período.

Finalmente, Cintia encontró una nueva familia en Minnesota, con la que tuvo una experiencia muy positiva. A pesar de las dificultades iniciales, su tiempo con esta segunda familia fue enriquecedor y lleno de aventuras, permitiéndole viajar y cumplir muchos de sus sueños. "Ellos sí fueron una familia", dijo con cariño. "Los amo y los extraño muchísimo".

Además, reflexiona que es crucial tener expectativas realistas y establecer límites desde el principio. Aunque la experiencia de ser au pair puede ser increíblemente gratificante, no es para todos. Es vital estar preparado para los desafíos y estar dispuesto a enfrentar situaciones difíciles con asertividad y confianza.

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal, y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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