Cinco alimentos para comer por las mañanas y acelerar el metabolismo
“El desayuno es la comida más importante del día”, esto es algo que a lo largo de nuestra vida hemos escuchado una y otra vez, pero, aun así, muchas personas siguen sin tomar nada antes de salir de casa para ir al trabajo.
Desayunar es verdaderamente importante para poder empezar el día con energía, pero igualmente lo es acertar con la elección de los alimentos. Cada alimento puede aportar algo distinto a nuestro organismo y la revista BestLife ha elaborado una lista con los que sirven para acelerar nuestro metabolismo. Pero… ¿Qué es el metabolismo? El metabolismo es un factor clave para estar en forma y mantener la línea; se trata de los mecanismos que tiene el cuerpo para producir energía para poder llevar a cabo nuestras diferentes funciones corporales.
Es más, un metabolismo rápido es un indicador de salud que va a permitir que nuestro cuerpo optimice el uso de las grasas como fuente energética; y esto es lo que vas a conseguir si empiezas a ingerir los siguientes alimentos por las mañanas.
1. Avena
Tomar avena de manera regular en el desayuno tiene una serie de beneficios para nuestra salud, pero se deben ingerir las cantidades adecuadas y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben ser entre 25 y 30 gramos al día, es decir, 3 o 4 cucharadas.
Bowl de avena (iStock)
Bowl de avena (iStock)
Uno de estos beneficios es el de ayudar a acelerar el metabolismo y frenar el hambre a lo largo del día: “Este cereal integral es rico en fibra soluble, lo que ralentiza la digestión y estabiliza el azúcar en la sangre, lo que previene las caídas y picos que pueden desencadenar antojos de hambre y la posibilidad de comer en exceso”, explica Krutika Nanavati, dietista y nutricionista a BestLife. “La avena también te mantiene lleno, lo que potencialmente reduce la ingesta total de calorías durante el día”.
2. Huevos
Al igual que sucede con la avena, los huevos ayudan a controlar el apetito, puesto que son muy saciantes, y a regular el metabolismo “al descomponer la grasa para obtener energía”. Los huevos: “Mantienen la sensación de saciedad por más tiempo, lo que reduce los antojos y la posibilidad de comer en exceso”, asegura Nanavati.
Una buena manera de ingerirlos en el desayuno es en un revuelto, pero también puedes hacerlos a la plancha o cocidos.
3. Yogur griego
El yogur griego es otro alimento que ayuda a estimular e impulsar el metabolismo, según los expertos: “El yogur griego, una fuente fantástica de proteínas y probióticos beneficiosos para el intestino, promueve la quema de calorías a través del TEF y favorece una digestión saludable, que desempeña un papel vital en el metabolismo general”, dice Nanavati.
Es más, lo bueno del yogur es que, al no tener un sabor muy potente, puedes combinarlo con otros alimentos como frutos secos, fresas, frambuesas o incluso pepitas de chocolate puro. Este alimento, que es muy saciante, también tiene una gran cantidad de beneficios.
4. Nueces
Las nueces ayudan a combatir el colesterol, a la regulación del tránsito intestinal, tienen un gran poder antioxidante, ayudan a cuidar la salud de nuestro cerebro… Pero otra de sus cualidades es la de aumentar el metabolismo de quien las toma. Para integrarlas en el desayuno puedes, directamente, echarlas dentro del yogur.
Un puñado de nueces (iStock)
Un puñado de nueces (iStock)
“Ricos en grasas saludables y proteínas, los frutos secos son saciantes, lo que evita comer en exceso más tarde durante el día. Además, contienen minerales como el magnesio, crucial para la función de las enzimas implicadas en el metabolismo”, asegura Eric Sornoso, director ejecutivo de la empresa de comidas a domicilio Mealfan.
5. Té verde
En vez de café, puedes beber té verde por las mañanas, ya que tiene muchos beneficios para la salud como combatir la inflamación o ayudarte a acelerar el metabolismo a lo largo del día.
Es más, según asegura Sanitas, el té verde ayuda a aumentar la agilidad mental, y es posible que pueda ser útil para prevenir los mareos en personas con tensión baja; prevenir el cáncer de la vejiga, del esófago, de los ovarios y del páncreas; reducir el riesgo o retrasar la aparición de la enfermedad de Parkinson; y disminuir los niveles altos de grasa, como el colesterol y los triglicéridos, en la sangre.