Un libro destapa una infidelidad en el matrimonio compuesto por Humphrey Bogart y Lauren Bacall
Hay amores que duran para siempre… o tal vez esta afirmación no sea del todo cierta. El -en apariencia- idílico matrimonio vivido entre las clásicas estrellas de Hollywood Lauren Bacall y Humphrey Bogart surgió a raíz de su participación en ‘Tener y no tener’ de Howard Hawks, en la que la actriz pronunciaba aquello de “si me necesitas, solo tienes que silbar”, una de las frases de cine más famosas e icónicas de la historia.
Esta frase por parte de la actriz sirvió para que Bogart, que no atravesaba su mejor momento debido al exceso de alcohol y tabaco durante toda su vida, cayera rendido a los encantos de la actriz y diera pie a un romance legendario, convirtiéndose por lo tanto en una de esas parejas reales que compartieron película en Hollywood, eso sí, a escondidas, puesto que que el intérprete de ‘Casablanca’ todavía estaba casado con Mayo Methot, su anterior esposa.
tener y no tener
El medio ‘EW’ ha publicado un extracto del libro que analiza la fascinación de Lauren Bacall por el político y candidato en dos ocasiones a la presidencia de Estados Unidos, Adlai Stevenson, así como los devaneos de una de las parejas de estrellas más míticas de las películas.
A pesar de que no se indica de manera explícita, según las reflexiones de la propia Bacall y del trabajo previo de documentación llevado a cabo por William J. Mann, no es difícil aventurar que el gobernador de Illinois y la actriz tuvieron, como mínimo, un romance emocional, y quién sabe si también físico.
Bacall y Bogart, que también compartía admiración por Stevenson, acompañaron al gobernador en sus paradas de campaña en California. Para Bacall, la experiencia fue emocionante. “Las multitudes saludando y gritando me hacían sentir que yo misma me presentaba a las elecciones”, lo que le llevó a prohibir que nadie más entrara en la caravana de Stevenson, incluidos compañeros de campaña como Tony Curtis y Janet Leigh.
tener y no tener
En este punto, conviene aclarar que Stevenson fue el primer candidato de un partido importante en divorciarse, de ahí que la actriz creyera que Stevenson “necesitaba una esposa, alguien con quien compartir su vida”. En sus memorias, fue muy sincera sobre sus sentimientos. “Fantaseaba con que yo sería una compañera a distancia, una buena amiga con la que pudiera hablar libremente de cualquier cosa”. Lo que quería era “estar en contacto con un gran hombre capaz de mejorar el mundo”.
Recordemos que en las elecciones de 1956, Eisenhower ganó por un amplio margen a Stevenson. “Volví sollozando a nuestra habitación”, escribió Bacall. “Hasta Adlai Stevenson, yo era una mujer perfectamente feliz, con un marido al que amaba, un hijo y una hija preciosos, cierto éxito en mi trabajo, una casa preciosa, dinero, ni una preocupación en el mundo”. Pero Stevenson, escribió, “me sacudió por completo”. En el vuelo de regreso a Los Ángeles, “estaba muy lejos de Bogie”, admitió Bacall, “mis pensamientos estaban en el hombre que había dejado atrás”. Por supuesto, los celos de Bogart no hacían más que crecer.
mejores parejas del cine
Tiempo después, en una fiesta que se daba para Stevenson, el gobernador cogió a Bacall del brazo y la acompañó de vuelta a su hotel. En su relato, Bacall parece haber esperado que él subiera con ella. “Quería hablar con él a solas, personalmente”, escribió. “Aunque no estaba segura de que se pusiera tan personal conmigo, la insinuación era que lo haría”.
“A él le gustaba flirtear”, escribió sobre Stevenson en sus memorias, “y él sabía que yo era muy joven y que estaba muy enamorada de él”. Hizo todas las salvedades obligatorias: “No es que estuviera insatisfecha con Bogie o que le quisiera menos, pero Stevenson podía ayudar a crecer a una parte diferente y obviamente dormida de mí”. En su fantasía, podía tenerlo todo: “Si no abandonaba a mi marido y mi hogar, cosa que no deseaba ni tenía intención de hacer, vería a Stevenson cuando pudiera y mantendría vivo el hilo de mi presencia en su conciencia”.
Bogart And Bacall
Durante su estancia en Nueva York, la pareja quedó en verse de nuevo en California, donde Stevenson iba a dar un discurso. “Me incluyó en todas sus actividades, que no hicieron más que alimentar mi fantasía”, escribió. ¿Surgió durante ese viaje “algo más” entre los dos digno de figurar entre los mejores finales de la historia del cine?