La NASA lanza al fin la prometedora vela solar para viajes espaciales
Las velas fueron fundamentales para impulsar las embarcaciones de las civilizaciones antiguas. Es probable que desempeñen un papel similar en el futuro de los viajes espaciales. Los sistemas de propulsión de última generación no aprovechan el viento, sino los fotones que llegan desde el Sol. Aunque dicha tecnología parece sacada de la ciencia ficción, ya es una realidad. Recientemente se desplegó con éxito la primera vela espacial de la historia, gracias a la colaboración entre la NASA y la compañía RocketLab.
Cualquier gran viaje tiene etapas de prueba en su historia. La primera vela solar implementada impulsará un satélite pequeño a aproximadamente 965 kilómetros de altura, en la órbita baja de la Tierra. Para ponerlo en contexto, la Estación Espacial Internacional opera a 400 kilómetros de la superficie terrestre. El propósito principal de esta vela solar es recopilar datos fundamentales de vuelo mediante la propulsión de la luz, con miras a futuras aplicaciones.
Esta es la primera foto de una turbulencia solar.
Esta es la primera foto de una turbulencia solar en la historia
La sonda Parker consiguió por primera vez una imagen visible de las inestabilidades ‘Kelvin-Helmholtz’, una especie de turbulencia en el viento solar.
El funcionamiento de la vela solar se basa en la presión de la luz. Su mecanismo sigue un principio similar al de una vela en un navío. La superficie reflectante del satélite permite el rebote de los fotones, lo que a su vez, provoca el empuje del instrumento y su correspondiente manejo en el espacio.
Una vez en el espacio, el satélite desplegó una estructura espacial de 80 metros cuadrados (nueve metros por lado) mediante unos brazos mecánicos, durante 25 minutos. De acuerdo con la NASA, la primera vela solar será visible desde la superficie de la Tierra pues alcanzará un brillo similar al de Sirio, la estrella más destacada en el firmamento.
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“El Sol seguirá ardiendo durante miles de millones de años, por lo que tenemos una fuente ilimitada de propulsión. En lugar de lanzar enormes tanques de combustible para futuras misiones, podemos lanzar velas más grandes que utilicen combustible ya disponible. Vamos a demostrar un sistema que utiliza este abundante recurso para dar los siguientes pasos gigantescos en exploración y ciencia”, mencionó Alan Rhodes, ingeniero de sistemas, líder del Centro de Investigación Ames de la NASA.
Lanzamiento exitoso de la vela solar
El 24 de abril la NASA y RocketLab lanzaron exitosamente la carga a la espacio a 1,000 kilómetros. La misión consiste en una serie de maniobras para demostrar el ascenso y descenso de la órbita, utilizando únicamente la presión de la luz solar que actúa sobre la vela. Durante su estancia en la órbita baja, se monitoreará el ascenso y descenso de la región utilizando la presión de la luz solar que llega en la gran vela. El lanzamiento fue transmitido en tiempo real y puede ser visto a través de la pagina oficial de RocketLab o en los canales oficiales de la Agencia Espacial de Estados Unidos.
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Tanto los materiales de la vela como el mecanismo que permite su despliegue en el espacio son motivo de orgullo para la ciencia. El compuesto reflectivo es solo un polímero resistente a los cambios radicales de temperatura en el espacio. Los ‘brazos’ que sirven como soporte y se extienden por una diagonal de nueve metros caben en la palma de una mano. Con los materiales actuales, la NASA estima que podrían alcanzar un máximo de despliegue de 500 metros cuadrados. Si todo ocurre según lo esperado, algún día no muy lejano habrá velas solares de 2 mil metros cuadrados.
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