La gran apuesta del trader Biden: convierte la reserva estratégica de petróleo de EEUU en una mina de oro
Que EEUU se ha convertido en la primera potencial mundial del petróleo es evidente. El boom del fracking y el shale oil (petróleo de esquisto) han encumbrado a este país a la primera posición del mundo en cuanto a producción de crudo. Es más, EEUU se ha convertido, por ejemplo, en el principal proveedor de crudo de España, ‘aprovechando’ las tensiones en el Mar Rojo y Oriente Medio. Pero más allá de todos esos beneficios del crudo, EEUU está logrando sacar partido al petróleo de forma inesperada: a través de su Reserva Estratégica de Petróleo.
La reciente evolución de los precios del petróleo y los movimientos de la Casa Blanca sobre cómo reponer la reserva estratégica (SPR) han hecho que se hable de negocio aparte de interés nacional. La operación de compraventa de petróleo de la Administración sigue teniendo muy buena pinta, señalaba este miércoles Joe Weisenthal, colaborador de Bloomberg. El 2 de abril, EEUU canceló un plan de compra de petróleo para rellenar la SPR ante la subida de precios del petróleo en ese momento. Sin embargo, con las caídas recientes del crudo, el ‘olfato’ inversor de los gestores que dirigen la SPR, bajo la tutela de Joe Biden, se ha vuelto a activar: esta misma semana, Washington ha afirmado que planea comprar la caída, buscando hasta 3,3 millones de barriles con el precio más favorable.
“Por razones obvias, ganar dinero no debería ser el objetivo de la reserva estratégica. Sirve para satisfacer las necesidades energéticas del pueblo estadounidense en caso de crisis. Algunos incluso han criticado a la administración Biden porque su venta de reservas no alcanzó el umbral de emergencia y, en cambio, se ha utilizado con fines políticos. Dicho esto, una cosa por la que no se debería criticar a la Casa Blanca es por su oportunismo a la hora de comprar petróleo. Si Joe Biden dirigiera una empresa de trading de materias primas, estaría recibiendo una gran prima. El precio medio de venta por barril de la reserva estratégica ha sido de 95 dólares, frente a un precio medio de compra de 83 dólares”, plantean Roukaya Ibrahim y Nicholas Gordon, analistas de BCA Research, en un comentario de este jueves.
Los dos estrategas dibujan un escenario ficticio, pero muy revelador, en el que el presidente de EEUU dirigiera un fondo llamado Biden Capital. “El valor de mercado de su hipotética cartera sería igual al número total de barriles de la reserva estratégica multiplicado por el precio del barril, más los ingresos netos en efectivo procedentes de la venta de petróleo (invertido al tipo del activo libre de riesgo). Su valor de referencia sería el valor de mercado del petróleo de la reserva si no hubiera vendido el crudo (es decir, si la reserva hubiera seguido conteniendo 638 millones de barriles de petróleo)”, explican.
La Reserva Estratégica de Petróleo está medio vacía
La SPR contiene ahora mismo unos 360 millones de barriles (unos niveles que no se veían desde 1983), justo ahora que el crudo ha comenzado a caer, EEUU busca rellenarla. El precio del petróleo Brent se encuentra, precisamente, en la zona de los 83 dólares, la media a la que ha venido comprando la SPR su crudo en los últimos años. El propio funcionamiento en los últimos años de la SPR está propiciando también estos beneficios: EEUU compra cuando el precio cae y vende cuando el mercado global lo necesita, un periodo que coincide, normalmente, con ciclos de escasez de petróleo en el mercado, lo que dispara su precio.
Cabe destacar que la Reserva Estratégica alcanzó su máximo histórico en enero de 2010 con 726 millones de barriles. George Bush se empeñó en adquirir importantes cantidades de petróleo tras el ataque terrorista del 11-S en EEUU. La intención era agrandar este escudo energético en un momento de tensión al alza ante la inminente Guerra de Irak,
La gran apuesta del trader Biden: convierte la reserva estratégica de petróleo de EEUU en una mina de oro
Volviendo a las cuentas de la ‘jugada maestra de Biden’, las cuentas que realizan los expertos de BCA Research revelan que el presidente Biden de EEUU ha superado su valor de referencia (mencionado más arriba) en aproximadamente un 7%. “Hay que reconocer que nuestra metodología es imperfecta; se puede argumentar que los precios del petróleo habrían sido más altos si no se hubiera producido la venta de la reserva. Sin embargo, si las encuestas son correctas y los demócratas pierden la Casa Blanca, no sería mala idea llamar al presidente Biden si necesita un operador de primer nivel para gestionar su exposición a las materias primas”, remachan.
De reserva estratégica a ‘fondo soberano’ de EEUU
“La negociación no está mal. Pero lo que es más importante, puede que estemos asistiendo a la plena transformación de la reserva estratégica en su nueva y lógica finalidad. Cuando EEUU era un gran importador de petróleo, cuya economía podía caer en picado por la falta de importaciones, había buenas razones para contar con una enorme reserva de crudo que sirviera de amortiguador frente a ese riesgo externo. Pero desde hace un tiempo, EEUU produce petróleo como un loco. Así, la misma facilidad, que antes era una cobertura geoestratégica, puede utilizarse ahora para fines más convencionalmente macroeconómicos”, reflexiona Weisenthal.
“Se puede liberar petróleo cuando los precios suben de forma intolerable, y se puede comprar petróleo cuando el precio baja lo suficiente, de forma que se perjudica un mayor crecimiento de la producción estadounidense. La idea parece funcionar tanto en la teoría como en la práctica. El petróleo es famoso por su auge y caída, razón por la cual, históricamente y en todo el mundo, organizaciones como la OPEP (o la versión primitiva de la Comisión de Ferrocarriles de Texas) han desempeñado un papel en la coordinación de los productores”, añade el colaborador de Bloomberg.
Esta dinámica hace que Weisenthal proponga extender esta estrategia a otras materias primas críticas. La semana pasada, la empresa Albermarle, uno de los principales productores de litio, declaró que podría ralentizar su ritmo de inversión de capital debido a los bajos precios al contado del metal. Puede ser un buen movimiento para la empresa, pero si se acepta la premisa de que vamos a necesitar mucho más litio para los vehículos eléctricos en el futuro, no es bueno para el suministro y la capacidad a largo plazo.
¿Reservas estratégicas para todo?
De ahí, cierra Weisenthal, las crecientes peticiones de que el Departamento de Energía (DOE) adopte una lógica similar a la de la reserva estratégica de petróleo para estas otras materias primas: construir infraestructuras (tanto físicas como financieras) para mantener los precios al alza, de forma que no se ralentice el ritmo de extracción y producción, lo que serviría de amortiguador cuando los precios se resientan.
El problema de construir estas reservas estratégicas es que se ejerce una presión al alza sobre el precio de esos metales o materias primas clave por dos vías diferentes: una es por la ‘alarma’ que se genera en el mercado. Si EEUU construye una reserva estratégica de una materia prima es porque descuenta que va a ser escasa y que puede vital para el futuro, lo que podría generar una suerte de ‘efecto rebaño’ de acaparamiento entre otros agentes.
Por otro lado, crear esa reserva estratégica supone inmovilizar parte de esa materia prima tan valiosa. En el caso del petróleo, los 360 millones de barriles que tiene EEUU inmovilizados en sus tanques no están en el mercado. Lo mismo sucede con el resto de reservas estratégicas a nivel global. Solo el crudo que ‘acapara’ EEUU en su SPR daría para cubrir la demanda entera de España durante casi un año. Esto provoca que el precio del crudo sea más alto de lo que sería sin la existencia de estas reservas.