Emery y su noche con dos caras
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Unai Emery devolvió al Aston Villa a competición europea la pasada temporada. En Villa Park no se medían a rivales continentales desde que en el verano de 2010 cayeron en el clasificatorio para la Europa League. La del jueves fue la primera semifinal europea de los de Birmingham en 42 años, una cita histórica a la que el Olympiacos llegó ignorando su papel de invitado. Los de Mendilibar hicieron caso omiso de las predicciones que daban a los ingleses como favoritos.
El equipo griego también vivió una jornada única. Jamás habían disputado una semifinal contintental, y después de ganar en Villa Park, tienen la clasificación para su primera final en su poder. Ahora depende de ellos. Un agarrón de un compañero en el área hizo que el gol de Bailey en el noveno minuto no subiera al marcador. Falta, y tanto anulado. El Olympiacos golpeó hasta dos veces en un duelo impredecible en el que el Villa llegó a empatar antes de quedarse nuevamente a dos goles de su rival. Necesitarán una noche gloriosa en el Pireo si quieren volver a Atenas, donde se disputará la final.
Pese al resultado, la euforia que rodea al Aston Villa no se esfumó. Emery tuvo una noche con dos caras. Con dos sabores. Uno amargo, ya saben. Otro bien dulce. El Chelsea ganó al Tottenham, por lo que el Villa mantiene siete puntos de ventaja respecto a su rival por la cuarta posición. Aún no ha terminado el sueño de la Conference League y por el horizonte ya asoma el de la Champions League.
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