Cassandra Sánchez Navarro: El sexo ya no está tan mal visto, pero el placer personal, sí.
Cassandra Sánchez Navarro protagoniza la serie Consuelo, a través de la plataforma Vix.
Consuelo es una mujer con una vida de ensueño, que de repente lo pierde todo y, por primera vez en su vida, debe salir adelante sin tener un hombre al lado. Entonces, para mantener a sus hijos, comienza a vender juguetes sexuales entre sus amigas adineradas, desafiando los prejuicios de la sociedad mexicana de los años cincuenta, y también los propios.
Esa es la anécdota central que plantea Consuelo, una serie de 10 episodios, protagonizada por Cassandra Sánchez Navarro, y en la que, entre risas, también se habla de temas importantes como empoderamiento femenino, relaciones de pareja, dependencia económica y sexualidad.
Sobre todo eso platicamos con la actriz. “Esta serie ha sido un regalo. Es de esos proyectos especiales que me han llenado de placer como artista, pues lo que más me alimenta el alma es que no me encasillen. Me encantan los personajes que son completamente diferentes entre sí, y ahora me toca ser una mamá de tres hijos, que vende consoladores a la alta sociedad de México. Con eso lo digo todo… Pero lo más importante que queríamos contar es esta relación que hay entre hombres y mujeres. Ver cómo hemos ido cambiando nuestra manera de pensar, económica y políticamente, en el trabajo o en el plano sexual, pues eso nos lleva a aprender más de ambos géneros ”, nos platica Cassandra.
Un tema prohibido
Para ella, la sexualidad fue precisamente el tema más complicado de abordar, debido a los atavismos que siguen presentes en la sociedad mexicana. “Pero me gusta poder hablar sobre esto y mostrar cómo las mujeres en esa época eran condenadas por hacerlo. Si hoy en día el sexo es un tema tabú, ni hablar en ese entonces. Entonces, me siento muy agradecida del mundo en el que me tocó vivir y pienso en todas esas mujeres que, como Consuelo, pelearon por los derechos de otras mujeres, en un tiempo donde no teníamos ni siquiera permitido votar. Ahorita estamos por elegir a la primera mujer presidenta de México y celebro lo lejos que hemos llegado”, asegura.
Personalmente, Cassandra se define como una mujer plena que disfruta a tope su libertad. “Y en particular este proyecto me permitió darme cuenta de todos los cambios que hemos pasado como sociedad. Hoy yo puedo decidir qué hacer con mi vida, pues nadie me dicta cómo hacerlo. Puedo cortar mi pelo como que yo quiera y hacer lo que yo quiera, ya que no hay tantos prejuicios… Aún así, cuando hablamos de sexo o, como en este caso, de los dildos, que han existido desde hace miles de años, en distintas partes del mundo, y en diferentes culturas, todo sigue siendo un tabú. El sexo ya no está tan mal visto, pero el placer personal sí. ¿Qué chistoso, no?”, se cuestiona.
Es precisamente por eso que Cassandra considera importante contar este tipo de historias y mostrar que es necesario quitarle la culpa al placer. “Se me hace muy chistoso que de repente sea un tema prohibido, cuando llevamos miles de millones de años sobre la faz de la tierra. Por ejemplo, existen estudios y se han encontrado reliquias de dildos y otras cosas que datan de hace cientos de años. Entonces, me causa gracia cómo el mundo va cambiando y evolucionando, dependiendo de las sociedades y de quien dicte las reglas… Pero la sexualidad siempre ha estado ahí y me sorprende, por ejemplo, el hecho de que la autoexploración siga siendo un tabú, cuando es algo tan natural como saber qué le gusta a tu cuerpo, pues solo tú vas a saber qué te satisface… Y para la gente que nunca se ha tocado o ni siquiera ha tenido la curiosidad para descubrir qué se puede, espero que esta serie les abra los ojos, el corazón y las ganas de explorar un poco más allá”, comenta.
El juego del matrimonio
En el plano personal, Cassandra está viviendo uno de sus momentos más plenos, luego de que el pasado 11 de noviembre contrajera matrimonio con el financiero Alejandro Cáceres, en una divertida ceremonia celebrada en San Miguel de Allende. “Soy muy nueva todavía en este juego del matrimonio, apenas llevo tres meses, así que no he sentido aún que se haya revolucionado mi vida. Sin embargo, puedo decir que lo que siento, como mujer, es una seguridad profunda, pues realmente encontré a un hombre que admiro, respeto, adoro y valoro; y saber que tienes eso de regreso, te da mucha seguridad ante la vida… También me ha dado otra visión, porque es como: ‘Puedo no caerte bien a ti, pero yo sí tengo un gran esposo que me ama’”, bromea.
Y añade: “A pesar de que nunca fui partidaria de las bodas, ahora siento que ya se me quitaron los miedos de ser tan libre y ser tan yo. Curiosamente sucedió amarrándome a alguien más. No sé cómo es que funcionó eso, pero así fue”, nos dice.
En los tacos o en el Met
Aún así, su matrimonio no obedece a ninguna presión social y, de hecho, Cassandra comparte la opinión de quienes piensan que es una institución obsoleta. “Yo también siento que lo es y que no es necesario, en lo más mínimo, firmar un papel para compartir tu vida con alguien. Digo, se requiere por cosas legales, de hijos o créditos, pero no me gusta esa idea de ‘tenemos que casarnos porque es lo que se hace’… Yo no quería casarme ni creía en el matrimonio. Todo el mundo lo sabe, mi esposo lo sabe, la cosa es que yo me enamoré y encontré un gran hombre con el que quiero compartir mi vida… Si con alguien me siento cómoda todos los días, siendo fea, siendo bonita, en la mañana, en la noche, en los tacos o en el Met, es con este hombre. Que dure lo que tenga que durar, pero genuinamente me quise casar con él por amor, no por complacer a la gente”, nos comparte.
Y sobre la boda, añadió que no fue el típico ritual. “Siempre tuve muy claro, desde chiquitita, que yo no quería casarme, pues no entendía la lógica de la ceremonia… ¿Cómo me voy a poner un vestido blanco si no soy vírgen?, ¿Por qué me caso contigo, pero tengo que invitar a los demás a cenar?… Como que había muchas cosas alrededor que no comprendía pero, después de haber tenido mi boda, que fue exactamente como nosotros lo quisimos, cambié un poco de opinión. Para que me entiendan, no tuvimos pastel de bodas porque ninguno de los dos nos gusta el pastel, entonces tuvimos una barra de cereales. Hicimos todo muy a nuestra manera y creo que, si lo haces así, vas a encontrar una felicidad inmensa. Y eso va a darte más valor a ti, que a la sociedad o a lo que otros piensen de ti”, finalizó.