Andrea Mateache: “Nuestras clientas priorizan la comodidad”

Si alguna vez tienes la oportunidad de decirle a Andrea Mateache (directora creativa de Matelier) que has llevado uno de sus vestidos, la diseñadora se emocionará con la inocencia de una recién llegada a la industria. No ha pasado tanto desde aquel 2019 en el que decidió apostar por sí misma y crear la marca que siempre había soñado, en concreto, cinco años, pero han sido intensos y desde luego fructíferos. La idea era sencilla: un vestido único, exclusivo, para esa boda o evento, pero en cuyo proceso creativo la clienta estuviera 100% involucrada. Y con esas en mente, Andrea creó una suerte de ruleta tipo Diseña la moda –el icónico juego de los noventa– donde una podía y puede crear su propio vestido. Tú diseñas, el equipo de Matelier aconseja y supervisa, y ejecuta.

Andrea Mateache, fundadora y diseñadora de la firma Matelier. © Cortesía de Andrea Mateache.

Fue un éxito naturalmente calculado. Y eso que hablamos de una industria que atraviesa un momento de especial saturación, lo cual no ha impedido que ciertas firmas se hayan hecho con espacio propio casi infranqueable. Matelier es una de ellas. Pero la fórmula, en su caso, ha cumplido una necesidad no cubierta hasta ahora: invitadas cómodas y elegantes, y muy capaces de olvidar el vestido que llevan en el mejor de los sentidos posibles y como solo sucede con esas prendas que casi se funden con la piel.

Andrea Mateache “cuela” vestidos en las bodas más mediáticas de nuestro país como una experta tiradora de triples (la del alcalde Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha sido la última). Y no es que los modelos en cuestión hayan sido diseñados para llamar la atención, es que lo consiguen sin querer. Su estampado, color, y la naturalidad con la que se adaptan a cualquier tipo de cuerpo han hecho el trabajo por ellos. Cuestión de intuición, de aprovechar la oportunidad y de hacer algo que solo tú puedes hacer. El noble arte de crear vestidos bonitos o el oficio natural de Andrea.

“El 80% de las clientas que vienen buscando una cosa se acaban llevando otra porque no sabían que les favorecía tanto algo a lo que no estaban acostumbradas”.

Glamour: La firma Matelier comenzó en 2019.

Andrea Mateache: Sí.

G: ¿Cómo empezó todo?

A.M: Pues yo vivía en Nueva York, me fui allí a hacer un máster de moda y a trabajar un par de años, y cuando se me acabó el visado me volví a España y me cogieron en el equipo de diseño de Pronovias, en Barcelona. Llevaba un año trabajando y el dueño vendió la marca a un fondo de inversión. Hicieron una reestructuración brutal y a todos los que llevábamos poco tiempo trabajando no nos renovaron el contrato. Me vi obligada a volver a Madrid y yo quería seguir trabajando en diseño y sabía que lo iba a tener complicado. Siempre había rondado por mi cabeza la idea de crear mi propia marca y pensé que era el momento, así que a las pocas semanas me lancé.

G: ¿Tú sola?

A.M: Yo sola. Unos años antes había montado una pequeña firma, entonces era muy jovencita, tendría 18 años, como de blusas y camisetas con otras dos amigas y me di cuenta que asociarte con otras personas es muy complicado porque hay mucha responsabilidad, cada persona se ocupa de una cosa, y siempre surgen conflictos. Así que decidí que sería mejor hacerlo sola para no depender de nadie.

G: ¿Siempre tuviste claro que querías un modelo híbrido: confección a medida y colecciones prèt-â-porter?

A.M: No, no lo tenía claro. Cada vez hay más marcas que hacen ropa de fiesta y colecciones prèt-â-porter, así que pensando un poco en lo que necesitaban las clientas y lo que necesitaba yo misma a la hora de ir a un evento o una boda, la idea era conseguir un vestido exclusivo que me pudiera diseñar yo misma. Porque cuando vas a un atelier, el diseñador te hace un boceto y al final te tienes que fiar, pero pensé: ¿y si involucro a la clienta en el proceso del diseño de su vestido? Entonces creé una plataforma online en la que había una muñequita que tú vestías de manera virtual con una serie de patrones, tejidos, colores, y vas visualizando cómo te quedaría y luego te lo pruebas en la vida real. La idea gustó mucho. Empecé primero con amigas y familia, y al poco tiempo recibí las primeras llamadas de desconocidas.

Belén Corsini y su marido, Carlos Fitz James Stuart, en la boda de Blanca Sainz y Guillermo Comenge en Cebreros (Ávila). © GtresOnline.

“Diseño vestidos con los que puedas ir sexy y guapa, y cómoda. Algunas clientas me dicen que es como ir en pijama, pero con un vestido especial”.

G: Hace dos años llevé un Matelier y siempre digo que es el vestido más cómodo que me he puesto para una boda.

A.M: ¿En serio? Qué maravilla.

G: ¿Tienes en cuenta la comodidad cuando diseñas? ¿Es una de tus prioridades?

A.M: Sí, sin duda. La mayoría de nuestras clientas es lo que priorizan, así que cuando diseño me gusta utilizar patrones y tejidos cómodos, formas agradables, siluetas vaporosas… Vestidos con los que puedas ir sexy y guapa, y cómoda. Algunas clientas me dicen que es como ir en pijama (risas) pero con un vestido especial.

G: Y las telas. ¿Dónde las encuentras?

A.M: Por un lado, tengo proveedores, la mayoría españoles. Todavía no he tenido tiempo de viajar por el mundo en busca de telas, lo cual me apetecería mucho. Y por otro lado, a partir del año pasado hemos empezado a diseñar nuestros propios estampados y la mayoría de nuestros vestidos ya los llevan, y nos gusta que cada vez se reconocen más como identidad de la marca. Muchas clientas nos dicen: “Fui a tal boda y había muchísimos mateliers”. Y no porque los hayan visto en la web, sino porque los reconocen. En un futuro sí que me gustaría diseñar todos nuestros estampados al 100%.

G: Las amigas de la marca, como Belén Corsini o María Fernández Rubíes, se han convertido en vuestras mejores embajadoras. ¿Crees que su presencia ha influido a la hora de consolidar la firma?

A.M: Sí, claro. Al final Belén y María son mujeres de referencia en muchos aspectos y hay mucha gente que se fía de su gusto o de su estilo. Que lleven diseños de Matelier nos ayuda, sobre todo, a dar visibilidad a la marca, que es muy importante. Y que ellas se sientan cómodas y guapas llevándolos es un orgullo porque al final son personas con una gran repercusión que se hacen fieles a la marca.

G: El caso es que siempre repiten, son muy fieles a vuestros vestidos.

A.M: Justo. María es medio familia, es la prima de mi marido, pero a Belén casi no la conocía antes de lanzar Matelier. Íbamos al mismo colegio, pero somos de distintas edades y nos habíamos visto poquito. Vino la primera vez a hacerse el vestido para el bautizo de la hija de su cuñada y salió en todas las portadas, y se vio tan guapa y cómoda que volvió. Le he hecho muchos vestidos y siempre está encantada.

G: Acompañáis a las invitadas en el proceso de elaboración de su vestido y eso es algo muy especial. ¿Qué es lo que más os piden?

A.M: Las clientas se suelen fiar mucho de nuestras recomendaciones y consejos. Creo que generalmente nuestras clientas a medidas suelen ser invitadas con un papel importante en la boda, o bien madre de novia o madrina o la mejor amiga de la novia o hermana del novio, vamos, alguien que ese día sabe que va a ser observado. Entonces buscan exclusividad, que le aseguremos que ese vestido no lo va a llevar nadie; y luego comodidad, porque al final va a ser un día en el que tendrán que darlo todo, y también un diseño diferente.

Belén Corsini y su marido, Carlos Fitz James Stuart, en la boda de Inés Pérez Pla y Alberto Pablo Llona en Comillas. © GtresOnline.

“Muchas clientas nos dicen: “Fui a tal boda y había muchísimos mateliers”. Y no porque los hayan visto en la web, sino porque los reconocen”.

G: ¿Y tú qué recomendarías a una invitada que no sabe qué ponerse en su próxima boda?

A.M: Lo primero, venir a vernos. El trato en persona hace que todo sea mucho más cercano. Podemos entender sus necesidades, gustos, ver qué está acostumbrada a llevar, cuál es su zona de confort, e ir analizando cuál podría ser su diseño perfecto. Le probaríamos muestras, colores y estampados diferentes, porque muchas veces nos encanta algo que vemos en una muestra y luego cuando nos lo ponemos cambia mucho. Diría que el 80% de las clientas que vienen buscando una cosa se acaban llevando otra porque no sabían que les favorecía tanto algo a lo que no estaban acostumbradas. Todo esto es importante verlo in situ.

G: Ahora hay más bodas que nunca. ¿Lo notáis?

A.M: Pues precisamente a raíz de la pandemia, que se acumularon tantas bodas, yo creé la primera colección prét-â-porter. Yo solo hacía a medida y en 2020 me di cuenta de que necesitaba de este tipo de colecciones por dos razones: la primera, porque la gente estaba confinada y lo de venir a probarse en persona ya no iba a poder ser. Todas las citas presenciales se cancelaron durante tres meses. Y luego, ha crecido tanto el número de bodas que las clientas no pueden permitirse un diseño a medida. Crear las primeras colecciones prèt-â-porter, que también son exclusivas porque solo trabajamos ediciones limitadas y no reponemos stock, es como la manera ideal de cubrir seis bodas al año.

A.M: El día de tu boda lo que desde luego no conviene es innovar con un estilo al que no estás acostumbrada, porque corres el riesgo de verte disfrazada y no sentirte tú misma, y al final es un día en el que tienes que estar cómoda y segura, y verte guapa al 100%. Es la mejor manera de olvidarte y disfrutar.

G: Habéis vestido a invitadas que han acudido a bodas con una gran repercusión mediática. ¿Esto cambia en algo el proceso?

A.M: No, para nada. El proceso es el mismo, me gusta tratar a todas mis clientas por igual y siempre me vuelco para que todas se vayan encantadas y felices.

G: En la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, vestisteis a varias invitadas. ¿Cómo fue la experiencia?

A.M: Muy bien. Hicimos varios vestidos, aunque no salieron todos publicados, pero fue una experiencia buenísima. Es muy divertido el proceso, al margen de la boda que sea. Al final el diseño de cada vestido es único y siempre nos lo pasamos muy bien con las clientas. Es un momento muy especial.

G: ¿Han tenido buena acogida?

A.M: La verdad es que sí, y siempre nos hace mucha ilusión que nos publiquen y nos mencionen en listas de las mejor vestidas, es un honor y un orgullo.

Belén Corsini y su marido, Carlos Fitz James Stuart, en la boda de Maria Corsini y Diego Osorio en Guadalajara. © GtresOnline.

“Ha crecido tanto el número de bodas que las clientas no pueden permitirse un diseño a medida”.

G: Hacer vestidos de novia sería el siguiente paso, ¿no?

A.M: Nos lo dicen mucho, pero no me lo planteo ni loca (risas). Me lo pasé muy bien diseñando el mío, pero no es algo que me llame mucho la atención. Además es que me encanta el color y los estampados, estos tejidos son los que más me inspiran siempre, y creo que a largo plazo me aburriría hacer tantos vestidos blancos.

G: ¿Qué te gustaría que sucediera con Matelier?

A.M: Pues si dios quiere, seguir creciendo como estamos creciendo y abrir la primera tienda propia, eso es algo que me encantaría, porque ahora solo tenemos showroom. Y luego, más adelante, pues expandirme en el mercado internacional. Ser conocida en diferentes países sería increíble, pero bueno, a corto plazo, mantener esto vivo, que no es poco (risas).