170 euros, un NAS y un disco duro es lo que me ha costado escapar de iCloud y Google Fotos
Disco duro en llamas
Cuando te compras un iPhone por primera vez una de las cosas que Apple te da son 5 GB de almacenamiento con una cuenta de iCloud. Espacio suficiente para empezar a guardar información como notas, contactos en tu agenda, fotos y vídeos. Pero es una trampa. Una de la que no solo es difícil salir, es bastante caro.
Mi problema como usuario que lleva usando iPhone desde el primer modelo es que he guardado tal cantidad de fotos y vídeos que es absolutamente imposible almacenarlos en 5 GB.
Durante años he usado Google Fotos, ya que ofrecía almacenamiento ilimitado sin cobrar un céntimo. Iluso de mí. ¿De verdad pensaba que Google daría algo gratis durante toda mi vida? Efectivamente, el 1 de junio de 2021 Google Fotos dejó de ofrecer almacenamiento gratis.
La única solución que encontré para mantener a salvo mi enorme librería de recuerdos fue pasar por caja, la de iCloud. Pasé años usando los 50 GB que ofrece Apple por 0,99 euros al mes a los 2,99 euros por 200 GB.
Hace un año se quedó pequeño y busqué, de nuevo, una solución. Añado un problema muy concreto: al probar tantos móviles al año necesito una solución que funcione en todas las plataformas. ¿Qué solución encontré? Volver a Google Fotos.
Google One ofrece 2 TB de almacenamiento por 9,99 euros al mes. Otros 10 euros que añadir al resto de mis suscripciones. “Genial”, pensé.
No quiero otra suscripción más. No es que no le encuentre valor, porque sin duda alguna es la solución más sencilla para la mayoría. Pero si estás leyendo esto no se te puede considerar como una persona normal. Te gusta la tecnología y, seguramente, los gadgets y juguetes tecnológicos que, sí, visto con perspectiva quizá no debiste comprar, pero… ¡Qué demonios!
Mi solución: un viejo servidor NAS y un nuevo disco duro
Tras meses de pensar qué hacer y de buscar una solución a mi medida, resulta que la respuesta la tenía delante de mis narices.
Tengo un servidor casero, más conocidos como NAS por sus siglas en inglés, de la marca Synology con un disco duro de 4 TB que almacena toda clase de información personal. Documentos, fotos, vídeos, herramientas de trabajo, aplicaciones web… De todo. No me queda espacio disponible para guardar los más de 140 GB de vídeos y fotos que tengo solo en Google Fotos, más unos 100 GB de iCloud.
Mi solución fue optar por darle una segunda vida a este NAS con un nuevo disco duro, concretamente uno de 12 TB que encontré en Amazon por unos 170 euros que ya no está disponible, pero hay opciones más baratas.
Es una capacidad suficiente para algunos años más de fotos en alta resolución, vídeos 4K y otros archivos que quiero guardar y que puedo controlar.
Esto es lo bueno de un NAS: control total. Synology tiene una buena aplicación llamada Synology Photos que se asimila mucho a Google Fotos. Además, hay aplicaciones para iOS y Android que te permiten acceder a esas fotos y a copiar todas las tu móvil automáticamente.
Un NAS no es un producto para todo el mundo, pero cuando empiezas en este mundillo, no puedes parar (de gastar dinero, evidentemente). Además, otro día hablaremos del problema que genera para hacer una copia de seguridad.
Si eres de “gatillo fácil” a la hora de hacer fotos, intenta cambiar tu mentalidad
No quiero acabar esta newsletter sin ofrecer no solo una solución, también algo de qué pensar.
Que tengamos las mejores cámaras en nuestros bolsillos es un arma de doble filo. Vivimos en un momento donde hacemos más fotos que nunca, pero esas mismas fotos no valen prácticamente nada. Pocas son verdaderos momentos que necesitamos recordar. La mayoría son fotos que si borrásemos no nos molestaría no volver a ver. ¿Te imaginas la cantidad de recursos que gastamos en servidores solo para guardar fotos basura?
Estoy intentando cambiar el chip en lo que se refiere a hacer fotos con el móvil. No tanto a la hora de hacerlas, sino de mantenerlas. Sí, sigo siendo de gatillo fácil, pero he encontrado una forma de reducir el número de fotos que finalmente guardo.
Las capturas de usar y tirar, esas que compartes por WhatsApp porque has visto un cartel, algo curioso, un ticket de la compra o cualquier cosa que he hecho descuadrada y prácticamente desenfocada, las borro después de enviarlas o revisarlas.
Lo más importante es que he hecho un hábito al menos una vez a la semana entrar en la aplicación de fotos y hacer un repaso de que puedo borrar. Como las fotos pasan a la carpeta de papelera y se borrarán definitivamente dentro de 30 días, siempre puedo recuperarlas si de verdad las necesito.
Sin piedad. Sin compasión. Al estilo Marie Kondo: “Si conservo una foto o vídeo debo sentir felicidad cuando la veo”.