Las señales de alerta que se ven en Luka Modric durante la Eurocopa por una extraña lentitud
Luka Modric no se puede permitir jugar al trote. Saltan las alarmas con el 10 del Real Madrid y de Croacia. No está apático. Las señales son las de un futbolista espeso, con impotencia y frustración. Lo malo de hacerse mayor en la alta competición es que tienes que seguir demostrando que no has perdido facultades y el genio de Zadar deja dudas en los dos partidos que ha disputado en la Eurocopa. Contra España jugó 65 minutos y ante Albania todo el partido. En líneas generales, su aportación ha sido pobre como el resto de la Selección croata. Pero en su país le señalan por su bajo rendimiento competitivo y se preguntan si conviene que siga jugando.
El problema es que a Modric se le pide que aparezca y levante el equipo en los momentos de dificultades por su calidad, liderazgo y experiencia. Si no lo hace con Croacia, jugando desde el inicio y ante una Selección de rango menor como es Albania, por mucha bravura que ponga el equipo que entrena Sylvinho, provoca que se hable de su decadencia.
Modric, por muchas alegrías que haya dado y méritos acumulados, pasa una reválida en la Eurocopa. Con el Real Madrid es más suplente que titular y con Croacia es indiscutible para Zlatko Dalic. Hay una evidente diferencia de roles. Ancelotti lo quiere como revulsivo y en su país consideran que es un pecado que empiece los partidos en el banquillo. El ídolo, la estrella y el futbolista con más talento es intocable.
El problema está en que Modric empieza los partidos con un ritmo de juego y movimientos lentos. Acumula demasiadas pérdidas de balones. Es raro ver imprecisión en sus pases y el tiempo que tarda en ubicarse en la posición que más cómodo está en el campo. Va de menos a más hasta conseguir soltarse en el partido.
Modric pierde un balón en el partido contra Albania. (Reuters/Carmen Jaspersen)
Modric pierde un balón en el partido contra Albania. (Reuters/Carmen Jaspersen)
Croacia se ha ido perdiendo al descanso con dos malas primeras partes contra España y Albania. No es una casualidad. La Selección ajedrezada echa en falta la energía y omnipresencia de su capitán. Modric se ha entonado en las segundas partes, mejor ubicado en el campo, con más claridad en la lectura del juego y precisión en sus pases para construir juego. El talento que tiene es indiscutible, la forma física para un deportista de alta competición es envidiable con 38 años, pero su fútbol pierde continuidad.
En el Real Madrid es un revulsivo
Empieza mal los partidos y remonta en las segundas partes. Es la asignatura que tiene pendiente para el decisivo encuentro contra Italia en el que su Selección se juega seguir en la Eurocopa y él aclarar si tiene que cerrar su etapa. En septiembre cumple 39 años y no se ha pronunciado al respecto. Se desconoce si quiere continuar en la Selección o ha llegado el momento de la retirada. La ilusión y la pasión no la pierde, pero el césped dicta sentencia y si no mejora y Croacia cae eliminada, tendrá que plantearse dejar paso a otros jugadores.
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El adiós de Kroos le ha beneficiado para permanecer en el club blanco. En el Real Madrid va a seguir una temporada más con el mismo rol que le ha funcionado a Ancelotti para ganar tres títulos esta temporada. Modric empezó llevando mal el banquillo y con paciencia, buena actitud y humildad se adaptó al papel de revulsivo.
En el Real Madrid tiene más competencia que con Croacia y ha demostrado que puede dar un alto rendimiento saliendo al campo a jugar la última media hora. Se beneficia del desgaste que tiene el rival, de la energía de los compañeros más jóvenes (Vinícius, Rodrygo, Fede Valverde, Brahim Díaz, Bellingham, Camavinga, Tchouaméni...) y con sus ganas y calidad consigue imponer su talento.
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En un fútbol con menos pausas y cada vez más físico, vertical y de transiciones, Modric tiene dificultades para garantizar una regularidad del principio al final en los partidos. Se está viendo en la Eurocopa. Lo compensa con su sabiduría y talento. Ancelotti entendió que era más aprovechable en las segundas partes, con los partidos más abiertos, y Dalic le exprime como si tuviera diez años menos.
En la final de la decimoquinta Champions en Wembley solo jugó los últimos cinco minutos. El encuentro contra Italia se ha convertido en otro test para el veterano Modric, un partido de mucha exigencia y presión para un futbolista que se le pide que siga siendo infalible. Si no lo saca con buena nota se volverá a hablar de su ocaso.