¡Bienvenido, señor Presidente!
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¡Bienvenido, señor Presidente!
Atropellos y pupitrazos en Cámara viciaron ley de pensiones. Caerá en la Corte.
Juan Lozano
Por medio de la presente me permito informarle que no le tengo muy buenas noticias sobre lo ocurrido durante su viaje a Suecia.
Para empezar, lamento informarle que sus ministros y aliados en el Congreso hicieron todo lo contrario de lo que usted predicó durante décadas, desconocieron los derechos de la oposición, ignoraron el Reglamento del Congreso, se pasaron por la faja la ley y las garantías parlamentarias y, deplorablemente, viciaron la reforma pensional. A la Corte Constitucional no le quedará más salida que tumbarla.
Fue espantoso, señor Presidente.
Para no tener que trabajar el fin de semana, el presidente de la Cámara optó por pupitrear omitiendo el debate, negando el uso de la palabra, abusando del poder, en fin. Nadie pudo hablar sobre los millones de jóvenes que serán damnificados pagando una factura generacional que no les corresponde. Ni sobre la insostenibilidad fiscal. Ni sobre la inconstitucionalidad de poner impuestos a las pensiones. Ni sobre nada. Un pupitrazo con runrún de carrotanques y la sombra de Olmedo y Sneyder cerró la discusión.
Para que la Corte no se vaya a sentir presionada por conmiseración con los adultos mayores más pobres y no vaya a dejar pasar esta afrenta a la democracia y al bicameralismo por conmiseración, cabe recordar que este programa, como en estricto sentido no es pensión sino subsidio, usted lo puede impulsar mediante decreto. Vale la pena salvarlo. Lo demás lo pueden volver a tramitar, pero cumpliendo con la ley.
Por el lado de Hacienda, señor Presidente, las noticias son horribles.
El descuadre de su caja de recaudo vale más de 30 billones este año. Les tocará acudir a la tijera para recortar partidas. Bastante les advirtieron.
En todo caso, señor Presidente, es clave entender que urge un plan de choque para reactivar la economía y que les tocará buscar cómo hacer compatibles el cumplimiento de la regla fiscal con las enseñanzas de su amigo Keynes, y eso no tiene más camino que cortar gasto suntuario y burocracia para salvar la inversión reactivadora.
Y le cuento, con todo respeto, que sus ministros andan muy nerviosos, pues usted desde Suecia anunció remezón de gabinete. Ya a muchos no les hacen caso ni en sus propias oficinas.
Aunque esta semana algunos trataron de mostrar logros, usted, la mayoría de los colombianos y yo sabemos que ya es muy tarde y que muchos no dieron la talla. Ojalá acierte con los cambios.
La situación de orden público y seguridad es desesperada en el suroccidente y está muy deteriorada en muchas regiones. El Cauca, partes del Valle y su vecindario parecen en guerra total. El señor ministro de Defensa podrá informarle. Los terroristas están haciendo de las suyas, y la Fuerza Pública luce muy replegada. Las gentes de esas zonas están a merced de los violentos. Eso está muy mal.
Para no preocuparlo más, no le entraré en detalles sobre el enredo que se le armó con sus compañeros de Fecode, que fueron tan generosos con sus donaciones, no solo por la catástrofe en la atención de su salud, sino por lo que les tocó aceptar a los miembros de su coalición para salvar la ley de educación que los tiene muy furiosos. Le toca a usted decidir si prefiere darles la razón a los senadores de oposición y sacar adelante la ley peleando con sus coequiperos o si, por el contrario, se va a dar la pela y hundir la ley. Estamos todos pendientes.
Espero que este viaje haya contribuido a su propósito de expandir el virus de la vida por las estrellas del universo y me pregunto si contribuyó también a mejorar las acciones en el espectro del Premio Nobel. La verdad es que, si ya se lo dieron a Juan Manuel Santos, ¿por qué no habrían de dárselo a usted? ¿Quién tiene más mérito, él o usted? Ya veremos qué pasa.
Cordial saludo y bienvenido, señor Presidente.
JUAN LOZANO
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Juan Lozano
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