La mejor película de terror de todos los tiempos no está en Netflix ni en Amazon
Desde clásicos como El exorcista de William Friedkin y El bebé de Rosemary de Roman Polanski hasta propuestas contemporáneas como El mensajero del último día y The Night House (ambas disponibles en Disney+), el cine de terror se ha encargado de transformar situaciones cotidianas en eventos impredecibles donde se manifiestan las peores pesadillas y los más oscuros traumas, ofreciendo una experiencia intensa y memorable.
La fascinación de los espectadores por el cine de terror radica en su capacidad para ofrecer una visión amplificada de los horrores del mundo, convirtiendo entornos inocuos en escenarios perturbadores. Un castillo gótico habitado por un vampiro monstruoso (Drácula de Bram Stoker de Francis Ford Coppola) o una academia de baile llena de brujas (Suspiria de Dario Argento) son inherentemente inquietantes, pero el verdadero genio del horror radica en encontrar el miedo en lugares cotidianos, tal como lo hizo uno de los maestros del suspenso.
A pesar de su reputación, Alfred Hitchcock rara vez incursionó en el horror puro. Su carrera se desarrolló principalmente en el género de los thrillers, destacando en Hollywood con películas como La ventana indiscreta y Con M de muerte. Sin embargo, en 1960, lanzó una película que cambió el terror para siempre. Psicosis, basada en una novela de Robert Bloch e inspirada libremente en el asesino en serie Ed Gein, fue un proyecto apasionado para el director.
‘Psicosis’: El filme que revolucionó el género del horror
Psicosis se convirtió en su obra maestra y, más importante aún, dejó una huella en el horror que ninguna otra película ha igualado. Se puede dividir legítimamente el género en dos períodos: antes de Psicosis y después de Psicosis. Sesenta y cuatro años después, las películas de terror modernas aún reflejan su influencia, y cualquier fanático serio del género debe verla solo por las tendencias y tropos que estableció.
La película comienza con una pareja en una relación abiertamente sexual, en la cama juntos en ropa interior, mientras que Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, se muestra como un voyeur. Esa ambigüedad moral, inaudita bajo el Código Hays, precede a la infame escena de la ducha, donde la cajera del banco en fuga, interpretada por Janet Leigh, es asesinada a puñaladas por la “madre” de Norman.
Más allá de la violencia y la (famosamente implícita) desnudez, la película sugiere abiertamente el incesto y la necrofilia en la patología de Norman. Pero su tabú más aterrador puede ser el más simple: reconocer que personas como Norman son muy reales.
Los estudios eran tan cautelosos que Hitchcock tuvo que poner su propio dinero, filmándola de manera económica en blanco y negro y utilizando al personal de producción de su serie de televisión Alfred Hitchcock Presents. Tanto Perkins como Leigh aceptaron recortes salariales para trabajar con el director.
Como resultado, el también director de Vértigo y Los pájaros tuvo más control creativo y estuvo más dispuesto a romper barreras. Incluso promovió el giro de la escena de la ducha en la campaña de marketing, negándose a permitir que los espectadores ingresaran después de que la película había comenzado, algo sin precedentes en ese momento. Psicosis se estrenó con un enorme éxito de taquilla, y de repente, todos esos temas prohibidos y subtextos inquietantes estaban a la vista de todos. Así, el horror nunca volvería a ser el mismo.
Leer la noticia en SensaCine.com.mx