El recuerdo imborrable del huracán Wilma en Cancún
A casi dos décadas del devastador paso del huracán Wilma, en 2005, los residentes de Cancún aún recuerdan con detalle y angustia aquellos días de destrucción y desesperación.
Wilma llegó a este destino turístico como categoría 3, con vientos de hasta 200 kilómetros por hora, pero sus efectos devastadores se debieron a que se quedó estacionado más de dos horas sobre la ciudad.
Aquel huracán no ha podido ser arrancado de la memoria de los cancunenses y los terroríficos recuerdos se avivan con la proximidad del huracán Beryl, que se estima esté afectando a Quintana Roo entre el miércoles y el viernes.
Daniel Santos
Daniel Santos, de 31 años, comparte su vívida experiencia: “Uno de los recuerdos que más tengo presente de Wilma fue de la primera noche. Nosotros vivimos cerca de la playa y nos afectó muchísimo el tema del viento. Esa noche nos tumbó las puertas, y eso que eran anticiclónicas. Fueron tan fuertes los vientos que la puerta se salió del marco. Como pudimos, la colocamos con mi papá y nos quedamos agarrándola toda esa noche”.
Jesús Rebolledo
Jesús Rebolledo, de 50 años, también recuerda el caos: “Creo que nadie se imaginaba de lo que iba a ser capaz Wilma hasta que llegó. Habíamos vivido otros huracanes, pero ninguno con la potencia de este. Los primeros días fueron de mucha agua y vientos muy fuertes. Hubo un momento en el que pensamos que ya se había ido, pero tardamos más en salir que en lo que regresó, estábamos por vivir el final del huracán y los días más difíciles”.
Lilian Magaña
Lilian Magaña, de 55 años, revive la angustia: “Wilma fue fatal, horrible. Nunca olvidaré esos vientos tan fuertes que rompieron los cristales y salían cosas volando por la ventana. Fue muy feo, horas muy difíciles con mucha angustia e impotencia de no poder hacer nada. No nos imaginamos la fuerza que iba a tener”.
Isaías Pech
Isaías Pech, de 60 años, destaca la duración del huracán: “Fue una situación muy estresante, porque tardó mucho tiempo en el estado, fueron como 72 horas. Afortunadamente, en casa no hubo daños porque nos prevenimos, pero sí fueron vientos muy fuertes. Wilma hizo mucho daño, escasearon muchas cosas, alimento y agua”.
Janeth Austria
Janeth Austria, de 35 años, se sorprendió por los estragos posteriores: “El ruido que hacía el viento fue lo más sorprendente. Nosotros la pasamos en casa de mi mamá junto a todos los hermanos y jamás pensamos que sería algo así. Otra de las cosas que nos sorprendió fue lo que causó una vez que se fue Wilma, árboles de raíces grandes que se cayeron en carros, postes de luz, todo quedó inundado y destruido”.
Cindy Dorantes, que entonces era una adolescente, tuvo que abandonar la ciudad: “Estaba en la preparatoria. No me la pasé en Cancún, me fui al pueblo de mis abuelos, no podíamos regresar, todo estaba lleno de agua. Mi papá pasó con un tráiler para dejarle comida a mis tías, porque ellas no tenían comida”.
Candy Centurión, de la supermanzana 93, relata el impacto en su vecindario: “Vivía en la calle 46, teníamos un árbol longevo de mango y se desprendió de raíz y tumbó nuestra barda, se cayó la herrería y se hizo destrucción. Eso hizo que se taparan las coladeras y quedó como una laguna”.
Citlali Yánez, de la supermanzana 95, describe la intensidad de la tormenta: "Estaban las ráfagas horribles, no podíamos ni dormir. Cuando cayó el ojo, salieron mi papá y mi tío, y vieron un desastre total. Ese huracán tardó como dos días y por eso fue mucho el desastre”.
Finalmente, Tracy Ruiz, que tenía solo 11 años durante el huracán, recuerda: “La casa de mis papás estaba por la supermanzana 100, por la Ruta 5. Lo que recuerdo es que duró mucho, sí estaba muy intenso, en mi casa había muchas ventanas y se escuchaba cómo gritaban. El agua de la taza de los baños se movía”.
El huracán Wilma dejó una marca indeleble en la memoria colectiva de Cancún y hoy la comunidad sigue aprendiendo de aquella experiencia, preparándose para lo que pueda venir con Beryl esta misma semana. (Con información adicional de Alejandra Galicia)