Cuando el autor español Javier Cercas comenzó con la escritura de Terra Alta, pensaba una tetralogía, pero todo parece se quedará en solo tres historias: además de la mencionada, Independencia y, ahora, El castillo de Barbazul, siendo el tema central de la trilogía el de la violencia contra las mujeres.

“Se habla del abuso de poder como eje, pero la violencia contra las mujeres es una forma del abuso del poder; parece increíble, pero acabamos de darnos cuenta de un hecho capital en nuestras sociedades: la mitad de la humanidad ha tenido el pie en el cuello de la otra mitad de la humanidad”.
En El castillo de Barbazul, cuyo lanzamiento se dio a través de una videoconferencia, el autor de Soldados de Salamina regresa a su personaje Melchor Marín, que ya no es policía: trabaja como bibliotecario y vive con su hija Cosette, convertida en una adolescente, en quien llega a descubrir “que los seres humanos somos capaces de lo peor, pero también de lo mejor”.
“Detrás de mi obsesión apareció el tema de la violencia contra las mujeres que, como decía, es una variante del tema del abuso de poder, de cómo los poderosos, los ricos, abusan de la gente que no tiene poder. Pero mi objetivo no era denunciar eso, aunque al resultado le puedes llamar una denuncia, perfectamente legítimo: estas novelas son un alegato contra la impunidad de los poderosos. Por lo tanto, un alegato contra la violencia que ejercemos contra las mujeres”.
Si bien no se trata de una denuncia, para Javier Cercas resulta legítimo leer la historia de esa manera, bajo el entendido de que en la creación literaria no siempre se obedece a razones altruistas, sino más bien a motivos egoístas, a “impulsos irracionales, personales y debe ser así, porque el arte nace de lo irracional, nace de tus impulsos más oscuros y detrás de esos impulsos vienen una serie de cosas”.
“En cuanto a mí, soy consciente de ello no desde hace tanto tiempo: tengo cuatro hermanas y ninguna de ellas me habló nunca de que fuera víctima de este tipo de violencia —bueno una de ellas, sí—, pero todas lo han sido, porque todas las mujeres, en un momento u otro, lo sufren”.
Razones de la literatura
Ese reconocimiento de Javier Cercas también lo conduce a hacer una confesión aún más compleja: el problema es muy fuerte y permanece invisible, a pesar de que es “como si hubiésemos tenido un inmenso elefante en nuestra casa y no nos hubiésemos dado cuenta que estaba allí”, lo que también se refleja en El castillo de Barbazul (Tusquets, 2021).
“Una de las cosas que he entendido es que las cuestiones fundamentales no están escondidas, están a la vista de todos, solo que no sabemos, no queremos o no somos capaces de verlas”.
Ningún novelista tendría que plantearse a la literatura como un instrumento para resolver problemas sociales, ese sería un grave error para Javier Cercas, para ello existen géneros como el ensayo o “puedes hacer periodismo o política”.
Las letras y su percepción
La literatura cambia al mundo, pero no lo hace como una ley, reconoce Javier Cercas: lo hace cambiando la percepción del mundo de cada uno de los lectores. Eso sucedió con Melchor Marín, a quien le cambió la percepción del mundo: “¿eso lo hizo mejor? Yo creo que sí”.
caov
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