Estilo brutalista con mucha calidez en esta casa familiar que se sale de lo convencional

San Pedro Cholula, en Puebla, es una de las zonas de crecimiento urbano; aun así, pueden encontrar todavía muchos talleres de oficios tradicionales, ladrilleras, fábricas y parcelas dedicadas a la agricultura. En este contexto es que nace la Casa MoMa, de Estudio Tecalli: una casa con una concepción del espacio poco convencional, y bajo una propuesta de arquitectura brutalista con un encanto local y mucha calidez.

La expresiva casa de 189 m^2^ luce sus materiales: sobre todo el ladrillo rojo, concreto y acero.

El despacho de arquitectura fue convocado por una pareja joven para llevar a cabo un proyecto familiar. El terreno se encuentra en una antigua zona de recreo privada, convertida en fraccionamiento residencial. Como explican los propios arquitectos, al revisar la ubicación del proyecto, se encontraron con varias hileras de árboles de pino que “crean un microclima al interior de la lotificación, más húmedo y templado que el clima promedio del valle de Puebla”. Esta no sería la única particularidad del terreno ni del proyecto.

El lote tiene un frente mayor a su profundidad, a diferencia de la mayoría de los predios de la zona: sus dimensiones son de 13 metros por 8 metros de fondo. Eso condicionó las premisas de diseño y presentó la oportunidad de trazar una fachada más ancha, para aprovechar de mejor manera su orientación y dar a la casa luz natural durante las mañanas, aseguraron los arquitectos. Por muchas razones, Casa MoMa debía ser un proyecto que se aleje de lo convencional.

El ventanal principal deja entrar la luz y el calor.

Una casa con personalidad

El programa arquitectónico propuesto por Estudio Tecalli es una alternativa a los modelos tradicionales de vivienda en México. “El proyecto se diferencia de otras viviendas al negar algunas necesidades y espacios convencionales, como la sala, una segunda habitación o un espacio adicional en el estacionamiento, en favor de un estudio a doble altura, balcones y espacios más generosos”, detalló el despacho.

En la planta baja, se propuso una sola plaza de estacionamiento y se agregó, en lugar de más espacio para autos, una gran bodega que satisface las necesidades de la familia. En el área social, prescindir del salón fue una decisión osada, pero se tomó al tener en cuenta que los clientes disfrutan muchas más dinámicas sociales alrededor de la comida. Por ese motivo se creó una notable cocina abierta, con una barra de concreto y madera, y se dio protagonismo al comedor. Este ambiente, además de bañarse con las luces de la mañana y el atardecer, tiene un patio como remate visual.

El espacio principal de la casa es un estudio a doble altura. El ventanal permite la entrada de la luz y el calor solar a lo largo del día; a la vez, está diseñado para dispersión adecuada de la acumulación de calor que evita el efecto invernadero. Las cuadrículas conforman un juego de luces y sombras que va cambiando conforme pasa el tiempo, añadiéndole mayor interés y otra dimensión al espacio.

El patio tiene una celosía de barro para disponer de macetas y plantas.

Materialidad y espíritu

“Esta obra es una combinación de procesos constructivos modernos con una propuesta de materiales típica de la zona de Cholula, dentro de un esquema de vivienda contemporánea”, ha explicado el despacho, que fue premiado en la Bienal de Arquitectura Poblana del 2019.

El estilo brutalista que rigió la arquitectura se propuso a través de una materialidad típica de la región Puebla-Tlaxcala: ladrillo de barro rojo y azulejos de talavera, combinada con la contemporaneidad del concreto aparente y el cristal. Para la ventanería, la herrería funciona como “un llamado a las arquitecturas modernas de mediados del siglo XX en México, cuyas ventanas y soluciones resultan memorables y atractivas”.

Se prescindió de un salón para darle protagonismo al comedor.

El carácter de la casa se desprende de la selección de materiales. El color enrojecido de los muros de ladrillo y los patrones que forman, sumados al detalle en madera del techo, que también tiene un patrón con volumen, hacen una base muy expresiva. Los acabados que completan el interiorismo se conforman por losas artesanales de madera y concreto pulido en pisos, superficies más mínimas y de fácil mantenimiento. Las vistas hacia el patio y los pinos le confieren a la casa un amable contraste con el verde, lo que hace más acogedora la dinámica interior.

En palabras del despacho, la obra conseguida “es un habitáculo de una propuesta brutalista que no evita sentirse familiar, cálida y abierta”.

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