Una ‘no-remontada’ para la historia
Una maravilla contemporánea se vivió este domingo por la noche en el American Airlines Center de Dallas. Una remontada que no fue tal, si nos atenemos a que lo que cuente para que exista es que el que va por debajo termine ganando, y un final en el que los Clippers estuvieron en el alambre. Una derrota aquí, y más de la forma en la que se hubiera producido, habría machacado mentalmente a un equipo que precisamente en eso flaquea bastante. Ya lo saben los dos, ellos y los Mavericks. Viejos conocidos. Los angelinos recuperaron la ventaja de campo con este triunfo a domicilio, ahora son dos para cada uno, y la serie viaja ahora a su pabellón para el quinto.
Los Mavericks realizaron un inicio de partido horrendo y se recuperaron, lo cual vuelve a hablar de ese gen que existe en el equipo y del que Doncic es surtidor principal. Mérito sin exageración. Hicieron vistoso un choque que estaba muerto unos minutos antes del descanso.
Porque los locales llegaron a perder por 31 puntos (24-55, minuto 18). De haberse consumado hablaríamos de la mayor remontada de los playoffs de la NBA en los últimos 25 años junto a la de los Clippers, precisamente, en el antiguo hogar -Oracle Arena- de los Warriors, allá por 2019.
Los Clippers se armaron de pundonor hasta los dientes al ir viendo la diferencia carcomida, cada vez más exigua. Habría sido una muerte en vida. Sacaron esa parte del juego que se supone que hay en estrellas de semejante calibre y le dan la vuelta a una situación tan extrema.
Con la baja de Kawhi Leonard se tuvieron que ver los de Tyronn Lue en este embrollo. El jugador con más palmarés en su plantilla volvió para el segundo y tercer encuentro y dio muestras de estar totalmente fuera de punto. La franquicia asume que no sabe cuándo volverá, por una inflamación en la rodilla, y tampoco en qué condiciones si lo consigue antes de que termine la eliminatoria. La ausencia permitió más libertad de movimientos a George y Harden, que tanto en el inicio a todo trapo como en un final a cara o cruz, dieron su mejor nivel. El drama por verse sin su robótica majestad no fue tal. Será con lo que tengan que lidiar. Mejor que se encaucen.
Doncic comenzó de la peor manera, con dos faltas en tres minutos, aunque se controló en ese aspecto y batalló por otro lado una preocupación que sí es para temblar: la rodilla derecha le está dando avisos sin parar. Será por eso que adaptó un papel secundario cuando su equipo se vistió guapo.
El encuentro se empezó a desparejar al llegar a la mitad del primer periodo, cuando se hizo sentir la aparición de George. 3/5 en tiros de tres, 3/4 en tiros de dos. Estaba de dulce. Ya fuera en acciones al triple, bien defendido o en solitario, como en acercamientos a la canasta. Un primor. En 3:38 minutos el hermano pobre de Los Ángeles dejó a cero al contrario anotando ellos trece. Las noticias no paraban de llegar en positivo: más triples, Westbrook, Mann, Powell en dos ocasiones y Harden, capital a la hora de abrir la brecha para que Dallas no dejara de sangrar. 16 puntos de un bando, 49 del otro. Era demasiado y todavía fue a más.
Doncic no paraba de mirar a los árbitros con cualquier intento de cara al aro, aún más obcecado que de costumbre con el tema arbitral. Recibiría una técnica y se jugó la segunda unas cuantas veces. Distraído, poco ayudó a contener esa mala racha. Después sí aparecería, aunque sin resultar decisivo.
El punto álgido de los 31 puntos llegó en el segundo acto. Un apunte para ilustrarlo, para saber el porqué: mientras los Mavs llevaban 0/10 en triples, los Clips habían metido esos diez en dieciséis intentos. Abuso con mayúsculas. ¿Qué ocurrió? Que en algún momento iban a despertar los texanos. Fue de la mano de Kyrie Irving, autor de 40 puntos; tres tiros de tres rivalizaban con otros dos de George, que miraba al público sabiendo que él era la atracción por el momento. El prestidigitador que ganó la NBA con los Cavaliers en 2016 sabe lo que se hace cuando tiene la cabeza en su sitio. Metió en el encuentro a más compañeros, Washington y Lively antes del parón y Jones después del mismo. Al paso por vestuarios el margen ya estaba en 17. Considerable recorte. Pero es que el terror se apoderó de los angelinos en el tercer periodo, con un 29-16 en contra, y se quedaron a cuatro. La pinta era de remontada. Pareció apaciguarse con un tramo de Westbrook en cabecera y Plumlee como pívot, pero fue sólo un tramo. Aparición de Kleber y triple. Llegó el bueno de Doncic y triple. Empate servido en plato frío. Restaban cinco minutos. Los Mavericks se pusieron por delante a falta de 2:15 (105-104) con una bandeja antológica de Irving ante tres rivales, tres brazos, y rectificando en el aire como sólo hace un tipo de 32 años al que trata bien la vida. Y hasta ahí.
George llegó con la cubitera bajo el brazo y encestó un triple tras paso atrás en la esquina de los que callan bocas. Lo siguiente fue darle toda la responsabilidad a su compañero Harden, que atacó dos veces de la misma forma y sacó cinco puntos: acelerada, parada, nueva arrancada y tiro alto a una mano.
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