"Trituraban pluma con una batidora": un doble de 'La Sociedad de la Nieve' cuenta uno de los detalles más desconocidos del rodaje
Alberto González, en el centro de la imagen con un cigarrillo, durante una de las grabaciones.
El pasado diciembre se estrenó La Sociedad de la Nieve y, desde ese momento, el film de Juan Antonio Bayona se convirtió en un fenómeno social que ha generado un cada vez más creciente interés en el público de todo el mundo y se ha llevado numerosos premios, entre ellos, 13 Goyas y una nominación a los Oscar. La película narra el accidente del vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes en 1972, en el que sobrevivieron, milagrosamente, 16 personas. Aunque es un hecho histórico, del que se ha hablado en múltiple ocasiones, la producción de Bayona ha provocado un gran revuelo y no solo los espectadores han querido conocer más detalles de qué pasó en el suceso real, sino que también se han interesado por conocer las curiosidades del rodaje, que duró varios meses y se rodó, principalmente, en Sierra Nevada (Granada).
De esta segunda parte, han sido el propio director y los actores los que han ido desgranando poco a poco los detalles de la grabación. Alberto González es uno de los actores de doblaje de la ficción y ha querido, en sus redes sociales, contar algunos de los aspectos del rodaje que pasan desapercibidos para el público y que consiguen que el resultado final sea aún más realista y espectacular. “No pensaba subir nada a estas alturas, pero después de la acogida en los Goya, estaba tan orgulloso de poder haber aprendido en una producción como esta, que voy a subir estos días fotos y anécdotas que viví con mis compañeros dobles en La Sociedad de la Nieve”, ha comenzado explicado en un post en su Instagram.
Este jiennense ha querido centrarse en uno de los elementos más presentes en la grabación, como es la nieve. “Como habréis visto en entrevistas o leído en artículos, el equipo de efectos visuales utilizó hasta seis tipos de ‘nieve’ distinta”, relata. Esta falsa nieve iba desde polímeros a celulosa o plástico. Entre estos materiales, hay uno que ha llamado especialmente la atención. “Hasta pluma de ganso triturada. Nos hacía mucha gracia cuando decían ‘traed más zumo de ganso’. Trituraban con una batidora la pluma y la llevaban al set para utilizarla como partículas en suspensión”, añade.
El fin de utilizar estas plumas es que son muy ligeras. “Si la elevaban con sopladoras de aire, conseguían que quedara suspendida por un tiempo”. No obstante, comenta a modo de anécdota, esta pluma era tan fina que acababa metiéndose en todas partes y también sucedía lo mismo con otros materiales. “El equipo de arte y vestuario siempre pendiente de que estuviésemos en todo momento bien cubiertos de esta nieve, con nosotros a veces utilizaban otra hecha de plástico o polímero y una laca para fijarla a la ropa. Recuerdo lo molesto que era cuando esta se metía en los ojos en las escenas de ventisca, más de uno de nosotros sufrió al rallarse un poco la córnea, algo frecuente, y que se podía solucionar con unas gotas de colirio”, concluye.