Barbie, Los Sims y ahora el Monopoly: Margot Robbie va a convertir todos tus juegos favoritos en películas

Margot Robbie sigue decidida a hacer los sueños de todos los millennials realidad, así que después de** Barbie **y de anunciar la adaptación de **Los Sims **para la gran pantalla, es el turno de que el Monopoly también tenga su propia película. ¿Lo habrías imaginado?

Para los fans acérrimos a este juego de mesa la espera ha sido prácticamente infinita. Y es que para quien no lo supiera, los planes de trasladar su premisa al cine llevaban desarrollándose desde 2008, es decir, casi dos décadas de rumores y expectativas que no parecían traducirse en nada real, hasta ahora.

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Greta Gerwig ya no descarta la idea como al comienzo.

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No, el número 1 no es ni de Barbie ni de Oppenheimer.

LuckyChap Entertainment, la productora de Robbie junto con Tom Ackerley y Josie McNamara, se encargará de sacar adelante esta cinta de acción real de la mano de Lionsgate y Hasbro, la responsable del juego original. No obstante, todavía no se sabe si Robbie también protagonizará el título o si solo trabajará detrás de las cámaras.

Como ocurre con Los Sims, este proyecto está dando sus primeros pasos por lo que se desconoce cómo será la historia. La realidad es que antes de Barbie era complicado imaginar que juegos como estos pudieran convertirse en películas, y es que ninguna tiene una narrativa clara ni personajes que evolucionen. El primero depende de lo que decidan los jugadores (como la muñeca de Mattel) mientras que el Monopoly se basa en ganar dinero comprando y vendiendo edificios.

Pero la película de Greta Gerwig demostró que uniendo al equipo adecuado, se pueden crear historias originales que tengan algo real e importante que transmitir al público, precisamente lo que buscan los espectadores y la razón por la que Barbie se convirtió en la cinta más taquillera de 2023.

Este éxito sin duda ha servido para que los estudios no tengan el miedo de antes y den luz verde a estos filmes aunque puedan no tener muy claro hacia dónde puede ir el guión. Probablemente no sea fácil convencerlos (no lo fue del todo con Mattel), pero tienen 1.400 millones de razones por las que creer que saldrá bien.

Lo que podemos tener claro es que los próximos años van a ser increíblemente dulces para los fans del cine porque entre biopics y películas de superhéroes nos vamos a encontrar con joyas diferentes que, si se cumplen las expectativas, van a arrasar y hacer que todo el mundo vaya corriendo a las salas al igual que en 2023.

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Nadie como Alexander Payne para narrar una fábula de personajes solitarios y descastados que se terminan encontrando los unos a los otros durante una situación extraordinaria. **Paul Giamatti brilla con luz propia** en esta dramedia cien por cien setentera, pero ojo a las revelaciones de Dominic Sessa y Da’Vine Joy Randolph.

Con una estructura similar a *La odisea* y un apartado visual de auténtica excepción, Matteo Garrone aborda la realidad de los migrantes africanos que vienen a Europa en busca de una oportunidad como si de una épica espiritual se tratase, dando como resultado **uno de los trabajos más líricos y poderosos del director italiano**.

El musical de Broadway ha ido cosechando tantas adhesiones a lo largo de los años que solo era cuestión de tiempo que una nueva generación tuviese su propia versión de [*Chicas malas*](https://www.revistagq.com/galeria/mejores-comedias-2004-chicas-malas). La buena noticia es que tanto el elenco principal como las presencias secundarias (¡repiten Tina Fey y Tim Meadows!) defienden las **divertidísimas canciones** con solvencia.

El **caso de Edgardo Mortara** fue la clase de *cause célèbre* que sacudió al mundo (por no hablar de los cimientos del Vaticano) a mediados del siglo XIX. Ahora, Marco Bellocchio lleva al cine, con el clasicismo a prueba de bombas característico, una historia que [estuvo a punto de hacer Steven Spielberg](https://www.revistagq.com/galeria/mejores-peliculas-que-no-se-rodaron-napoleon-kubrick).

**Oda a la vida cotidiana** y sus pequeños milagros sin aparente importancia con la que Wim Wenders se revela como digno sucesor del humanismo contemplativo que solemos asociar a maestros japoneses como Ozu o Koreeda. No son pocos los críticos que la han destacado como su mejor película hasta la fecha.

**Cada película de Jonathan Glazer es un acontecimiento**, por lo que no es de sorprender que su viaje al corazón de las tinieblas (es decir, el centro neurálgico del Holocausto) sea una experiencia tan impactante y tan difícil de definir. Su extraño formalismo, tan cercano al videoarte, y [su diseño de sonido](https://www.revistagq.com/articulo/la-zona-de-interes-sonido-musica) están a otro nivel. Glazer es otra liga.

Normal que arrasara en el Festival de Sitges: el argentino Demián Rugna ha rodado lo que se conoce como **una película de terror pura y dura**, sin concesiones, plagada de momentos verdaderamente brutales, destructora de tabúes y dotada de una mitología tan intrigante como, si se quiere interpretar por ese lado, repleta de conexiones con la realidad social del país.

Pasan las décadas y el mito de Frankenstein sigue inspirando obras tan arrebatadas como la última película de Yorgos Lanthimos, una **de las piezas de ciencia-ficción más sofisticadas, extravagantes y triunfales** que hemos visto en mucho tiempo. El arrojo de [Emma Stone](https://www.revistagq.com/articulo/the-curse-emma-stone-serie) a la hora de componer una creación única es digno de todo elogio.

Si Elvis Presley es el Rey del Rock, [Little Richard debería ser su arquitecto](https://www.revistagq.com/articulo/little-richard-i-am-everything-documental), o el artista que sentó las bases de un género que siempre fue más allá de la música para transformarse en una actitud ante la vida. Este documental explora su legado, abunda en sus contradicciones y celebra **la influencia que aún sigue ejerciendo en varias generaciones** de artistas.

Lo único que [Mads Mikkelsen](https://www.revistagq.com/articulo/mads-mikkelsen-gq-hype-entrevista-2023) quiere en este **electrizante drama histórico** es plantar patatas, pero no puede ser: lo que surge entre él y un noble especialmente retorcido es una de las enemistades íntimas más potentes que se han visto últimamente en una pantalla, comandada con mano de hierro por el director Nikolaj Arcel (guionista de la sensacional *Jinetes de la justicia*, también con nuestro Mads).

**Un buen plato de *spaghetti a la Shakespeare*** es lo que nos prepara aquí [Michael Mann](https://www.revistagq.com/articulo/michael-mann-mejores-peliculas-estilo-claves), tan obsesionado por las fisuras en la construcción de todo Gran Hombre (impecable Adam Driver) que al final nos arrastra con él en un torbellino de ambición, voracidad masculina, pulsión de muerte y reflexiones bastante dolorosas sobre los límites del control.

Forma un programa doble perfecto con el *Elvis* de [Baz Luhrmann](https://www.revistagq.com/noticias/articulo/baz-luhrmann-elvis-cuatro-horas), aunque lo cierto es que a Sofia Coppola no le interesa tanto el Jesucristo norteamericano como su María Magdalena, a quien retrata cual damisela gótica que se ve prisionera en un castillo de purpurina. El estilo impresionista de la directora funciona increíblemente bien a la hora de sugerir **un horror que se pretende inocuo, pero acaba resultando inicuo.**

Sostenido sobre dos colosales interpretaciones de [Paul Mescal](https://www.revistagq.com/articulo/paul-mescal-crop-top-camiseta-blanca) y Andrew Scott, este romance de corte fantástico nos coge de las solapas con su premisa y no nos deja escapar hasta su devastador final. **La de Andrew Haigh es una película sugerente en todos los sentidos**, pero quizá destaca especialmente en la elegancia con la que va desplegando ante nosotros su inapelable misterio.

Nunca un director anglosajón se había acercado con tantísimo acierto al Universo [Almodóvar](https://www.revistagq.com/galeria/westerns-raros-almodovar), pese a que sería muy reduccionista despachar el último trabajo de Todd Haynes con esa analogía: su **reivindicación del melodrama** como espejo distorsionado de unos personajes extremos y (demasiado) humanos a partes iguales estaba ya presente en *Lejos del Cielo*, solo que aquí se la lleva a un terreno mucho más cáustico, cerebral y delicioso.

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