Ana Moreno, nutricionista: "A partir de los 45 hay que comer menos hidratos de carbono y más grasas"

Cuando sentimos que se nos acumula grasa en ciertas partes del cuerpo solemos tender a eliminar la ingesta de cualquier grasa. Un grave error que nos explica Ana Moreno, nutricionista y divulgadora..

Es lamento casi unánime entre las mujeres que pasan los 45 (etapa que coincide por lo general con la perimenopausia) que comiendo lo mismo, la grasa se acumula de forma incisiva en ciertas zonas, como el abdomen.

Sí, los cambios hormonales son la principal causa, pero también que no deberíamos comer igual. Cuando notamos ese aumento de peso o acumulación de grasa nuestra primera reacción es eliminar las grasas, todo un error. “Con la madurez el cuerpo no necesita ingerir tanta cantidad de comida como antes. ¡Desde luego hay que comer!, pero cambiando el principal macronutriente que hasta ahora habían sido los hidratos de carbono, por otro que, aunque parezca mentira son las grasas”, explica Ana Moreno (@anamorenini), nutricionista y autora de más de 40 libros sobre nutrición y bienestar.

Las grasas son necesarias y sacian

Cuando aumentamos la cantidad de grasas nos llenamos antes y por tanto comemos menos. “Además, las grasas mejoran la condición de la piel, su sequedad y su descolgamiento. Por supuesto, me refiero a grasas saludables”, comenta Moreno. Pero es que en esa batalla equivocada contra las grasas la emprendemos contra todas, y ahí está el error.

Además, el consumo de grasas es fundamental para prevenir la neurodegeneración: “La grasa es esencial para lubricar las células, la mebrana celular se va a fortalecer y vas a tener un aporte increíble de un nutriente fundamental para un montón de funciones metabólicas y hormonales”. Sin embargo, disminuir -que no eliminar- los hidratos de carbono de la alimentación es necesario porque su alto consumo fomenta un desequilibrio de la insulina. “Lo que engorda no es la grasa, sino el hidrato de carbono refinado”, explica Moreno.

Según esta experta la demonización de las grasas, que siempre habían estado presentes en la alimentación, se inició en los años 50 por las investigaciones del doctor Ancel Keys sobre cómo la dieta influía en los niveles de colesterol que determinó los peligros de las grasas saturadas. Lo que Moreno trata de explicar en sus programas y en su libro recién publicado ‘Más bella y vital a partir de los 45’ es que no todas las grasas saturadas son malas, ni todas las insaturadas son buenas. “Para las personas especialmente preocupadas por el colesterol, es mucho más importante minimizar los alimentos con omega 6, que eliminar las grasas saturadas en su totalidad. Conocer tu perfil lipídico, saber si el mal llamado colesterol LDL tiene un perfil A o B, es mucho más importante que empeñar en bajarlo sin más”.

Para mantener una dieta saludable, los adultos deberían obtener del 20 al 35% de sus calorías diarias de las grasas, porque nuestro organismo las necesita para absorber las vitaminas A, D y E, que mantienen nuestros órganos y sistema inmunológico funcionando.

Los alimentos con mejores grasas

El consumo de grasas saludables es necesario además como fuente de energía que aumenta el bienestar, la alegría, la creatividad, el enfoque y propicia un estado de ánimo sereno y calmado. A nivel corporal, el aumento de la energía física y el rendimiento deportivo es notable. Además, recuerda la experta “al convertirse las grasas en la fuente de energía, se normaliza la glucosa en sangre y no existen picos de glucemia en sangre, con sus consiguientes altibajos de energía y ansiedad por comer”.

Por eso, no elimines sino que fomenta el consumo de:

• Frutos secos: Son semillas con mucha energía, que aportan grasas saludables, proteínas vegetales, fibra, minerales y antioxidantes. Estos nutrientes contribuyen a regular el metabolismo, a mantener la masa muscular, a favorecer la digestión y a proteger los huesos y las células. Se recomienda comer un puñado al día, sin sal ni azúcar.
• Aguacate: Es una fruta con mucha grasa, que contiene ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, omega-3 y omega-6, vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Se recomienda tomar tres aguacates a la semana, o medio durante tres días, puedes tomarlo en el desayuno o en ensaladas o en smothies. Tambien es excelente su aceite prensado en frío.
• Pescados azules: Son ricos en omega-3. Destacan el salmón, el atún o las sardinas. Se recomienda comer dos raciones por semana.
• Aceite de oliva virgen extra: Es el aceite más puro y saludable, que contiene ácido oleico, vitamina E y polifenoles, componentes que ayudan a reducir el colesterol y a prevenir el envejecimiento. Se recomienda tomar entre dos y cuatro cucharadas al día.
• Semillas: Son una fuente de grasas saludables, principalmente poliinsaturadas, que también aportan proteínas vegetales, fibra, lignanos, minerales y antioxidantes. Se recomienda consumir una o dos cucharadas de semillas al día, preferiblemente molidas o remojadas, las mas beneficiosas el lino y la chía. También la quinoa, que no es semilla es un semicereal.

Tampoco deberíamos olvidar que hay otros malos hábitos que nos hacen engordar e influyen en el deterioro cardiovascular, al final son los mismos que nos hacen envejecer: el estrés crónico, la oxidación, la inflamacion crónica y el consumo alto de azúcar.

Pero sobre todo hay un consejo de Ana Moreno que nos gusta mucho: no ser rígidas. “Lo importante no es hacer las cosas tan perfectas que sea imposible mantenerlo más de un día, sino cambiar el estilo de vida para siempre. Por eso, si un día nos excedemos no hay que alarmarse, lo importante es ser consciente y desear volver, porque sintamos que es lo que sienta bien a nuestro organismo”.

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