¿Hay una burbuja de la IA? Atención a Nvidia

Esta semana una sola empresa ha concentrado todos los focos, y toda la ansiedad, del mercado. Se ha escrito en la prensa económica que jamás se había visto nada igual en Wall Street. Quédense con este nombre: Nvidia.

Tras la publicación de sus cuentas el jueves, sus ganancias –de 12.285 millones de dólares– se dispararon un 769% frente al 225% de su revalorización en el mercado. Solo su valor bursátil ha batido los 2 billones de dólares, lo que equivale a casi dos veces toda la economía española. Ya es la sexta compañía más valiosa del mundo.

Esta empresa se ha convertido en el ejemplo de la bonanza de una tecnológica con un cuasi monopolio sobre los microchips para entrenar modelos de IA. Prácticamente se ha comido a Intel, tiene una tarjeta gráfica casi insustituible para la IA, y ya acapara más del 70% de su mercado. Nvidia no genera Inteligencia Artificial, pero construye todas las rutas para que terceras compañías puedan lograrlo y así las máquinas puedan hacer lo que hacen. Todo ello sin perjuicio de las preocupaciones políticas, normativas y sociales sobre el fuerte impacto de esta nueva tecnología en nuestro mundo tal y como lo conocemos.

Jensen Huang, co-founder and chief executive officer (CEO) of Nvidia, speaks during a media roundtable in Kuala Lumpur on December 8, 2023. (Photo by Mohd RASFAN / AFP)

Es una gran paradoja que en el epicentro del ‘boom’ de la IA esté una empresa de hardware, y no una de software: lo físico se impone. En un solo año, la empresa ha duplicado ventas. Su fundador y director ejecutivo, el taiwandés estadounidense  Jensen Huang, de 61 años, calcula que crecerán un 20% más este trimestre. La oportunidad de la IA es tan grande, asegura, que en tres años la inversión en chips en todo el planeta puede llegar al trillón de dólares.

El gigante de los chips se está haciendo de oro gracias al ‘boom’ de la IA, y solo es el principio

Una de las mejores descripciones de Nvidia se la he leído a un corresponsal económico de un diario de la competencia. Este analista comparaba la fiebre de la IA con la fiebre del oro de Sierra Nevada de hace casi 180 años. Entonces los que hicieron dinero no fueron los buscadores de pepitas, sino los fabricantes de las palas. Según esto, Nvidia está vendiendo las ‘palas’ a todas las empresas interesadas en hacer negocio con la IA, sea para mejorar la productividad, sea para aplicaciones generativas. Chips y más chips para modelos de lenguaje (ChatGPT, Claude), motores de recomendaciones (TikTok, Google), optimización de publicidad (Facebook, Instagram), compañías SaaS (Adobe), investigación biomédica, servicios de IA,… El potencial de negocio es colosal.

El mercado tiembla. Se teme otra burbuja como la que estalló hace 25 años con las punto.com americanas. Pero a tener de las cifras de Nvidia, no habrá tal burbuja: los casos de uso son reales, el producto, sólido, y los beneficios de Nvidia justifican la subida meteórica del precio de sus acciones. La mitad de los chips los vende a empresas en la nube y a otras de hosting especializadas en GPU, las unidades de procesamiento de datos. La otra mitad, a las grandes empresas… ¡y a los gobiernos! India, Francia, Canadá o países árabes ricos ya están creando modelos de lenguaje de propiedad pública.

Si esto no es una revolución, ¿qué es?