Creemos que Taylor Swift no es una agente del Pentágono, por mucho que digan los conspiranoicos

“¿Es Taylor Swift una psy-op del Pentágono?”, se preguntaba el presentador Jesse Watters en su programa de Fox News (dónde si no) durante el pasado 9 de enero. Es posible que esto sea la rutina diaria para el espectador medio de la cadena, pero comprendemos que tú tengas severas dificultades para entender de qué demonios están hablando. De modo que, con el altruismo que nos caracteriza, procedemos a explicar por qué gran parte de la esfera conspiranoica norteamericana está convencida de que la cantante y compositora podría formar parte de una operación secreta del Pentágono. Agárrate fuerte.

El término “psy-op” se aplica para describir coloquialmente ciertas tácticas de guerra psicológica destinadas fundamentalmente a la creación, desarrollo y puesta en circulación de un mensaje concreto entre una muestra determinada, en ocasiones sin que el destinatario sea ni siquiera consciente de que está siendo sometido a un proceso de inducción prácticamente invisible. En ocasiones, el Departamento de Defensa norteamericano ha aplicado estas técnicas de condicionamiento psicológico entre sus propias filas, como sin duda sabe cualquiera que haya leído Los hombres que miraban fijamente a las cabras (Ron Jonson, 2004), aunque el ejemplo más socorrido lo encontramos en el teniente coronel Bill Kilgore de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), espeluznantemente interpretado por Robert Duvall, y la forma en que se valía de la música de Wagner para infundir terror en el corazón del enemigo.

Con todo eso en la cabeza, consideremos a Taylor Swift, probablemente la estrella del pop más exitosa e influyente de nuestros días. En su programa, Watters se limitó a hacerse eco de una teoría de la conspiración que lleva semanas flotando por los rincones más excéntricos de X, la red social antes conocida como Twitter, según los cuales el Pentágono podría haberse puesto en contacto con la artista para, ehm, “influir en la población” a través de las letras de sus canciones. Si aceptamos esta chaladura, y realmente no deberíamos, hits como Anti-Hero o Lover contendrían mensajes en clave, quién sabe si subliminales, destinados a compartir dosis interesadas de desinformación ante una audiencia global. ¿Y a qué desinformación nos referimos? A la asociación de Taylor Swfit con Vote.org, una plataforma no partidista destinada a incentivar el voto joven, concepto que equivale a la obra de Satán en la mente de muchos comentaristas conservadores.

Según Fox News, una conferencia de la OTAN celebrada unos cuatro años atrás sirvió como pistoletazo de salida para una activación que, al parecer, ha resultado muy beneficiosa para ambas partes. “¿Alguna vez se han preguntado por qué o cómo su fama ha estallado de esta manera?”, preguntó Jesse Walter a su audiencia, probablemente asumiendo que, si él no había oído hablar de Swift antes de 2019, entonces es que nadie más lo ha hecho.

Después de que una cadena de una cadena de televisión por cable diese (de nuevo) carta de validez a la clase de conjeturas salvajes y sin fundamento alguno que uno esperaría leer en el Telegram de Alvise, el propio Departamento de Defensa estadounidense ha enviado un comunicado a Politico donde bromean sobre cómo no les queda más o menos que “sacudirse de encima” (en referencia a Shake It Off) esta teoría conspiranoica, mientras que Andrea Hailey, responsable de Vote.org, ha tuiteado que “no somos una psy-op ni un activo del Pentágono, sino simplemente la mayor plataforma independiente de Estados Unidos, ayudando a la gente joven a registrarse y emitir su voto”.

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Su nombre se traduce en inglés como “Spice Girls”, pero no escuches a Maustetytöt buscando *girl power*: su mezcla de tristeza, pesimismo y humor negro pertenece, más bien, a una película de Aki Kaurismäki.

Lo más ridículo de esta narrativa, de la que no dudamos que a la propia Swift le gustaría verse excluida, es que ni siquiera es original. De hecho, lleva en circulación desde tiempos de los Beatles, a quienes se acusó en su momento de haber sido un experimento sociológico obra de… ¡la Escuela de Frankfurt! Según Olavo de Carvalho, gurú ideológico de Bolsonaro, los Fab Four ni siquiera sabían tocar la guitarra cuando el filósofo neo-marxista Theodor Adorno los contactó para que tocasen una serie de canciones (con mensajes subversivos encubiertos) que él había escrito de su puño y letra. ¿Te emociona Let It Be? Agradéceselo a Adorno. ¿Alguna vez te has tarareado From Me to You? Pues ya sabes. La famosa foto de Elvis Presley y Richard Nixon en el Despacho Oval, tomada el día en que el Rey ofreció sus servicios al gobierno en la guerra contra los narcóticos, estimuló a la mente conspiranoica cual vertido de napalm, luego desde entonces toda su generación tiene su conspiranoia relacionada con el complejo militar-industrial-musical. Taylor Swift es solo su última actualización.