Miguel Dávalos, la pareja de Ernesto Pimentel en 'Chabuca', revela detalles: "La verdad absoluta solo la saben ellos dos"

Miguel Dávalos, la pareja de Ernesto Pimentel en ‘Chabuca’, revela detalles: “La verdad absoluta solo la saben ellos dos”

Miguel Dávalos, oriundo de la provincia de Barranca en el distrito de Pativilca, Lima, emprendió un viaje que lo llevó al sur del continente. Se trasladó a Chile, donde reside su madre, y durante algunos años laboró en el sector hotelero, en el que adquirió valiosas experiencias en turismo, gastronomía y organización de eventos para organismos del estado. Este periodo fue fundamental para su desarrollo profesional. En 2013, Dávalos retornó a Perú y, al año siguiente, en febrero de 2014, obtuvo un destacado segundo lugar en su ingreso a la Pontificia Universidad Católica del Perú, motivo por el cual decidió establecerse en Lima, donde ha vivido desde entonces.

En esa línea, el reconocido actor, quien interpreta al personaje de André Martín en la película ‘Chabuca’, compartió reflexiones profundas sobre el complejo proceso que implica su actuación. Con una carrera de casi dos décadas en la actuación, Dávalos destacó la importancia de la experiencia acumulada, tanto en teatro como en televisión, para comprender y ejecutar los matices del personaje. “Es un trabajo de mucha atención, estado de alerta y concentración”, explicó, y enfatizó que su formación actoral ha sido crucial para entender los arcos y giros dramáticos del guion. Para descubrir más detalles sobre la carrera de este actor, no te pierdas la siguiente nota de La República.

ANTE EL ESTRENO DE LA PELÍCULA ‘CHABUCA’

—Coméntanos tu experiencia al interpretar tu personaje en ‘Chabuca’, quienes algunos lo comparan con Alex Brocca.

—Mi personaje se llama André Martín. Me basé netamente en el guion para poder abordar mi trabajo, lo que constituye mi primer pilar en este proceso de descubrimiento. Son casi 30 años de vida a lo largo de la película, entonces es imposible retratar la realidad tal cual en menos de dos horas. Se trata de una ficción. Esto nos permite abrir un abanico de posibilidades basándonos en los hechos reales, porque no es un documental, es una película.

—¿Cómo dominas las escenas de la realidad a la ficción al momento de salir en las cámaras?

—Saber ecualizar todos estos niveles interpretativos. Todos esos canales de comunicación, como te digo, tanto emocionalmente, como a nivel de palabra y también de acciones física para poder engranar todo y que el resultado sea favorable, que pueda vibrar con el público, que puedan empatizar, que pueda tocar el corazón del espectador; en eso baso mi trabajo. Son horas de entrenamiento, son horas de lectura; muchas son horas de ver buenas películas, de observar referentes también. Entonces, con esto te digo que hay muchas ‘capas’ de comunicación en la interpretación de una escena y a lo largo de una película.

—¿Qué desafíos enfrentaste al interpretar el personaje (André Martín)?

—Hay una escena muy fuerte e importante: un plano secuencia donde revelo la enfermedad a Ernesto. Es un solo tiro de cámara que nos sigue y marca un momento muy duro para ambos personajes. Repetimos esta secuencia quizás más de 10 veces, incluso hasta 15, y todas debían estar al mismo nivel que requería la situación. Si había fallos o repeticiones, se debía a cuestiones técnicas o porque no todos estábamos sincronizados; tal vez la cámara se reflejaba en uno de los espejos o entraba un boom o estaba fuera de foco, así que teníamos que cortar y repetir la secuencia. Todo el equipo, actores, técnicos y luminotécnicos, debíamos estar en perfecta armonía sin salirse del compás. Como actor, debo estar al servicio de la escena. Si adopto una actitud negativa, es perjudicial para la película. Lo mejor que puedo hacer es concentrarme, mantenerme tranquilo y sereno, y escuchar a mis compañeros y al equipo para saber cuándo entrar, cuándo derramar una lágrima, cuándo entra otro personaje o cuándo debo volver. Todo es como un trabajo de cirujano, por así decirlo, muy minucioso y detallado.

—Antes de encarnar al personaje, ¿investigaste sobre él?

— Abordo mi trabajo de la misma manera que los demás proyectos que he realizado y sigo realizando con mucha disciplina, empeño, responsabilidad y con mucho respeto también. Este personaje, creo yo, habita en un contexto bastante violento y perjudicial. Investigando sobre el contexto, preguntando y cuestionando, sobre todo teniendo como referencias numerosos testimonios de personas que vivieron en esa época, puedo hacer lo que hago en la película, la cual, afortunadamente, ha tenido también un buen recibimiento. Es un trabajo en conjunto: si bien doy la cara y estoy físicamente frente a la cámara, dándole voz, vida y verdad al personaje, es un trabajo en conjunto.

Miguel Martín Dávalos Álvarez​ actor peruano, reconocido por su rol estelar de Manuel Vásquez ‘El Gato’. Foto: Miguel Dávalos

—¿Qué opinas sobre toda esta polémica de que las personas relacionan la vida real de Ernesto Pimentel con el personaje que has interpretado?

—Bueno, hacer cine es parte de este proceso. Lo hacemos no sólo para entretener, sino también para sacar a la gente de su zona cómoda, igual que en el teatro. Aquellas personas que quizás no conocían o no se interesaban en el tema han podido indagar y salir de su zona cómoda para entender y cuestionar más, y ese es precisamente el propósito del cine: mover a la gente, a las masas, a la sociedad, visibilizar lo invisible. Me parece ‘bacán’ lo que está sucediendo y lo agradezco mucho porque la película está teniendo un impacto significativo, esto no es ni bueno ni malo, simplemente es el impacto que está generando. Lejos de los temas controversiales o sensacionalistas que podrían atribuírsele, creo que es una película bien realizada que deja a los espectadores satisfechos, independientemente del interés particular que los lleve al cine. Más allá de cualquier polémica, la película también está posicionando al gremio cinematográfico peruano en un lugar destacado. Al verla, te das cuenta de que no tenemos nada que envidiar a las producciones extranjeras, al contrario, estamos en el mejor momento para apostar por coproducciones internacionales.

—Han surgido muchas revelaciones en todos los medios, incluyendo TikTok, especialmente sobre ese libro tan conocido que, entre otras cosas, relata aspectos algo privados. ¿Has tenido la oportunidad de leer ese libro?

—Me he topado con links para descargarlo, pero por lo general yo no entró a links de desconocidos; sin embargo, si una fuente confiable me lo entrega, sí lo leería. Lo que sucede en TikTok y otras redes sociales me parece maravilloso porque es parte de la revolución digital que estamos atravesando. Nuestra generación tiene la información al alcance de la mano, lo que permite expresar opiniones sobre temas que podían parecer lejanos. Antes, la información venía principalmente de la televisión, pero ahora recibimos información de múltiples fuentes, y a la vez podemos expresar nuestras opiniones al respecto. Esto me parece un ‘golazo’ y es parte de la revolución digital, así como de los tiempos modernos que estamos viviendo. En cuanto a las historias de pareja, siempre hay diversas formas de contarlas. En este caso, la película cuenta desde el punto de vista de Ernesto, mientras que el libro, como lo comentaste, cuenta desde el punto de vista de la otra persona. Entonces, ¿quién tiene la verdad? La verdad absoluta solo la saben ellos dos que vivieron en ese momento. Todo lo demás está basado en interpretaciones y supuestos.

Actualmente Miguel Dávalos actúa en ‘Los otros Concha’, programa emitido en América televisión. Foto: Miguel Dávalos

EXPERIENCIA ACTORAL

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando como actor de tv?

—Vengo trabajando con Michelle Alexander, Del Barrio Producciones, desde el 2017. En 2018, hago mi primera novela con personaje fijo. Desde ese momento hasta adelante, afortunadamente, todos los años he estado trabajando junto a ella y al canal 4; ésta ya es la quinta o sexta producción que hacemos; y estoy muy contento, en verdad, con el recibimiento del público y la empresa en sí: con el equipo entero de técnicos y el equipo de producción hemos logrado llevar por buen puerto el trabajo en conjunto.

—¿Qué te atrajo inicialmente para convertirte en actor?

—Me dedico a las artes escénicas desde muy niño. Practico danzas folclóricas peruanas desde los 3 o 4 años, hago teatro desde los 10 años en el colegio, en la parroquia y en varios lugares durante mi etapa escolar, en festivales por todo el país. He estado en Cerro de Pasco, Huaraz y Chancay participando en el Festival de Teatro Escolar. Y en mi adolescencia decidí dedicarme por completo a esto como un oficio, ésta es mi vocación.

—¿Hay algún actor o actriz que admires particularmente y que haya influenciado en tu trabajo?

—Mis principales maestros, que son Alberto Isola y Alejandra Guerra. Ellos me enseñaron en la Universidad Católica, donde estudié actuación desde el 2014. Alejandra fue mi primera maestra de actuación y Alberto también por un par de años, luego tuve la oportunidad de trabajar con ellos, hicimos un montaje profesional junto a la facultad y al equipo del Centro Cultural. Ambos son referentes para mi carrera y han sido importantes para desarrollar mi oficio con disciplina.

—¿Cuál fue el proceso más complicado que enfrentaste y que no pudiste resolver de inmediato durante tu preparación actoral?

—Todos los procesos tienen viajes distintos, tanto las obras de teatro como las grabaciones y la vida personal también. Quizás lo más complicado es organizar los tiempos, porque a veces estos horarios determinan si puedes o no estar en proyectos y puede dar un sinfín de consecuencias, tanto perjudiciales como propicias para que se materialicen los proyectos. Aquí entra a tallar el poder de decisión y el saber hacerse cargo de lo que uno decide. En verdad, al final te entregas y respondes al destino, a la suerte o al tiempo, porque en el fondo sabes que cada historia te abre puertas. Mientras exista conciencia del flujo, se pueden hacer mejor las cosas.