La trampa del fundador de Porsche para sacarse el carné de conducir

Ferdinand Porsche es una figura icónica de la historia de la automoción. Fue quien, junto con su hijo Ferry Porsche, fundó la marca alemana y, como suele decirse, el resto es historia.

Al mismo tiempo que su padre se abría camino en mundo de la automoción, Ferry Porsche desarrolló muy pronto su pasión por los automóviles y dio pasos adelantados en su relación con los coches, como demuestra la edad a la que se sacó el carné de conducir.

Nació el 19 de septiembre de 1909 en la ciudad austríaca de Wiener Neustadt, y desde pequeño fue a todas partes con su padre, lo que incluía paseos interminables por la fábrica Austro-Daimler. Esa fue su primera toma de contacto con el mundo del motor.

De manera intuitiva, el avezado joven se familiarizó con los conceptos de la industria. Entendía las conversaciones y debates que se establecían entre los ingenieros de la empresa y de manera natural aprendió a interpretar los diseños técnicos.

Además, como es lógico para alguien de esa edad y con inquietudes, el interés no se quedó solo en el aspecto teórico, sino que muy pronto pasó al terreno práctico, presentándosele la oportunidad de moverse en coche desde muy niño.

Tenía 11 años cuando le regalaron por Navidad el primer coche. Y no fue un automóvil cualquiera. Fue un modelo único encargado por su padre, Ferdinand Porsche, quien ya era director general en Austro Daimler. Montaba un motor de cuatro tiempos de 3,5 CV y tenía un cambio de dos velocidades.

Ferry Porsche.

Según parece, no tardó mucho en hacerse con él y al poco tiempo ya dominaba su conducción. Sin embargo, lo realmente llamativo es que tampoco tardó mucho en dar con soluciones para mejorarlo: encontró la manera de compensar la ausencia de diferencial, incorporó bujías de competición y mejoró el coeficiente de fricción del embrague de cono de cuero añadiéndole arena.

El prodigio, igual que hiera su hermana mayor, Louise, compitió en competiciones automovilísticas infantiles desde que era muy pequeño, en parte porque en Austria no hacía falta tener carné ni permiso de circulación para ello.

Sin embargo, cuando la familia se mudó a Stuttgart en 1923, la cosa cambió, y es que la edad legal para sacarse la licencia de conducción era de 18 años. Como es lógico, las autoridades alemanas se negaron a darle el carné a un niño de 13 años, pero a pesar de ello Ferry se salió con la suya antes de tiempo. Se hizo con él a los 16, dos años antes de lo legalmente establecido.