¿Keanu Reeves hizo plagio? Este cómic de los 90 podría ser la prueba definitiva
Marcando a la generación de aquel momento y a las siguientes con su legado Matrix llegó en 1999 como un ícono de la ciencia ficción que hasta el día de hoy tiene una huella importantísima en la cultura pop. Su estética, los cuestionamientos filosóficos y los efectos especiales que las hermanas Lilly y Lana Wachowski imprimieron en la historia de Neo son utilizados como un ejemplo de revolución al día de hoy.
Sin embargo, la trama tuvo que haber nacido de alguna idea ¿no? Si bien es cierto que el fenómeno cultural protagonizado por Keanu Reeves sigue la estética de otras grandes producciones con aire post punk como Blade Runner y Ghost in the Shell, parece que la verdadera matriz de esta creatividad pudo haber salido del comic Los Invisibles.
Grant Morrison fue el creador de esta historieta lanzada entre 1994 y 2000 con la intención de crear algo llamado “hipersígilo”, una especie de ritual mágico a gran escala que podría cambiar la realidad. Para el también guionista de Brave New World, Los Invisibles era un modo de cambiar el mundo a través de la ficción; su historia pretendía hacer visibles los mecanismos negativos entre los que vivimos para que la humanidad fuese consciente de la realidad que la mantiene atada.
El parecido y el choque autoral entre las historias
Además de la esencia filosófica de hacer que el público se cuestione la realidad en la que vive, uno de los rasgos más similares que comparten Los Invisibles y Matrix es la relación entre los personajes que son el motor de la trama. En el comic es King Mob quien guía a Jack Frost en su despertar y en su desarrollo como líder de la revolución, una relación que tiene su propio espejo con Morfeo (Laurence Fishburne) quien despierta a Neo (Reeves) y sirve de guía en su camino para convertirse en el Elegido.
En ambos casos se trata de un mentor y su pupilo quienes son guiados a un oráculo para descubrir su destino y al descubrir la verdad, decidan qué hacer con ella. Incluso el cambio de nombre entre la realidad anterior y una nueva lleva la misma justificación para ambas historias: un invisible no puede usar el nombre por el cual se identificaba antes de conocer la realidad.
Además, ambas obras tienen personajes capaces de romper los límites biológicos del ser humano, los viajes a través de dimensiones y las escenas de acción conducidas por el kung fu. Pero si nos detenemos a lo puramente visual también encontraremos que el estilo de los personajes creados por Grant Morrison tiene todo el aire que después las directoras de Matrix recargado imprimieron en sus películas especialmente con Morfeo.
Por todo esto y más el autor escocés, sin ser citado en los créditos, sin darle ninguna clase de ganancias secundarias de la cinta, considero que las hermanas Wachowski le debían ese reconocimiento. Especialmente hizo mención de esto en una entrevista con Suicide Girls cuando dijo que ambas directoras otorgaron a todos los miembros de la producción dos libros para leer como referentes imprescindibles de la misma que serían Cultura y simulacro, de Jean Baudrillard, y Los Invisibles.
Desde la estética, la narrativa y los elementos filosóficos ambas obras guardan numerosas similitudes y aunque las también directoras de El destino de Júpiter nunca han confirmado de forma oficial que el cómic de Grant Morrison sirvió como base o inspiración, las probabilidades son altas. En cualquier caso, el cómic que comenzó a publicarse 5 años antes de la llegada de Matrix tanto como esta cinta son ambos referentes imperdibles para la ciencia ficción en sus respectivos campos.