El largo camino de la familia de Nancy Mestre para obtener justicia

El feminicida, Jaime Saade, fue extraditado este jueves desde Brasil, donde se escondía hace tres décadas de las autoridades colombianas que lo condenaron a 27 años por el feminicidio de Nancy Mestre, perpetrado en 1994. Así fue el largo recorrido de la familia de la víctima para obtener justicia.

Jaime Saade fue extraditado a Colombia y se enfrenta a una condena de 27 años.

Por fin. Treainta años tuvieron que pasar para que las autoridades colombianas capturaran al feminicida de Nancy Mestre, un crimen perpetrado en enero de 1994, en Barranquilla. Al medio día de este 11 de abril, el asesino quedó en manos de Migración Colombia, la Fiscalía General y la Policía, ya que en su contra hay una condena de 24 años de prisión por el feminicidio de Nancy Mestre. Saade fue capturado en mayo de 2023 en Brasil, meses después de que el Tribunal Supremo Federal de Brasil autorizara su extradición a Colombia y confirmada el pasado mes de octubre.

Aunque había sido condenado en 1996 a 27 años de cárcel por el feminicidio, el mismo Tribunal de Barranquilla le rebajó la condena a 24 años al estudiar una solicitud de la defensa y concluir que las leyes colombianas sufrieron algunos cambios con el paso de los años por lo que se debía ajustar la pena. Saade estuvo bajo la lupa de las autoridades colombianas prácticamente desde que cometió el crimen. Una fiscal lo llamó a juicio por los delitos de homicidio y acceso carnal violento, pero su familia, en su defensa, dijo que Nancy Mestre pudo haberse suicidado.

No obstante, las pruebas presentadas en el juicio determinaron que la joven no había accionado un arma de fuego, sino, por el contrario, que fue Saade quien la abusó sexualmente y la mató de un tiro en la cabeza. Con los antecedentes en Colombia, huyó y vivió en Brasil durante todos estos años bajo el nombre de Henrique Dos Santos Abdala, haciéndose pasar por un médico. Para dar con su paradero fue fundamental el papel del padre de Nancy Mestre, Martín Mestre. Como un detective le siguió el rastro a Saade en el extranjero. Sin su investigación, hoy Saade no estaría en manos de la justicia colombiana.

De su propia voz, Martín Mestre cuenta que todo sucedió en la madrugada del 1 de enero de 1994, cuando su hija salió de casa a la 1:00 a.m en compañía de Jaime Saade con la condición de volver a las 03:00 a.m del mismo día. Sin embargo, amaneció y su hija no regresó a casa. Martín Mestre salió a buscarla la mañana del mismo 1 de enero. “La busqué en diferentes sitios y no la encontré. Por último fui hasta la casa de Saade y encontré a su madre limpiando la casa”, relató el padre detective a este diario en 2020. Mestre, sin embargo, no se percató que la mujer estaba limpiando manchas de sangre. La mamá de Saade le dijo que su hija se encontraba en la Clínica del Caribe porque había sufrido un accidente.

El panorama para Martín Mestre se hizo más sombrío porque en el centro médico encontró al papá de Saade, quien le dijo que su hija se había suicidado. “Yo no le creí nada y le contradije”, contó. Las versiones de los padres de Saade se cayeron por su propio peso. Cuando arrancó la investigación, las autoridades señalaron que Nancy Mestre había sido violada y maltratada. “Mi hija luchó porque las uñas las tenía desgarrada y sus partes íntimas tenían maltratos”, cuenta su papá. A partir de ahí, Saade salió del país y no se volvió a saber de él. Solo fue el olfato de Martín Mestre, y su empeño por hacer justicia por su hija, quien logró ubicarlo.

La búsqueda de Saade se concentró en Brasil por un dato: el feminicida tenía un hermano en ese país. Sin embargo, la búsqueda era difícil ante la inmensidad de esa nación. Luego de apoyar las labores de inteligencia con la Policía y la Interpol, lograron establecer que el feminicida se encontraba en Belo Horizonte, al sureste de Brasil. Las labores de investigación llevaron a las autoridades a identificar en esa ciudad a un médico, con un parecido físico muy similar al de Saade, que se identificaba con el nombre de Henrique Dos Santos. En 2019, luego de haber tomado una huella dactilar que quedó impregnada en un vidrio, las autoridades confirmaron la identidad del criminal.

La familia Mestre pensó que su ubicación era el fin de su lucha. La realidad fue otra: tuvieron que esperar otros cinco años para verlo ante la justicia. En 2019, Saade fue capturado por portar una identificación falsa y su extradición quedó en el limbo, pues el Supremo Tribunal Federal de Brasil (lo que en Colombia es la Corte Suprema de Justicia) se negó a aprobar el envío de Saade a Colombia. Solo fue hasta el pasado abril de 2023 que las autoridades, de nuevo ante la insistencia de Martín Mestre, que la justicia volvió a estudiar el caso y aprobó la extradición del feminicida bajo una sola condición: que no podía ser condenado por el delito de acceso carnal violento, ya que el delito había prescrito.

La extradición tardó un año más en concretarse, entre asuntos burocráticos de las autoridades de los dos países que casi manda todo al traste, ya que las autoridades colombianas se demoraron en responder a la justicia brasilera sobre si aceptaba las condiciones de extradición. Con todos los papales en orden, Saade fue embarcado en un avión de regreso a Colombia este jueves 11 de abril y, hacia mediodía, no le quedó otra salida que darle la cara a la justicia que esquivó durante 30 años, y a Martín Mestre, el detective con dolor de padre que no descansó un día de su vida en encontrar al asesino de su hija.

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