Iñaki Piñuel, psicólogo: “El niño que no recibe amor incondicional carecerá del combustible emocional para afrontar la adolescencia”

Una madre juega con su hijo en la cama.

Suele decirse que cuando nace un bebé, nace también una madre. Esta madre ejercerá su papel de la mejor manera que sepa y lo hará mejor o peor dependiendo de las circunstancias que haya acumulado y vivido hasta entonces —la figura de la madre representa un papel fundamental en la psique humana—. Iñaki Piñuel (Madrid, 58 años) es doctor en psicología, ensayista, investigador y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid. Sus publicaciones y numerosos libros, así como su canal de YouTube (en el que acumula casi 300.000 suscriptores), hablan mucho de la importancia del apego seguro en la infancia, o de la ausencia de este, para tener en la vida de adulto una relación mentalmente sana con los demás.

“Somos mamíferos y eso condiciona el futuro del bebé de acuerdo con sus primeras relaciones con su madre. Este internaliza la relación buena o mala con ella, configurando su futura resistencia a malos tratos o injusticias”, explica Piñuel. Para el también fundador del Instituto Iñaki Piñuel —institución que lleva más de 25 años tratando psicológicamente a víctimas de acoso y abuso narcisista y psicopático—, el niño bien tratado y cuidado con consistencia materna tiene verdaderos anticuerpos contra los abusos.

PREGUNTA. Usted asegura que no ha tratado un solo paciente con trauma que no haya tenido una madre con falta de figura de apego seguro.

RESPUESTA. No se ven apenas pacientes psicológicos con experiencias de bases seguras de apego. Cuando este no es seguro, genera un mecanismo de repetición en todas y cada una de las relaciones con las figuras de apego en la etapa adulta, muy especialmente en la relación de pareja, creando una compulsión de repetición y un patrón de relaciones tóxicas o entrampamiento amoroso que es necesario identificar y cortar lo antes posible mediante la psicoterapia especializada. Es lo que yo denomino en uno de mis libros Las trampas del amor.

P. ¿Por qué la madre y no el padre?

R. Como mamíferos evolucionados establecemos un vínculo muy especial con la madre durante los nueve meses de embarazo, en los que el niño comparte todas las emociones de ella por vía placentaria, y después durante el período de lactancia. Es el período más crítico de la vida de cualquier ser humano. Si algo se tuerce, quedará torcido para siempre.

Iñaki Piñuel es psicólogo, ensayista, investigador y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid.

P. ¿Qué es ese amor incondicional del que usted habla?

R. Se trata de algo biológico y emocional que la madre ofrece de manera instintiva al recién nacido y que el bebé espera por defecto. Cuando esa conexión no se produce, comienzan los problemas. El niño necesita recibir esa experiencia emocional de ser querido por sí mismo sin condiciones, para después en la adolescencia tirar de ese reservorio emocional del pasado y construir el amor racional a sí mismo, esto es, su autoestima.

P. ¿Cuáles son las bases del apego seguro de la madre al bebé?

R. John Bowlby —psicoanalista inglés, notable por su interés en el desarrollo infantil y sus pioneros trabajos sobre la teoría del apego— señala que el objetivo del sistema de apego humano es hacer sentir al niño seguridad. La presencia de las figuras parentales debería hacerle sentir seguro al niño si todo va bien. La ansiedad, la incertidumbre y el miedo se ven reducidos por la confianza en la disponibilidad y accesibilidad. Mary D. Salter Ainsworth —psicoanalista estadounidense— señala que quienes no son capaces de establecer apegos seguros durante su infancia con sus padres tienden a buscar figuras de apego sustitutivas.

P. Según el método de Estivill, a los seis meses el niño debe dormir solo, en su propia habitación, con la luz apagada y sin llorar cuando sus padres deciden dejarle. ¿Qué provoca este hábito en ese niño?

R. Produce un sistema de apego evitativo o ansioso y un niño que ha quedado convencido siendo un pequeño bebé de que el mundo es algo hostil, frío e impredecible, o bien de que el mundo es algo de lo que no cabe esperar nada bueno. Todo un preludio de todo tipo de problemas para el futuro adulto y para la sociedad. Una verdadera forja de problemas sociales.

P. ¿Cuáles son las consecuencias de no tener ese apego seguro?

R. Los niños sometidos al devastador proceso de no haber podido apegarse de un modo seguro en un momento crítico para su desarrollo psicológico por tener un progenitor psicológicamente indisponible o físicamente inexistente quedan comprometidos de por vida a bregar. Se ven en la obligación de tener que salir adelante con un sistema de apego averiado por el daño que se le ha infligido a su capacidad de vincularse. El poder de los adultos de proporcionar una base segura a sus hijos supone un contrato biosocial básico entre ambas partes. Este contrato se rompe cuando estos, en lugar de una base segura de apego y refugio, producen en sus hijos una herida formidable y generan el trauma por abuso, abandono o maltrato. Los abusos abarcan un amplio espectro en la perversión del sistema de apego del niño. Tradicionalmente, se entiende bien cómo los abusos sexuales y el castigo y la violencia física causados a los niños pequeños a manos de sus figuras de apego producen en ellos el trauma. Siempre que un niño es utilizado para algo y este no es percibido como un fin en sí mismo, se produce una violación del alma infantil.

P. ¿Cómo termina saliendo en la adolescencia la carencia del apego seguro?

R. El niño que no recibió amor incondicional se ve privado del combustible emocional que necesita para salir adelante en la adolescencia y aprender a cuidar de sí mismo.

P. ¿Por qué estos niños son la presa idónea para psicópatas, narcisistas y abusadores?

R. Una vez fijados esos patrones, acompañarán al niño por el resto de su vida, haciéndolo vulnerable al abuso psicopático y narcisista adulto. Liberar a la persona de esa compulsión de repetición identificando el obstáculo es el objetivo a trabajar con víctimas de psicópatas, narcisistas y otras malas hierbas. Es crucial ayudar a entender a la víctima su propia inocencia desde la explicación técnica de cómo funciona el mimetismo y las neuronas espejo en materia de deseo y como se activa el skandalon [un obstáculo con el que uno se tropieza sistemáticamente]. Una vez comprende cómo funciona miméticamente el encadenamiento al obstáculo o apego al perpetrador, la víctima puede entenderse a sí misma no como autora culpable de extraños procesos inconscientes, sino como inocente por haber sido escandalizada por adultos que no cuidaron de ella y que perpetraron sobre ella todo tipo de abusos. De ese modo se le puede ayudar a salir rápida y eficazmente de ese patrón.

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