Horner prepara la era post-Newey para evitar el colapso de Red Bull
El paddock de Miami se va llenando poco a poco. No se habla de predicciones para el fin de semana de carreras, ni del jet lag o del mercado de pilotos: el tema es, por supuesto, el divorcio entre Adrian Newey y Red Bull. Hay dos frentes, el futuro del ‘Genio’ y el del equipo campeón del mundo, pero sorprendentemente es el segundo tema el que tiene más peso.
Christian Horner ha actuado por adelantado, renovando el contrato de Pierre Waché con (según los rumores) un importante ajuste en su salario. El ingeniero francés, de 49 años, ocupa el cargo de director técnico de la escudería desde 2018, y si en los primeros años su interlocutor era Newey, desde hace tres temporadas reporta directamente a Horner.
Pierre Wache, dt Red Bull Racing, con Helmut Marko
Pierre Wache, dt Red Bull Racing, junto a Helmut Marko.
Foto de: Mark Sutton / Motorsport Images
Según varios ingenieros de equipos rivales, Red Bull no sufrirá mucho a corto plazo. El equipo Waché, que incluye al jefe de aerodinámica Enrico Balbo, además de Craig Skinner, Ben Waterhouse y Paul Monaghan, garantizará la continuidad hasta finales de 2025.
La prueba más importante llegará dentro de dos temporadas, y Red Bull tendrá que pasarla sin la persona que en los momentos clave ha demostrado ser un inestimable valor añadido, el asistente ilustrado capaz de desenredar complicadas madejas.
El gran reto que aguarda a Horner y su equipo es no desmoronarse como las anteriores escuderías abandonadas por Newey. Tal fue el caso de Williams, que quedó huérfana del “Genio” en 1996 debido a la actitud del propietario Frank y del director técnico (y socio del equipo) Patrick Head. Ambos eran reacios a reconocer el alcance del trabajo de Newey, y Ron Dennis no tardó en salir al paso de esas grietas convenciendo a Newey de que McLaren sería la oportunidad para su consagración.
Durante las ocho temporadas siguientes, Newey estuvo a la altura de las (altas) expectativas, pero ni siquiera en esta ocasión el propio Dennis fue capaz de reconocer plenamente la importancia de su trabajo en el regreso a la victoria mundial con Mika Hakkinen. De ahí el divorcio. Como en el caso de Williams, la marcha de Newey coincidió con un lento declive en McLaren, abrumado por el caso de espionaje y con la única excepción del título mundial conseguido por Lewis Hamilton en 2008.
Para Dennis, el fichaje de Newey por la recién creada Red Bull fue un shock, una elección que sólo justificó por la enorme oferta económica que le puso sobre la mesa Dietrich Mateschitz, el difunto mecenas del grupo austriaco. Como recordó Newey en varias ocasiones, Dennis también renunció al periodo de esper, ya que no veía en Red Bull una amenaza para McLaren. Casi veinte años después, la situación es similar: Newey dejará Red Bull al final de la temporada con libertad para estar operativo en otro equipo a partir del 1 de enero de 2025.
Pero las similitudes no se limitan al periodo de espera. Frank Williams, Ron Dennis, y ahora Christian Horner, han puesto al equipo, y probablemente también a sí mismos, por delante del hombre Newey, un genio indiscutible pero probablemente también poco manejable a la hora de asignar el mérito del éxito.
Max Verstappen, Red Bull Racing
Max Verstappen, Red Bull Racing
Foto de: Steven Tee / Motorsport Images
El escándalo Horner probablemente ha acelerado las cosas, pero los primeros rumores de una relación cada vez más fría (entre Horner y Newey) se remontan exactamente a un año atrás. Rumores que parecían fuera de lugar ante la habitual ducha de champán bajo el podio y no menos de 21 fotos de grupo de celebración en 2023.
Ahora que el divorcio se ha consumado de verdad, Horner ha puesto sobre la mesa la visión de Red Bull Racing 2.0, un grupo que estará sin la persona que ha jugado un papel crucial en todos los éxitos del equipo hasta la fecha, con una unidad de potencia de fabricación propia y probablemente (a partir de 2026) también sin Max Verstappen y Helmut Marko.
Un ‘all-in’ total, el de Horner, apoyado por Chalerm Yoovidhya, propietario del 51% del grupo Red Bull, pero con bastantes enemigos esperando al director del equipo si 2026 resulta ser un fracaso. Será una dura prueba, más dura incluso que la que le esperaba a Horner en 2005, cuando siendo un neo-director de equipo de 32 años tuvo que convertir una idea de una empresa de bebidas energéticas en un proyecto ganador. Hace veinte años había tiempo y no había presión, a partir de ahora será exactamente lo contrario.
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