Diferencias y similitudes entre '¡Viven!' y 'La sociedad de la nieve' que debes saber

Cuando se supo que Bayona abordaría, en su próxima película, la conocida como la Tragedia de los Andes, se formaron de inmediato dos frentes: el de aquellos que creían que esta historia ya se había manoseado hasta la extenuación (¡Viven! ni siquiera es la primera versión cinematográfica, sino Supervivientes en los Andes, de 1976), y el de los que confiaban en que la pericia del cineasta catalán, sumada al músculo económico de Netflix, se tradujera en un relato a la altura de un acontecimiento con semejante potencial. A juzgar por las opiniones vertidas sobre la representante de España en los Óscar, llevarían razón estos últimos.

Con motivo del estreno, el pasado 4 de enero, de La sociedad de la nieve en Netflix, y tras pasar de manera fugaz por algunas salas del país, se ha producido un regreso totalmente previsible: ¡Viven! ha vuelto a la vida. La película dirigida por Frank Marshall en 1993, disponible en Movistar Plus+, está siendo revisada (o descubierta) en busca de un juicio definitivo sobre qué narrador se aproximó con mayor acierto al trágico milagro de los Andes. Repasamos las diferencias y similitudes entre ambas.

Dos fuentes distintas

Aunque el suceso que las inspira es, por razones evidentes, el mismo, Bayona y Marshall no tomaron como referencia el mismo texto, ya que, si ¡Viven! adapta la novela homónima de Piers Paul Read (publicada apenas dos años después del accidente aéreo), Bayona se ha basado en el libro La sociedad de la nieve, del uruguayo Pablo Vierci, que llegó a las librerías en 2008.

Uruguayos angloparlantes y estrellas de cine

El pasaje del vuelo 571 estaba compuesto por 40 personas, de las cuales 19 eran jugadores de rugby del Old Christian Club, un equipo de la ciudad de Montevideo. El resto eran familiares, amigos, tripulantes y personas vinculadas al club. Es decir: parece improbable, como muestra ¡Viven!, que el inglés fuera el idioma dominante en el avión, y que las pieles de los accidentados fueran de un blanco inmaculado. En La sociedad de la nieve (y a diferencia de la estrategia del mismo Bayona en Lo imposible), se ha respetado la nacionalidad y lengua de los auténticos pasajeros.

Una ojeada al reparto brinda otra de las fricciones entre ambas producciones, ya que, mientras ¡Viven! estaba protagonizada por Ethan Hawke y narrada por John Malkovich, el elenco de La sociedad de la nieve está compuesto por actores poco experimentados y casi desconocidos, para los cuales el título de Bayona es su carta de presentación colectiva.

La voz de la montaña

Quizá una de las diferencias más llamativas sea la relativa a la designación de un narrador. También, una de las más relevantes en el desarrollo de la propia película, con lo que si aún no has visto La sociedad de la nieve, te recomendamos que dejes de leer. En ¡Viven!, el narrador es Carlitos Páez, uno de los supervivientes, al que da voz John Malkovich y rostro (la mayor parte del tiempo) Bruce Ramsay.

En cambio, La sociedad de la montaña está narrada por Numa Turcatti, que pereció en los Andes. Así, la película de Bayona se hermana con cintas como American Beauty o El crepúsculo de los dioses (y la española Concursante, de Rodrigo Cortés) o con novelas como Pedro Páramo en el uso del narrador de ultratumba.

El telefilme contra el despliegue de Netflix

¡Viven! fue la obra de Frank Marshall, director de la segunda unidad de películas como Indiana Jones en busca del arca perdida que, al dar un paso al frente, demostró que no era precisamente Spielberg al firmar obras como Aracnofobia. A pesar de sus limitadas destrezas, ¡Viven! es un título correcto y solvente, rayano en el telefime, que da cuenta de la tragedia de los Andes sin alardes y con una dirección invisible, que ni es ni pretende ser memorable.

La sociedad de la nieve es, como señalan sus múltiples defensores, algo muy distinto. Bayona demuestra en su último largometraje por qué Guillermo del Toro y Spielberg han seguido sus pasos desde que debutara en El orfanato, y convierte el Valle de las Lágrimas en un parque de atracciones visual, entre lo espectacular y lo espectacularizado, en el que la factura de Netflix queda justificada en todo momento.

Los hombres y el grupo

El punto de vista de ambas producciones abre una brecha entre ellas, ya que ¡Viven! apuesta por retratar las diferencias entre cada uno de los pasajeros del vuelo 571 (el valor de Páez, la resistencia de Parrado o la discreta astucia de Roy), y La sociedad de la nieve los funde en una masa uniforme que, por una parte, dificulta su individualización (¿por qué es Numa tan querido por sus compañeros, si no formaba parte del equipo y la mayoría no lo conocía?) y, por otra, refuerza la idea de fratría alpina que anida en el corazón de la película. ¿Quiénes fuimos en la montaña?, se pregunta el narrador al comienzo. Uno solo, vendrá a decir Bayona.

Unos asesores con conocimiento de causa

Las singularidades de ¡Viven! y La sociedad de la nieve cesan cuando se tiene en cuenta que los dos títulos han contado con la ayuda de los auténticos supervivientes del vuelo 571. Aunque en la película de Bayona, esto queda más subrayado (incluso se los puede ver, a modo de cameo, en varias escenas), el largometraje de Marshall recurrió a Nando Parrado, que defendió las licencias que la película se toma porque narrar la historia “exactamente como fue habría sido imposible de filmar e imposible de ver”.

La sociedad de la nieve pone a prueba esta afirmación de Parrado (que aparece en un fotograma, abriéndole la puerta a su homólogo en la ficción) y recrea, con una fidelidad sorprendente, lo ocurrido en la montaña: a diferencia de ¡Viven!, ha mantenido, por ejemplo, todos los nombres reales de los pasajeros.

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